sábado, 14 de febrero de 2015

VICTORICA (Pampa Central) CONTADA POR RECIEN LLEGADOS



El 12 de Febrero se cumplió un nuevo aniversario de la fundación del “Fortín Resina”, bautizado el 25 de mayo de aquel año 1882 como “Fortín General Benjamín Victorica”, en homenaje que el Coronel Ernesto Rodríguez hizo al entonces Ministro de Guerra de la Nación Argentina.
De Europa a La Pampa Central.
“La diligencia había vuelto a la zona arenosa y avanzaba penosamente levantando nubes de arena finísima que el viento esparcía por todas partes. Faltaba aún un buen trecho antes de llegar el pueblo y los caballos estimulados por el látigo intentaban un último esfuerzo para salvar los médanos que circundan la población.
La arena y su aliado el viento, presiden la vida del hombre en esas regiones. Comenzamos a ver algunos grupos de álamos, algunos ranchos de los cuales salían perros y chiquillos semidesnudos.
Eran las chacras del pueblo con sus alambrados precarios y tranqueras primitivas de ramas gruesas de caldenes. Poco a poco subimos los últimos médanos y de improvisto nos encontramos a la vista del deseado pueblo metido en una hondonada como una perla dentro de su concha.

Después de tanto trecho desolado, la vista de ese grupo de casas blancas y bajas, de la iglesia sin campanario, de la plaza con una pirámide rodeada de arbolillos siempre verdes, me pareció llegar a un oasis.
La diligencia paró frente a un vasto local bien construido en una esquina lindera con la plaza y en ella descendimos todos con nuestro equipaje y afanes. La señora para dirigirse a la posada más cercana y don Joaquín y yo para dirigirnos por la entrada principal, al local del comercio en cuya puerta se agolpaban varias personas para saludar al dueño de casa con grandes manifestaciones de júbilo”.
“La primera impresión que recibí de ese local, que era amplio y aseado, fue grata. Los compañeros de tarea me resultaron muy cordiales y cultos, muy serios y circunspectos. Mis tareas estaban limitadas con el escritorio como ayudante del gerente y jefe del mismo, pero era aceptaba mi cooperación en el despacho…en momentos libres...

El edificio carecía de comodidad para el reposo de los empleados quienes debían por las noches tender sus colchones sobre el mostrador para dormir. En otros negocios lo había hecho en el depósito contiguo entre bolsas de azúcar y barricas de yerba, pero aquí estaban acostumbrados a descansar sobre las duras maderas y tuve que resignarme a ello.” 

(Párrafos extraído de las memorias del italiano Ludovico Brudaglio al llegar a Victorica en abril del año 1906 e ingresar al Almacén de Juan J. Llorens, frente a la parroquia. Ludovico se casó en Victorica con doña Teófila Maidana. Mientras duró su estadía pintó unos recordados murales en el Hotel Francés de la familia Cazaux y además ejerció de fotógrafo. Brudaglio fue años después maestro de la Escuela Nº 64 y luego Director de la escuela Nº 111 de General Pico. Durante su estadía en esta ciudad escribió el Álbum Gráfico a diez años de fundada, hoy convertido en una reliquia del acervo bibliográfico pampeano).
“En qué año y lugar nació?
--“Nací el año 1896 en Latrónico, provincia de Potenza, Italia.
-¿Cuál fue la causa que le motivó a venirse a la Argentina? ¿Cuántos años tenía cuando lo hizo?
--“Vine a la Argentina a los 17 años porque aquí tenía a mis dos hermanos: Víctor e Isidro y a tres tíos: Nicolás, Julio y Vicente Marzano.
-¿Recuerda usted en que transporte lo hizo?
--“Sí por supuesto. Lo hice en el barco “Duca Degli Abruzzi”, italiano.

-¿A qué se dedicó en Victorica?
--“Primeramente me emplié como lavacopas en la casa Gialdino Lemme y Cía. Después, conjuntamente con mi hermano Víctor iniciamos un pequeño negocio de forrajes. Años más tarde, los tres hermanos constituimos una firma, Imbelloni Hnos., y nos dedicamos a un negocio de Ramos Generales (duró 55 años), que después continuó mi hijo y mis nietos.
-¿Qué estudios cursó?
--“Yo gracias a mi hermano Víctor, comencé a tomar clases particulares con el maestro Félix Romero conjuntamente con otros compañeros.

-¿Qué comercios y que doctores recuerda de aquella época?
--“Recuerdo a las siguientes firmas comerciales: Viniegra Hnos. (almacén de ramos generales y carnicería); Nicolás Hnos., Luis Gómez y Trapaglia (almacenes); Armando Ostera (panadería); José Ghizzo (herrería); Herminio Fiorda (Carpintería); Rafael Castellano (Farmacia); Cazaux (hotel). En cuanto a los médicos recuerdo a los doctores Garritani (médico del Ejército Italiano), Seoane, Molinuevo, Solanas Pacheco, Calucio, entre otros. 

(Fragmento de una entrevista para el Centenario de Victorica el año 1982 a don Vicente Imbelloni, italiano, casado con doña Polonia Rosales con quien tuvieron tres hijos Francisca, Angélica y Eduardo. Fue además de comerciante, integrante de la Sociedad Italiana, del Club Cochicó y de la Comisión Pro-Fomento de Victorica)
Aquí están los hermanos Imbelloni. El que está sentado es Isidro, parado detrás está don Víctor y don Vicente, el más joven está con una carpeta en su mano.

De España
“---A usted no se le ha perdido nada en la guerra de Melilla, de modo que no irá allá.
-Cuando su padre dijo tan terminante frase don Félix Berasategui tenía 18 años y vivía junto con su familia en Bilbao, corazón del país vasco Las prevenciones del progenitor eran justificadas respecto a la tremenda guerra colonial que por entonces libraba España en el norte de África.
--“Cuando dije que marchaba a La Pampa, el jefe de salida de la aduana española me abrazó y me felicitó.
-¿Es que era para tanto…?
--Bueno, creo que sí, sobre todo para un muchachito como yo. El trasplante de “aquello”, Vizcaya es verde y lluviosa, a “esto” fue un golpe. Hasta Pico y Castex más o menos aguanté pero al ver lo que eran entonces, 1913, Conhello, Luan Toro, pregunté al guarda si Victorica, mi lugar de destino, era igual. Me dijo que no, que era bastante mejor.

De cualquier modo la primera impresión no fue nada buena; había mil metros de descampado entre la estación y el pueblo propiamente dicho. Se veían apenas cinco casas alrededor de la plaza y apenas si se destacaron al recién llegado la quinta de (Medardo) Bustos y la casa de chapas de (Francisco) Larrocea.
--Me puso a buscar trabajo. Era joven pero buen herrero y conseguí enseguida, primero con (José) Ghizzo en Victorica y al poco tiempo con Laborde, en Telén. Este era un muy buen herrero, francés, pero bruto y mal arreado como el sólo. Entré ganando 2,50 por día y llegué hasta más de cinco pesos. Era un gran sueldo porque por treinta pesos yo tenía comida, alojamiento y lavado de ropa.
-¿Y el ambiente?...
--Nada recomendable, tanto aquí como en Telén. Había mucho movimiento en algunas actividades (y para esto basta señalar el hecho de que los señores Lausens y Llorens acopiaban casi toda la lana de la zona y, por un desvío propio mandaban los fardos de 800 kilos directamente a Europa, pero no abundaba el trabajo. Eso sí: nadie se moría de hambre, aunque había pobreza. Pero como le decía: el ambiente era pesado. Casi todos, especialmente de noche, andaban con revólver a la cintura, y no de calibre 22 precisamente, y por las noches los tiros eran un coloquio. Había mucho bandidaje suelto y a veces tiroteaban sólo por incomodar a la policía.

-¿Usted andaba armado?
--“Si, como todos, pero nunca saqué el revólver porque en ese caso hay que estar dispuesto a afrontar lo que venga. Yo prefería fiarme a mi agilidad de joven y a un buen palo. Recuerdo que en Victorica el prostíbulo de entonces tenía diecisiete mujeres. El de Telén veinte y contaba hasta con pesebreras. Y esa época violenta duró como veinte años más. Felizmente después se perdió.

(Fragmento de entrevista a don Félix Berasategui, en el Álbum del Centenario. Fue el segundo de los tres hermanos vascos que llegaron a Victorica. Él fue el responsable, entre otras actividades, de subir las campanas a la torre de la Iglesia. También fue quien colgó los grandes espejos chinos que la familia del General Benjamín Victorica donó a la Municipalidad. Y por sobre todo fue el responsable de la instalación de más de quinientos molinos levantados en la amplia zona de Victorica y sus alrededores.)
 
Aquí están los tres hermanos Beresategui de origen vasco. El que está sentado es Félix "Viejo", a su derecha el más joven es Félix apodado "Felucho" que fue aviador y del otro lado Francisco "Paco".

De las viejas provincias
“Cuando don Miguel (De Fougéres) pasó a la dirección de la escuela de Telén trasladado de la de Victorica remplazándolo en esta el ingeniero civil don Carlos Thompson quedó actuando (Félix) Romero e igualmente continuó al retiro y sustitución de Thompson con el director maestro normal diplomado don Hildebrando Ortiz.
En el período postrimero de Thompson, mil novecientos uno, llegué yo por ferrocarril desde la estación Once de Buenos Aires a la General Lagos de la flamante segunda capital pampeana sucedánea de General Acha, Santa Rosa de Toay, y desde esta, otras casi dieciséis más por –transporte de pasajeros, correspondencia, equipajes y cargas livianas-, conducida por su empresario y contratista del servicio oficial don Matías Aspiróz. 

Recién cumplidos en aquella metrópolis mis dieciocho años de edad y los estudios de bachillerato nacional. Era mi propósito acompañar ínterin sanase de enfermedad no grave pero sí de atención familiar en su soledad, a mi señor padre semisexagenario don Ángel Lobo: juez de paz departamental, poblador adjudicatario en compra luego dueño de chacra fiscal en Loventuel y encargado escolar honorífico de su distrito.
(…) Pronto trabé relación con (el riojano Félix) Romero. Al día subsiguiente de mi estada, por la tarde, visitando con mi padre al mayor don Adolfo Corbalán en su domicilio. Ahí Romero, infaltable al campechano rato casero charlando y saboreando la infusión del mate criollo sorbido en bombilla de plata labrada. Me agradó la reunión a inversa del trayecto incómodo hasta allí pisoteando y hundiéndoseme los pies entre la medanosa arena volandera de las calles, azotado el cuerpo por el viento pampero rugiente en oleadas enceguecedoras y hastiada la retina ante tanta topografía hirsuta de los solares baldíos sin desbrozar invadidos de olivo silvestre y pasto puna.”

(Fragmento extraído del folleto “Félix Romero y la Biblioteca Popular Bartolomé Mitre de Victorica año 1955, de Pedro Telmo Lobo". Lobo era santiagueño, fue conjuntamente con el maestro riojano Félix Romero,  y el entonces comisario de policía Alfredo Hernández, integrante de la comisión promotora de la fundación de la Biblioteca Popular de Victorica, la primera fundada en los ex Territorios Nacionales. Años después Telmo Lobo se desempeñó como Intendente de la ciudad de General Pico (abril de 1921 a marzo de 1922), pero antes había fundado el periódico “Maracó” a mediados del año 1916).
El sentado al medio de perramus es el joven Pedro Telmo Lobo a pocos años de su llegada a Victorica, cuando era Secretario Municipal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails