Santiago Rubín es nacido en Victorica, provincia de La Pampa. Hijo de don Manuel Rubín y nieto de don Santiago Rubín. Conocimos a su padre quien en la década del setenta era uno de los ladrilleros. Recuerdo que el Intendente don Orlando Martín me dijo "Manuel Rubín es uno de los mejores del oficio".
Vive en la calle paralela a la del acceso hacia la plaza central del primer pueblo pampeano. Justo detrás del edificio de la Terminal de Ómnibus. Ahora que está jubilado emplea varias horas en algo que lo apasiona desde hace ya varios años. Saludamos también a su esposa y luego conversamos un largo rato sobre su historia artística.
Trabajó unos años en la Municipalidad y luego pasó al Hospital de Victorica desempeñándose como placero y chofer de la ambulancia.
Es un escultor intuitivo, hace obras en madera, de pequeño, mediano o grandes dimensiones. Utiliza madera o raíces de árboles autóctonos de la región del bosque del caldenar. Siempre depende de alguien que le acerque algún trozo de madera, porque no son muchas las ventas, a pesar que ha ido varias veces a exposiciones locales y provinciales.
Aquí se lo puede observar al tallista con una de sus otras, se trata de una pelea entre grandes víboras. La imaginación ha sido su particular inteligencia para poder visualizar figuras cuando ve el tronco o las raíces de árboles. Es un artesano que no tiene apremio en vender sus obras, pero siempre alberga la esperanza que alguna pueda captar el interés de quien disfruta con el arte regional auténtico.
Figuras humanas o de animales en diferentes actitudes se mezclan en su colección hogareña. Trabaja en su casa en un pequeño taller donde se observan sus herramientas, objetos antiguos que también atesora y materiales que esperan les llegue el turno de servirle al artista para construir con ellos los más variados personajes.
La mano del autor sostiene esta escultura en la que ha plasmado la cabeza de un cacique aborigen enjaezado con plumas . Santiago nos manifiesta su amor por lo que hace al invitarnos a fotografiar lo que posee distribuido en distintos ambientes de la casa. La exposición de la vereda es una invitación para quien pasa por allí a que se baje a mirar, preguntar y también comprar alguna de sus magníficas esculturas.
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