Nuestra abuela materna se llamaba Elina García, era hija de don Francisco García y había nacido en San Luis, sin poder precisar, hasta ahora, en que lugar de esa provincia.
De los hermanos varones de abuela Elina conocimos en Victorica a don Cruz García, de profesión ganadero. Otro de sus hermanos fue Pedro, casado con doña Carmen Muñóz. Y un tercer hermano de nombre Fructuoso, que estaba casado con doña Paula Ojeda, de la zona del sur de San Luis.
El matrimonio de Fructuoso García y Paula Ojeda fue prolífico, como eran la mayoría de los matrimonios de la primera mitad del siglo XX. Entre sus hijos mencionamos a Serviliano García, Francisco García, Eulogio García, Esther García, Polo García, "Cato" García.
Pero cuando nació en 1940 su hija María Haydehé, lo fueron a buscar a don Fructuoso al sur de San Luis, donde estaba trabajando y no lo encontraron, así que la inscribieron en el Registro Civil con el apellido de su madre.
También lleva el apellido Ojeda su hermano menor de sobrenombre "Coco", que supo trabajar en la panadería de Humberto Rivas en Victorica. El otro hermano de María Haydehé, es Anacleto Buenaventura Fructuoso García, uno de los personajes pintorescos de Victorica, amigo de "Bebe" Castillo y con quien solíamos jugar de niños tanto en la chacra, como en el solar de la casa de doña Elina.
A "Negra" como le decimos a María, la criaron sus tíos Pedro García y doña Carmen Muñóz, en cambio a "Negro" como le decimos a Anacleto, lo crió nuestra abuela Elina, su tía, en la chacra que tenía en Loventuel y después la acompañó unos años en Victorica, hasta que cumplió la edad para ir al servicio militar.
Días pasados fui a visitar a "Negra" quien vive desde hace muchos años en Santa Rosa (La Pampa). Nos recibió amablemente en su hogar, me estaba esperando con tortas fritas que terminó de freir mientras conversábamos y luego degustamos unos mates.
La charla fue amena y ella nos dio pistas sobre algunas relaciones de parentesco, contó varias anécdotas y recuerdos de familia. "Negra" es prima de nuestro padre Marcial Roldán y sobrina de nuestra abuela Elina.
En Victorica trabajó durante muchos años en la casa de la familia de don Francisco Torino, cuya vivienda estaba en la misma manzana que la vivienda de nuestra abuela Elina, sobre la calle General San Martín, hoy Nº 15. Ella recuerda que cuando nació "Pinito" el menor de los Torino, hijo de doña Isabel, la que nos curaba el empacho con el centímetro, ella trabajaba allí.
Recuerda que cuando estaba trabajando en el hogar de la familia Torino solía visitar a su tía Elina que ya estaba instalada en su vivienda después que vendió la chacra de Loventuel. En cierta ocasión le expresó "que lindos cuadros que tenés tía", y ella le habría dicho "esos los hizo tu prima Elina". Se trataban de pinturas al oleo que había realizado su hija que llevaba su mismo nombre y que en Buenos Aires se había casado con José Bianchi. Recuerdo haberlos visto llorar juntos a José y doña Elina, en alguna visita de vacaciones, por la muerte prematura de la siempre bien recordada Elina.
También recuerda Negra Ojeda, que nuestra abuela tratando de limpiar el cielorraso se subió a una escalera, cuando ya frisaba más de setenta abriles, de donde se cayó y se quebró la columna. El pronóstico habría sido muy reservado y decidió al médico a derivarla a Buenos Aires, de donde se creía que no volvería.
Pero doña Elina volvió con un yeso que la inmovilizó por varios meses en cama, pero que le permitió sobrevivir varios años más. Recuerdo que un día voy a visitar a nuestra abuela, era verano de la década de 1950, hacía un día de pleno sol, mucho calor a eso de las cuatro de la tarde. Me sorprendí cuando llegué a la puerta de la habitación, que daba al patio, estaba abierta y allí vi a nuestra abuela semi sentada en su cama con almohadas y almohadones sobre su espalda para apoyar su cabeza. Esa imagen no se me borró más y hasta el día de hoy es como si la estuviera viendo.
Sobre la cama Anacleto estaba intentando cortar el yeso, obviamente con la orden de su madrina, que lo acicateaba y lo retaba porque no hacía como ella pretendía. Arriba de un banco y sobre la cama observé una tijera de esquilar, una tijera de podar, mientras "Negro" maniobraba con un serrucho de podador accionando para cortar esa cuasi armadura, que después de varios meses para doña Elina se había vuelto insoportable, y decidió quitárselo sin permiso del médico y con el auxilio de su sobrino.
Alrededor de los dieciocho años Negra Ojeda se decidió y se largó para Santa Rosa. Se vino sin permiso de sus padres, la recibieron unos parientes. Los Sepúlveda que vivían por los alrededores del Barrio Fitte. Al poco tiempo se puso de novio y el Juez de Menores tuvo que dar la autorización para el casorio. Su marido fue Celestino Galdame, de los Galdame de la zona de Victorica, que trabajaba aquí en Vialidad Nacional.
De ese matrimonio nacieron cuatro hijos Jorge Eduardo, Omar Abel, Carlos Alberto y Martín Isidoro el más pequeño, cuya madrina es nuestra hermana Irma Angélica. Negra recordó que en Santa Rosa trabajó con la familia del Ingeniero Keizalof. Sus hijos todos tienen camión y se dedican al transporte.
Hace pocas semanas atrás fue a visitar a su hermana Esther casada en primeras nupcias con Melo que trabajaba en Victorica en Vialidad Nacional. Después que enviudó se casó con López, un chileno que apareció por Victorica en la década de 1960 con la empresa de los Hermanos Stutto.
Fui a Victorica el día de la nevada, pero no lo encontré al Anacleto. Será entonces en otra ocasión en que seguiré la pesquisa.
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