El 12 de Febrero se cumplió un
nuevo aniversario de la fundación del “Fortín Resina”, bautizado el 25 de mayo
de aquel año 1882 como “Fortín General Benjamín Victorica”, en homenaje que el
Coronel Ernesto Rodríguez hizo al entonces Ministro de Guerra de la Nación
Argentina.
De Europa a La Pampa Central.
“La diligencia había vuelto a la zona
arenosa y avanzaba penosamente levantando nubes de arena finísima que el viento
esparcía por todas partes. Faltaba aún un buen trecho antes de llegar el pueblo
y los caballos estimulados por el látigo intentaban un último esfuerzo para
salvar los médanos que circundan la población.
La arena y su aliado el viento, presiden
la vida del hombre en esas regiones. Comenzamos a ver algunos grupos de álamos,
algunos ranchos de los cuales salían perros y chiquillos semidesnudos.
Eran las chacras del pueblo con sus
alambrados precarios y tranqueras primitivas de ramas gruesas de caldenes. Poco
a poco subimos los últimos médanos y de improvisto nos encontramos a la vista
del deseado pueblo metido en una hondonada como una perla dentro de su concha.
Después de tanto trecho desolado, la
vista de ese grupo de casas blancas y bajas, de la iglesia sin campanario, de
la plaza con una pirámide rodeada de arbolillos siempre verdes, me pareció
llegar a un oasis.
La diligencia paró frente a un vasto
local bien construido en una esquina lindera con la plaza y en ella descendimos
todos con nuestro equipaje y afanes. La señora para dirigirse a la posada más
cercana y don Joaquín y yo para dirigirnos por la entrada principal, al local
del comercio en cuya puerta se agolpaban varias personas para saludar al dueño
de casa con grandes manifestaciones de júbilo”.
“La primera impresión que recibí de ese
local, que era amplio y aseado, fue grata. Los compañeros de tarea me
resultaron muy cordiales y cultos, muy serios y circunspectos. Mis tareas
estaban limitadas con el escritorio como ayudante del gerente y jefe del mismo,
pero era aceptaba mi cooperación en el despacho…en momentos libres...
El edificio carecía de comodidad para el
reposo de los empleados quienes debían por las noches tender sus colchones
sobre el mostrador para dormir. En otros negocios lo había hecho en el depósito
contiguo entre bolsas de azúcar y barricas de yerba, pero aquí estaban
acostumbrados a descansar sobre las duras maderas y tuve que resignarme a
ello.”
(Párrafos extraído de las memorias del
italiano Ludovico Brudaglio al llegar a Victorica en abril del año 1906 e
ingresar al Almacén de Juan J. Llorens, frente a la parroquia. Ludovico se casó en
Victorica con doña Teófila Maidana. Mientras duró su estadía pintó unos
recordados murales en el Hotel Francés de la familia Cazaux y además ejerció de
fotógrafo. Brudaglio fue años después maestro de la Escuela Nº 64 y luego
Director de la escuela Nº 111 de General Pico. Durante su estadía en esta
ciudad escribió el Álbum Gráfico a diez años de fundada, hoy convertido en una
reliquia del acervo bibliográfico pampeano).
“En qué año y lugar nació?
--“Nací el año 1896 en Latrónico, provincia
de Potenza, Italia.
-¿Cuál fue la causa que le motivó a
venirse a la Argentina? ¿Cuántos años tenía cuando lo hizo?
--“Vine a la Argentina a los 17 años
porque aquí tenía a mis dos hermanos: Víctor e Isidro y a tres tíos: Nicolás,
Julio y Vicente Marzano.
-¿Recuerda usted en que transporte lo
hizo?
--“Sí por supuesto. Lo hice en el barco
“Duca Degli Abruzzi”, italiano.
-¿A qué se dedicó en Victorica?
--“Primeramente me emplié como lavacopas
en la casa Gialdino Lemme y Cía. Después, conjuntamente con mi hermano Víctor
iniciamos un pequeño negocio de forrajes. Años más tarde, los tres hermanos constituimos
una firma, Imbelloni Hnos., y nos dedicamos a un negocio de Ramos Generales
(duró 55 años), que después continuó mi hijo y mis nietos.
-¿Qué estudios cursó?
--“Yo gracias a mi hermano Víctor,
comencé a tomar clases particulares con el maestro Félix Romero conjuntamente
con otros compañeros.
-¿Qué comercios y que doctores recuerda
de aquella época?
--“Recuerdo a las siguientes firmas
comerciales: Viniegra Hnos. (almacén de ramos generales y carnicería); Nicolás
Hnos., Luis Gómez y Trapaglia (almacenes); Armando Ostera (panadería); José
Ghizzo (herrería); Herminio Fiorda (Carpintería); Rafael Castellano (Farmacia);
Cazaux (hotel). En cuanto a los médicos recuerdo a los doctores Garritani
(médico del Ejército Italiano), Seoane, Molinuevo, Solanas Pacheco, Calucio,
entre otros.
(Fragmento de una entrevista para el
Centenario de Victorica el año 1982 a don Vicente Imbelloni, italiano, casado
con doña Polonia Rosales con quien tuvieron tres hijos Francisca, Angélica y
Eduardo. Fue además de comerciante, integrante de la Sociedad Italiana, del
Club Cochicó y de la Comisión Pro-Fomento de Victorica)
Aquí están los hermanos Imbelloni. El que está sentado es Isidro, parado detrás está don Víctor y don Vicente, el más joven está con una carpeta en su mano.
De España
“---A usted no se le ha perdido nada en
la guerra de Melilla, de modo que no irá allá.
-Cuando su padre dijo tan terminante
frase don Félix Berasategui tenía 18 años y vivía junto con su familia en
Bilbao, corazón del país vasco Las prevenciones del progenitor eran
justificadas respecto a la tremenda guerra colonial que por entonces libraba
España en el norte de África.
--“Cuando dije que marchaba a La Pampa,
el jefe de salida de la aduana española me abrazó y me felicitó.
-¿Es que era para tanto…?
--Bueno, creo que sí, sobre todo para un
muchachito como yo. El trasplante de “aquello”, Vizcaya es verde y lluviosa, a
“esto” fue un golpe. Hasta Pico y Castex más o menos aguanté pero al ver lo que
eran entonces, 1913, Conhello, Luan Toro, pregunté al guarda si Victorica, mi
lugar de destino, era igual. Me dijo que no, que era bastante mejor.
De cualquier modo la primera impresión
no fue nada buena; había mil metros de descampado entre la estación y el pueblo
propiamente dicho. Se veían apenas cinco casas alrededor de la plaza y apenas
si se destacaron al recién llegado la quinta de (Medardo) Bustos y la casa de
chapas de (Francisco) Larrocea.
--Me puso a buscar trabajo. Era joven
pero buen herrero y conseguí enseguida, primero con (José) Ghizzo en Victorica
y al poco tiempo con Laborde, en Telén. Este era un muy buen herrero, francés,
pero bruto y mal arreado como el sólo. Entré ganando 2,50 por día y llegué
hasta más de cinco pesos. Era un gran sueldo porque por treinta pesos yo tenía
comida, alojamiento y lavado de ropa.
-¿Y el ambiente?...
--Nada recomendable, tanto aquí como en
Telén. Había mucho movimiento en algunas actividades (y para esto basta señalar
el hecho de que los señores Lausens y Llorens acopiaban casi toda la lana de la
zona y, por un desvío propio mandaban los fardos de 800 kilos directamente a
Europa, pero no abundaba el trabajo. Eso sí: nadie se moría de hambre, aunque
había pobreza. Pero como le decía: el ambiente era pesado. Casi todos,
especialmente de noche, andaban con revólver a la cintura, y no de calibre 22
precisamente, y por las noches los tiros eran un coloquio. Había mucho
bandidaje suelto y a veces tiroteaban sólo por incomodar a la policía.
-¿Usted andaba armado?
--“Si, como todos, pero nunca saqué el revólver
porque en ese caso hay que estar dispuesto a afrontar lo que venga. Yo prefería
fiarme a mi agilidad de joven y a un buen palo. Recuerdo que en Victorica el
prostíbulo de entonces tenía diecisiete mujeres. El de Telén veinte y contaba
hasta con pesebreras. Y esa época violenta duró como veinte años más.
Felizmente después se perdió.
(Fragmento de entrevista a don Félix
Berasategui, en el Álbum del Centenario. Fue el segundo de los tres hermanos
vascos que llegaron a Victorica. Él fue el responsable, entre otras actividades,
de subir las campanas a la torre de la Iglesia. También fue quien colgó los
grandes espejos chinos que la familia del General Benjamín Victorica donó a la
Municipalidad. Y por sobre todo fue el responsable de la instalación de más de
quinientos molinos levantados en la amplia zona de Victorica y sus
alrededores.)
Aquí están los tres hermanos Beresategui de origen vasco. El que está sentado es Félix "Viejo", a su derecha el más joven es Félix apodado "Felucho" que fue aviador y del otro lado Francisco "Paco".De las viejas provincias
“Cuando don Miguel (De Fougéres) pasó a
la dirección de la escuela de Telén trasladado de la de Victorica remplazándolo
en esta el ingeniero civil don Carlos Thompson quedó actuando (Félix) Romero e
igualmente continuó al retiro y sustitución de Thompson con el director maestro
normal diplomado don Hildebrando Ortiz.
En el período postrimero de Thompson,
mil novecientos uno, llegué yo por ferrocarril desde la estación Once de Buenos
Aires a la General Lagos de la flamante segunda capital pampeana sucedánea de
General Acha, Santa Rosa de Toay, y desde esta, otras casi dieciséis más por
–transporte de pasajeros, correspondencia, equipajes y cargas livianas-,
conducida por su empresario y contratista del servicio oficial don Matías
Aspiróz.
Recién cumplidos en aquella metrópolis
mis dieciocho años de edad y los estudios de bachillerato nacional. Era mi
propósito acompañar ínterin sanase de enfermedad no grave pero sí de atención
familiar en su soledad, a mi señor padre semisexagenario don Ángel Lobo: juez
de paz departamental, poblador adjudicatario en compra luego dueño de chacra
fiscal en Loventuel y encargado escolar honorífico de su distrito.
(…) Pronto trabé relación con (el
riojano Félix) Romero. Al día subsiguiente de mi estada, por la tarde, visitando
con mi padre al mayor don Adolfo Corbalán en su domicilio. Ahí Romero,
infaltable al campechano rato casero charlando y saboreando la infusión del mate
criollo sorbido en bombilla de plata labrada. Me agradó la reunión a inversa
del trayecto incómodo hasta allí pisoteando y hundiéndoseme los pies entre la
medanosa arena volandera de las calles, azotado el cuerpo por el viento pampero
rugiente en oleadas enceguecedoras y hastiada la retina ante tanta topografía
hirsuta de los solares baldíos sin desbrozar invadidos de olivo silvestre y
pasto puna.”
(Fragmento extraído del folleto “Félix
Romero y la Biblioteca Popular Bartolomé Mitre de Victorica año 1955, de Pedro
Telmo Lobo". Lobo era santiagueño, fue conjuntamente con el maestro riojano
Félix Romero, y el entonces comisario de
policía Alfredo Hernández, integrante de la comisión promotora de la fundación
de la Biblioteca Popular de Victorica, la primera fundada en los ex Territorios
Nacionales. Años después Telmo Lobo se desempeñó como Intendente de la ciudad
de General Pico (abril de 1921 a marzo de 1922), pero antes había fundado el
periódico “Maracó” a mediados del año 1916).
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