-----El Farmacéutico de más extensa trayectoria en Victorica (La Pampa) República Argentina.
---El apellido Frois aparece mencionado con mayor intensidad en Francia. Pero los ancestros no son oriundos de ese país, sino que provienen de los fenicios, ese pueblo que tenían una habilidad muy especial para el comercio -además de ser excelentes navegantes-, utilizando dos instrumentos: "el don de la palabra y el arte de negociar".
--Del matrimonio español,
formado por Domingo Esteban Frois y Rita Regis, nace el año 1912 un varoncito
al que bautizan con el nombre Domingo Andrés. El niño concurre a la escuela
primaria N° 5 y cursa la secundaria en el Colegio Nacional de la Universidad
Nacional de La Plata, ciudad donde residían.
Al demostrar ser un excelente estudiante, los padres lo
envían a la Universidad y el hijo les da una satisfacción enorme al recibirse
de Farmacéutico a los 20 años.
En el año 1934 haciendo
regencia en una farmacia de la localidad de Monte en la provincia de Buenos
Aires, posa sus ojos sobre la simpática jovencita Susana Viñas, ocho años menor
que el extrovertido y conversador boticario.
-Cupido hizo lo suyo y al año
siguiente se unen en matrimonio. Pero para sorpresa de Susana, a Domingo se le
ha ocurrido la peregrina idea de estudiar el Profesorado de Historia y
Geografía. Susana no comprendía demasiado una cosa con la otra, pero ese era el
berretín que le había entrado a su esposo y se la bancó. ¿Habrá sido el espíritu del Brigadier General don Juan Manuel de Rosas, que trabajó y vivió en su estancia de San Miguel del Monte y que una centuria anterior había enfrentado a las fuerzas invasoras de Francia e Inglaterra, el que le despertó la inquietud por conocer más a fondo la verdad histórica?
El año 1936 la cigüeña les
trae la primera hija a la que bautizan como Susana Rita, dándole como primer
nombre el de la madre, igual que le había sucedido a Domingo con su padre, como era
costumbre. Domingo joven de 24 años, con todo el ímpetu y Susana de tan solo
dieciséis que había pasado la prueba de fuego de las primerizas, deciden buscar
el varón. Pero la que llegó fue otra niña a la que le impusieron el nombre de
Juana Beatriz.
Domingo no dijo nada, saludo cariñosamente a su esposa y su suegra, pero
guardó violín en bolsa y se dedicó a la farmacia y a los estudios de
profesorado algo abandonados.
En eso estaba cuando el año
1938 recibe noticias desde Victorica el primer pueblo fundado en el Territorio
Nacional de la Pampa Central. La carta la enviaba el hermano de don Vidal Sáenz un amigo de la familia, anoticiándolo que en dicho pueblo hacía
falta un farmacéutico. Victorica en esos años contaba con dos médicos, Adolfo López
Seoane y Simón Sigalevich y desde los inicios del siglo, siempre había tenido
dos farmacias.
La viuda de don Rafael Castellanos había decidido marcharse después
que durante unos años siguió al frente de la que regenteara su esposo,
fallecido años antes. La década del treinta fue la de los “años malos” en la
Pampa Central. Quedaba solo Leopoldo Iribarren, quien había sido intendente
entre 1934 y 1937 y después alquiló la sala del Cine Armonía, cuando ya las
películas tenían sonido.
Domingo viaja a Victorica a
conversar con los amigos, a conocer el lugar y a dimensionar las posibilidades
y perspectivas. Rápido para olfatear los negocios, vuelve y le comenta a su
padre, quien lo apoya brindándole algunos recursos pecuniarios con los cuales adquiere
los muebles para la futura farmacia.
Domingo llega solo a instalarse
en Victorica con los muebles, porque su familia ha quedado en Montes. Al poco
tiempo adquiere con sus ahorros y un préstamo del Banco de la Nación la esquina
de las calles Sarmiento y Gobernador Luque, una antigua propiedad que había
pertenecido a doña Ruperta Huarte una antigua vecina española y donde había funcionado el Correo hasta ese
año que se traslada al local frente a la Iglesia.
De a poco irá arreglando la
casa donde en las vacaciones viene su familia a visitarlo. El negocio funciona,
sobre todo porque con el transcurso del tiempo Domingo se ha relacionado con
personas claves del medio, como el médico Adolfo López Seoane que será el Intendente a partir de la
revolución de 1943.
El año 1944 nace su ansiado
hijo varón a quien imponen el nombre de Domingo Carlos, homenajeando a su padre
y a sí mismo. Ese año la familia se traslada a Victorica, donde nacerá el año
1946 Marta Elisa, nuestra compañera de la secundaria, el año en que el coronel
Perón asume por primera vez la presidencia y López Seoane será, nuevamente
intendente.
Las hijas estudian en el
Colegio María Auxiliadora y la escuela 7 de Victorica y posteriormente hacen la
carrera del magisterio en Lavallol. El año 1948 nacerá Rubén Mario el hijo
menor de la familia. Su padre ya se ha relacionado con el Juez de Paz Domingo
Di Dio, el jefe político del peronismo en Victorica y ha aceptado la invitación
de integrar la “Comisión Pro Fomento de Victorica”. El año 1949 se inaugura el
amplio y nuevo edificio del Hospital Regional bautizado como “Luisa Pedemonte
de Pistarini”, en homenaje a la madre del general Juan Pistarini, que llega a
inaugurarlo junto con su esposa, produciendo ese hecho una gran repercusión, del que no estuvo ausente Frois.
Su
esposa Susana se ocupa del hogar pero también le da una gran mano en la
farmacia, sobre todo a partir del año 1952 en que Domingo toma cátedras en la
Escuela de Agricultura y Ganadería de la Nación, otra gran obra del gobierno
nacional de la mano de Perón y con la eficacia del ministro de obras públicas
Pistarini, un hijo dilecto del pueblo de Victorica.
El año 1953 asume el gobernador Salvador Ananía en la provincia Eva Perón y en Victorica el
intendente será Eladio Rodríguez y su cuñada, la maestra Ahimer Figueroa será
electa diputada provincial. Ese año fue la primera vez que lo vi y escuché su voz diciendo sin micrófono el discurso de un Día Patrio, dentro del salón de actos de
la escuela 7, seguramente invitado por Nicolás Capello el director.
El año 1955 estando en Buenos
Aires por razones de estudio vinculados a la carrera del profesorado de
historia que venía cursando y dándole largas, porque el trabajo lo había
absorbido, pero ahora entusiasmado con el profesor Ricardo Levene (presidente
de la Academia Nacional de la Historia) a quien siempre recordará durante su
vida, le llega una mala noticia que lo hace regresar inmediatamente en avión.
La farmacia “Del Pueblo” había
sido devorada por un gran incendio iniciado por el derrame de nafta blanca que llegó hasta una estufa encendida dando origen a las llamas. Fue un incendio que tomó grandes proporciones dado los productos
químicos, los muebles de madera, envases de cartón o papel y bobinas de papel y
otros que alimentaron las lenguas del fuego que treparon al rato hacia el cielorraso. Los vecinos del lugar ayudaron a desclavar
las chapas del techo para evitar que el incendio alcanzara los edificios
linderos. Allí anduvieron esa noche el vasco “Felucho” Berasategui, Mario
Viniegra y varios otros. Les ayudaron a sacar mucha mercadería y algunos
muebles a la vereda de la escuela 7. Cuando llegaron los Bomberos de Santa Rosa a la mañana siguiente ya el incendio había destruido
prácticamente todo. Solo quedaba el intenso olor en los alrededores de los
productos químicos mezclados con maderas y papeles.
Cuando arribó Domingo se le constriñó el corazón al ver todo derrumbado y con ello parte de los sueños
personales y familiares. Pero no se amilanó a pesar que el seguro no le
reconoció prácticamente nada. Se abrazaron con Susana y al ver las lágrimas en sus ojos, ella comprendió que a partir de ese momento ella debía ser su puntal para la reconstrucción. Inmediatamente compra las instalaciones y mercadería
de una farmacia de Anchorena (San Luis) y con esos muebles se instalan en el
edificio contiguo donde había estado el sastre italiano Francisco Garzaniti.
Allí comenzará a reconstruir su capital con la invalorable ayuda de su querida
esposa Susana Viñas que será de allí en más no sólo su socia conyugal sino su hada protectora.
El pueblo, como la provincia y el país todo, estaba dividido
entre peronistas y antiperonistas, fueron cuatro años de fuerte
persecución y discriminación. En la otra farmacia la competencia estaba a cargo
de José Sierra, quien después venderá al señor Cirilo Vicente Zaldarriaga.
El año 1957 logra terminar la
refacción del edificio que la realiza el constructor italiano
Luis Cesanelli con su empresa, reabriendo sus puertas nuevamente en la esquina frente a la estación de servicio YPF de los españoles Berasategui, la plaza y la escuela 7, comenzando la nueva etapa. Después compra en Telén una farmacia antigua que
había sido de Carlos Renevier, pero en esa época era de la familia Damico, donde van a trabajar doña Susana y sus hijos y
luego Armando Braceli esposo de su hija Juanita, nuestro recordado profesor de
Merceología.
Estando en eso, el año 1958 lo
invitan a participar de la creación del Instituto de Enseñanza Media Básica que
abrió sus puertas en abril de 1959 con el nombre de “Félix Romero”, el gerente del Banco de la Nación Ángel Villegas y la primera directora doña María F. Bustos de Ares, proyecto en el cual
será designado como profesor de Historia, Geografía y Economía política.
Ese año muere el jefe político
Domingo Di Dio y el peronismo queda sin dirigentes con liderazgo entre los
sectores más humildes. Nicolás Capello el director de la escuela 7 es separado
del cargo luego de la revolución de 1955. También es cesanteado de la dirección del
Hospital el Doctor López Seoane. Perón hace el pacto (que muchos niegan) con Arturo Frondizi (1958) y este
gana las elecciones ese año como candidato de la Unión Cívica Radical Intransigente, en tanto que Balbín encabeza la oposición interna desde la Unión Cívica Radical del Pueblo. Llega el cambio de aire y la atmosfera de
persecuciones en el Correo, en la Estación del Ferrocarril Sarmiento, Vialidad Nacional como en Obras
Sanitarias y la Escuela de Agricultura se distiende, después de cesantías y traslados, uno de los cuales le tocó a nuestro tío Modestino Pérez que lo mandaron a Rio Negro.
Cuando el año 1963 se
vota, con el peronismo proscripto nuevamente en todo el país, gana las elecciones la UCR
del Pueblo con el candidato Arturo Illia que recibe un poco más del 24 % de los
votos, el voto en blanco con el que se expresan las bases peronistas alcanza el
21 %. En Victorica han realizado su trabajo silenciosamente Frois desde el
mostrador de su farmacia, Orlando Martín, que había sido concejal, hombre de
campo y dueño de una carnicería, que conocía toda la zona rural porque había
trabajado abriendo caminos para Vialidad Nacional, el lechero Capello y otros militantes de la causa nacional y popular.
Y una red de mujeres que desde el anonimato de sus hogares, donde guardaban una estampita de Evita al que le encendían vela y el libro “La Razón de Mi
Vida”, habían hecho correr la consigna del Líder de votar en blanco como signo
de protesta y resistencia ante la proscripción tan flagrante. Entre ellas
menciono a doña Emilia Priani de Muñoz quien guardó celosamente las fotografías
de los actos de Pistarini, junto a las estampitas y a doña María de los Ángeles Piorno de Martín, quien desde el área de la cultura, sigilosamente va sembrando la semilla del "luche y vuelve".
Frois era un profesional que
no descartaba los saberes ancestrales de los hombres o mujeres paisanas y
criollas que ejercían no sólo en Victorica sino en todos los pueblos de la
amplia comarca. Por eso siempre tenía los yuyos que buscaban o les preparaba
los “sellos” o los polvos para las cataplasmas o las friegas. Recuerdo que
solía salir con la camioneta cargada de productos y recorría no sólo los
pequeños pueblos de los alrededores, sino también del oeste profundo y del sur
de San Luis por esos polvorientos caminos de tierra de las travesías.
El año 1972 regresa al país
Juan D. Perón luego de 18 años de ostracismo obligado por la infame
proscripción, que le habían impedido volver el año 1964. Frois comienza a
participar a nivel provincial de la reorganización del peronismo junto a José Regazzoli.
Cuando se produce la elección de 1973 Domingo Andrés Frois es electo Senador
Nacional y Orlando Martín intendente municipal, pero tres años después llega el golpe de Estado
del 24 de marzo de 1976 y de nuevo comienza la prohibición de las actividades
políticas y gremiales y las persecuciones por las ideas de una Patria Justa, Libre y Soberana. Pero esta vez habrá hasta la desaparición de un hijo de una familia del peronismo histórico.
En 1987 vende la llave del
fondo de comercio a Gustavo de la Torre por tres años, este a su vez vende a
Hildo Medero un empleado de Frois desde la década de 1970. Se refugia en las actividades agropecuarias de un campo y una pequeña chacra que ha adquirido con los ahorros.
Así se va retirando de la
intensa vida laboral activa, que estará jalonada por alegrías y sinsabores, con
71 años de profesional y 64 años como empresario farmacéutico. Pudo disfrutar
junto a su querida compañera Susana la vida, hasta más allá de los 92 años con
una gran familia formada y bendecida por los 13 nietos y 16 bisnietos dispersados no solo en Victorica sino en otras provincias.
Pudimos hacerle un homenaje en
vida, en la municipalidad de Victorica en una visita que hicimos con el Círculo
de Legisladores Pampeanos en la década del 2000, en la que le entregamos una
plaqueta y le dimos el último abrazo, estaba acompañado en esa ocasión por su
hijo Rubén Mario y una de sus nietas, hija del recordado profesor de Literatura Ruben Mirkin.
El mes de octubre del año 2004
escribí, en el diario La Arena, luego que me enteré de su fallecimiento, un
artículo titulado “Recuerdos de un exalumno”, a modo de despedida póstuma por
todo lo que me había ayudado en mi vida personal y política.
Porque él había sido nuestro
profesor guía, en la escuela Félix Romero, pero además cuando regresé con mi
titulo profesional, tuvo la enorme gentileza de renunciar a dos cátedras:
Economía Política y Geografía Económica para que las pudiese tomar yo. Además, él
había sido una de las personas que entrevisté, meses antes de recibirme, cuando
anduve tanteando donde me instalaría. El tenía su carpeta impositiva en una
oficina de Santa Rosa, pero me dijo “si vos venís yo traslado mi carpeta y te
la doy a vos” y así fue, lo mismo hizo don Orlando Martín.
En 1972 cuando se me ocurrió
la idea de formar una filial del Club de Leones en Victorica lo invité a formar parte, me
dijo que sí. Participó activamente con Susana, gran valuarte para las fiestas mensuales y anuales.
El año 1975 me llama y me
dice, recién llegado de Buenos Aires, que tenía que hablar conmigo. Lo fui a
ver personalmente y me explicó el proyecto que había presentado en el Senado de
la Nación para que Victorica tuviese una Seccional del Registro de la Propiedad del Automotor
y me ofrecía a mi la posibilidad de ser el Encargado.
Por supuesto que le dije
que sí y le agradecí haberme tenido en cuenta. Elevó mi propuesta al Ministerio
de Justicia de la Nación el que expidió mi designación por decreto, cargo que
desempeñé como titular hasta 1983 en que fui electo Diputado Provincial.
Tenía un espíritu jovial, en
todo el amplio sentido de esa palabra, el que transmitió a sus hijos. Fue un
humanista, solidario y por sobre todo comprensivo y cultor de la amistad. Amigo de los españoles Romero, uno de ellos
Basilio se volvió de España y se hospedó en su casa hasta que murió.
-Se fue para el silencio como decía don Atahualpa Yupanqui un 28 de junio del año del 2004 con 92 abriles. Su alma descansa en el campo santo de Victorica, pero su espíritu está presente en cada rincón en los que vivió y trabajó. En cada uno de sus seres queridos de la familia que formaron con Susana que lo sobrevivió largamente y en cada uno de los que fuimos sus exalumnos y amigos del corazón.