


Por su parte el Centro Municipal de Cultura dejó inaugurado la semana pasada tres muestras de muy buen nivel.





Hortalizas en conserva, dulces y otros productos elaborados por los alumnos y el personal de la Escuela. Realizan paté y escabeches con carnes de ciervo, jabalí, vizcacha y perdiz.
Antes de la entrada a la localidad, sobre la ruta, se observan las instalaciones de la Escuela Hogar Nº 32, que se inició como centro escolar el año 1907, pero que se transformó en Hogar mucho tiempo después. Esta escuela tiene la particularidad de ser una Escuela del nivel primario, que se dedica al procesamiento y conservación de carnes alternativas obtenidas mediante la cacería de animales silvestres, haciendo conservas y paté. Este gran collage se encuentra en el interior del Restaurante del Club de Caza "Valle del Quehué"y es una compilación de las diversias actividades
Es que después que muriera Pedro Luro, el fundador del Coto de Caza en su estancia “San Huberto”, quien trajese a la zona, desde Europa, ciervos y jabalíes y sobre todo cuando se construyó la ruta nacional Nº 35 que atravesó el predio, muchos de estos animales se dispersaron por toda La Pampa, allá por la década del treinta, la de las intensas sequías, las cenizas y los vientos que formaron las dunas de los alrededores, subsistiendo actualmente en forma salvaje.
Es por eso que Quehué es una zona donde se practica la caza mayor con buenos resultados. Esta actividad ha traído, desde hace unas décadas, gran demanda de permisos de caza de cazadores nacionales como extranjeros.
Las instalaciones del moderno edificio del Mercado Artesanal de Quehué, donde se encuentran productos de artesanos de la zona como del resto de La Pampa que provienen del Mercado Artesanal Pampeano
Esto indujo a que los dirigentes de Quehué fundaran el Club de Caza “Valle de Quehué” el año 1986, dando comienzo a una actividad Institucional que ha venido creciendo organizadamente en lo que hace a la convocatoria nutrida de cultivadores de la caza, amantes de la naturaleza y del turismo.
Su fiesta anual se ha convertido en una de las más importantes de la región en lo que se relaciona con la caza mayor. El año 1997 los dirigentes del Club expresaron su reconocimiento a los socios fallecidos y que formaron parte de los fundadores con gran entusiasmo y colaboración, para que Quehué fuese punto de atracción de cazadores no solo de La Pampa y las provincias aledañas. También se apuntó a captar participantes de diversos países que comenzaron a llegar a nuestra provincia, atraídos por lo que se puede cazar por estos lares, cuando en el Viejo Continente solo se lo puede hacer en Cotos cerrados y a costos cada vez más elevados.
El monumento que recuerda el prestigio nacional que le supo dar a Quehué en los campos de doma de Jesús María (Córdoba), el paisano nacido en la zona don Rafael Otamendi
Claro que todo esto hizo surgir una necesidad en la pequeña comunidad de Quehué, que no tenía alojamiento en cantidad y de la calidad suficiente, que demandan estos usuarios, que una vez que se hacen clientes, si son bien tratados suelen volver anualmente a disfrutar de las actividades en la naturaleza y de la hospitalidad de la gente del lugar, donde todos se conocen.
En estos momentos la Municipalidad está abocada a la construcción del nuevo Hotel Quehué que “es el sueño al que le estamos dedicando nuestro tiempo y en el cual estamos trabajando duramente para hacerlo realidad”, dice el folleto impreso a fines del 2010.
Algunos del los pioneros del Club de Caza fallecidos hace más de quince años son recordados en esta placa
“Hoy podemos decir que tenemos todos los servicios básicos como luz, gas, agua corriente, señal de telefonía celular, rutas en perfecto estado, atención a la salud y seguridad, esto sumado a ser definitivamente una comunidad acogedora y privilegiada por la belleza de la naturaleza y sus recursos…”
“El Hotel contará con 10 habitaciones, restorán y sala de frio para las piezas de caza. Cocheras y pileta de natación”, informa el impreso.
Y termina dando otras pistas de obras que ya se están desarrollando también “Estación de Servicio Municipal: nuestro objetivo es trasladarla a la vera de la ruta provincial Nº 18 frente al Hotel Municipal y anexarla al Mercado Artesanal. Para eso ya hemos comprado los tanques nuevos de combustible y surtidores, para sumar un servicio al paso del turista.” Una obra que le dará más y mejores comodidades y atenciones a los turistas, cazadores y acompañantes, pensada para que puedan, recrearse, descansar y conservar las presas logradas
Digamos que eso se llama pensar en los clientes, en los usuarios, en el público en general que cuando se informa debidamente de la presencia de todos estos servicios, se atreve entonces a internarse por estos lugares no tan conocidos todavía para muchos pampeanos o argentinos.
Vaya entonces para la gente de Quehué, los del Municipio y todas sus Instituciones nuestras felicitaciones, por todo este trabajo comunitario y la cooperación que ponen, para hacer de ese lugar algo distinto a lo que se ve en la mayoría de las poblaciones de La Pampa de mayor o menor tamaño.
Un Sector del interior del Restaurant del Club de Caza, donde se exhiben algunos trofeos
Al Centro Tradicionalista “El Caldén”, a los Organizadores de la Fiesta Provincial de la Caza Mayor”, al Centro Cultural Municipal “Casa Sarasola”, como al Museo Herrería “Juan Villa” y a los responsables del Mercado Artesanal Municipal, les cabe la responsabilidad de continuar potenciando y explorando nuevas actividades, para consolidar lo que han logrado y alcanzar nuevos desafíos, no solo para los lugareños sino para el resto de los pampeanos y de los argentinos todos y muy especialmente para quienes desde otras partes del mundo los visitan anualmente.
La misma fue habilitada en las salas del Concejo Deliberante de Victorica, en donde se pudieron apreciar diversos objetos que forman parte del patrimonio cultural de los victoriquenses y que muchas familias guardan con cariño y mucha devoción.
La idea original, según se consignó en el programa fue, "Victorica cuenta su historia a través del comercio" y se iba a realizar en el salón de la Sociedad Italiana. Pero como hubo cambios en la organización de último momento, esto que mostramos es una parte del proyecto, ya que en algunas casas de comercio se montó el resto.
Esto ha puesto nuevamente sobre el tapete que Victorica logre definitivamente organizar su Museo Histórico, dado que es el primer pueblo de La Pampa y a pesar de las intenciones en distintas oportunidades, hasta ahora no ha encontrado un espacio adecuado para montarlo.
En la foto de arriba se puede apreciar parte de los elementos que pertenecieron al "Bar y Confitería Victorica" de Adolfo Ricardo Lamónica y de la "Panadería Sierra" del español Serafín Sierra. También se puede apreciar una olla de hierro fundido que se utilizaba para cocinar en los fogones y de las que supo traer la tropa y los primeros colonos cuando se asentaron en estos pagos.
También hay una pequeña colección de puntas de flechas de las que construían los aborígenes para realizar sus actividades de caza en el bosque de los alrededores. Una plancha de hierro a carbón y el molinillo para moler café, pueden ser los dos objetos más antiguos de este conjunto. Aunque la sopera familiar de loza decorada puede también ser bastante antigua.
Ninguno de los objetos expuestos tenía referencias, por lo que solo estamos infiriendo y suponiendo. Tampoco la foto que acompaña tenía datos sobre quienes eran las personas que aparecen en la misma. La balanza que perteneciera a la Panadería Sierra, en la época en que el pan se pesaba obligatoriamente, si tenía adosada a su frente una historia sintética de la empresa familiar que durante muchos años y hasta la década del sesenta llevaron adelante los esposos Sierra, con los que colaboraba también su hija Blanquita y asimismo la esposa de uno de los hijos "Dina" Barreix, casada con "Fin" Sierra.
Esta panadería había pertenecido con anterioridad al italiano Pozzi y como estaba situada cerca de la fábrica de hielo y soda de los Rochereul y a una cuadra de los Almacenes de Falabella e Imbelloni, tenía además de buena mercadería, el atractivo de esa cercanía, en la época en que no existían los supermercados, ni las heladeras familiares.
Allí trabajó durante muchos años Remigio Gil y el "Bicho" Gómez y también nuestro compañero de la escuela primaria Adolfo Acosta. Recuerdo que en la década del cincuenta cuando hacía los mandatos para la abuela Jacinta, solía encontrar en las cercanías de la panadería a uno de los personajes de aquel entonces don María Díaz, ya entrado en años y que solía contar historias de la Victorica de principios de siglo. El solía decir que había sido soldado del Ejército y que había participado de la campaña, aunque algunos creían que era una fábula. Solía andar con algunas prendas de los antiguos expedicionarios y apoyándose en un palo para caminar.
Sentados en primer plano de camisa blanca Ricardo Adolfo Lamónica, a su lado Domingo Riela, después de uno de los frecuentes asados que organizaba en el patio de la Confitería para la barra de amigos. Entre otros se pueden apreciar de izquierda a derecha Amadeo Palmieri, Raúl Kenny, Daniel Martín, Hugo Viniegra, Ruben Palmieri, Pérez Leyton, "Chivo" Becerra, Ricardo Guzmán y "Bicho" Gilardenghy. Más atrás Américo Viglino, Carlos Gesualdi, Edmundo Palmieri, Camilo Houriet y Oscar Nicolás.
Adolfo o "el gato" como popularmente se le decía, formó familia con Elsa, una de las hijas del italiano Emilio Gilardenghy y su gran colaboradora en todos los emprendimientos comerciales que encaró. De ese matrimonio nacieron dos niñas, a la mayor le pusieron de sobrenombre "Micha", se recibió de maestra y ejerció en la Escuela Nº7.
De mis primeros recuerdos de este entrañable personaje de la Victorica, de las décadas del cincuenta y del sesenta, Adolfo (se lo llamaba generalmente por su segundo nombre), era muy amigo de hacer chanzas y bromas de todo calibre. Tenía un negocio en la esquina, detrás de la Escuela Nº 7, cruzando la calle estaba el comercio de los hermanos Fuentes y en la otra esquina el de don Ramón Luis Eiras.
Se dedicaba al arreglo y limpieza de prendas masculinas que eran parte de la moda de aquellos años. Los sombreros, los pañuelos de cuello, las chalinas, los chalecos y hasta los ponchos.
Después dejó ese oficio que se vino a menos, por el cambio de la moda y se convirtió en el concesionario de la Confitería "Victorica", cuyo local era propiedad de don Emilio, su suegro, que estaba situado al lado del Cine "Armonía" y del otro lado el negocio de despensa de los hermanos españoles Romero, sobre la calle Coronel Ernesto Rodríguez (hoy Nº 17)
En otra de las habituales cenas, generalmente con asado, preparadas por "El Gato", quien se encuentra sentado en primer plano. Entre los jóvenes de la década de fines del cincuenta se observan de izquierda a derecha: Ubaldo Ricarde, Alvarez, Carlitos Garmendia, "Bicho" Ricarde, Carruthers, "Pepe" Sosa, Alfredo García. Más atrás, "Quina" Sosa, "Pepe" Romeo, "Pepe" Rivera, "Quique" Rebollo y Benito Montiel.
Como todo personaje popular al "Gato" le gustaba el fútbol, el box, las carreras de caballo, el automovilismo en la versión del turismo de carretera. En ésa época no había televisión, pero él tenía una radio siempre encendida detrás del mostrador, para no perderse los partidos del Campeonato Nacional, o las grandes peleas en el Luna Park de Buenos Aires.
Como la luz eléctrica se cortaba a la una de la mañana había que tener los faroles a kerosene preparados para encenderlos a tiempo. En la época invernal además se debía tener preparadas también y en buen estado las estufas a kerosene, aunque el local contaba con una estufa a leña, pero no alcanzaba a templar todo el amplio ambiente.
Para atender al aire libre hizo preparar unas mesas estructura de hierro y tapa de granito, que se podían dejar a la intemperie y limpiarlas fácilmente. Cuando había mucha demanda, entonces recurría a las de madera que permanecían dentro del local. Todavía no se conocían las sillas de plástico, que llegaron mucho después.
En la foto se puede apreciar algunos objetos que aún están en propiedad de su hija menor. Un cuadro con una caricatura que le hizo un dibujante que pasó unas semanas en Victorica que firmaba "Rádico", algunas tazas para te y café, un copetinero de metal y un taco de billar.
En la Confitería "Victorica", administrada por "el gato" diariamente estaba abierta desde la mañana a la hora del desayuno, hasta bien entrada la noche. Se tomaba infusiones, bebidas espirituosas, gaseosas y los tradicionales "vermouth" con más de una docena de platillos con distintos productos para acompañar, el "Cinzano" o el "Gancia".
El local contaba con un billar, que en la década del sesenta ya quedaban pocos en Victorica. Uno en el ex Hotel Francés de su época de oro de la mano de los Cazaux, otro en la cantina del Club Cochicó y una billa (que es una mesa de billar con troneras en las cuatro esquinas y en el medio) en el salón del Club Social, metros más hacia el oeste de la Confitería.
Pero en su afán de atraer a la juventud y las distintas categorías de público, Lamónica, había incorporado dos metegol y después trajo un billar-gol. Los instaló en una de las piezas, los que eran sacados al pasillo cuando esta se transformaba en el "reservado" para los apostadores.
Para los amantes de las barajas españolas, el cubilete y los dados, como para el póker, estaban las mesas redondas cubiertas de paño y cuando la tenida era fuerte, la sala "reservada" hasta altas horas de la madrugada los fines de semana. En ciertas ocasiones también se supo ver jugar en aquellas mesas al dominó, a las damas y al ajedrez, juegos de mesa de invierno que practicaban algunos españoles.
Como se puede apreciar en este talonario de facturas, el local se denominaba Bar y Confitería "Victorica" y sobre el costado derecho aparece mencionado la Confitería y Heladería "La Perla" que era atendido por "Ñata" Gilardenghy, su cuñada y cuyo local se habilitó entre el negocio de los Romero y el Club Social.
Aquella década de mediados del cincuenta hasta mediados del sesenta aproximadamente vio convertirse a esta vereda de la cuadra donde estaba el Cine, la Confitería del "Gato", la Heladería "La Perla" y el Club Social con su pista de baile al aire libre, en una de las más concurridas para las actividades culturales y sociales.
Para tener clientela asegurada para la fiesta de Carnaval, solía hacer buenas donaciones para que la Municipalidad eligiese las cuadras que iban desde el Hotel Figueroa y hasta la esquina del Hotel Di Dio.