jueves, 10 de noviembre de 2011

NELITA

María Nélida Suárez nació en Santa Rosa, cursando estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal Mixta “Julio Argentino Roca”, de donde egresó con el título de Maestra Normal Nacional. Prosiguió estudios universitarios en la Universidad Nacional de Buenos Aires, de donde egresó con el título de Abogado y Escribano.

Paralelamente realizó estudios de idioma en el Instituto Cambridge de Cultura Inglesa y en la Alianza Francesa donde obtuvo diplomas.

A principios del año 1961 arribó a Victorica la familia formada por María Nélida Suarez de de la Torre y Juan Carlos de la Torre, con sus hijos María José y Gustavo Martín.

Alquilaron frente al Banco de la Nación una propiedad de don Bautista Viglino, donde la escribana instaló la sede del Registro Notarial del Departamento Loventué, que se le había asignado. Anteriormente, el Registro había estado a cargo del escribano Antonio Retolaza, quien gentilmente le advirtió a modo de augurio: “no se ilusione, va a vivir nomás”.

Pero Victorica, primer pueblo de La Pampa todavía tenía mucha tierra fiscal, chacras y manzanas urbanas, sin escriturar, producto de los problemas con los títulos originarios que tenían tres orígenes distintos: el comandante Militar del Fuerte, la Dirección Nacional de Tierras y Colonias y el Gobierno del Territorio de La Pampa Central hasta que se transformó en provincia autónoma. Además por aquellos años en la zona oeste en los Departamentos Chalileo y Chicalcó todavía quedaban muchos lotes de tierra fiscal, con ocupantes precarios. Por otra parte fueron años en que los nietos de los fundadores comenzaron a tramitar las sucesiones para regularizar los patrimonios y gestionar sus herencias.



Todo el pueblo los veía pasar los primeros meses en el Citroen familiar que era conducido por el jefe de la familia. Victorica aún no tenía pavimento y tampoco había caminos pavimentados, por lo que las odiseas familiares se prolongaron por una década en el camino de tierra entre Victorica y Winifreda, donde se ingresa a la ruta nacional 35. Tampoco tenía agua potable domiciliaria, ni teléfono y la luz eléctrica funcionaba hasta la una de la mañana.


Por casualidad esos primeros años se encontraba al frente del Destacamento de Vialidad Nacional el señor Fernández Mendía. “Milito” era casado con la hermana de Nelita, con quienes compartieron los momentos iniciales de aquel Victorica que todavía tenía encima mucho de la cultura rural en la que se había desarrollado y que Nelita ayudó a cambiar con sus constantes iniciativas.

También se sumó al grupo familiar el “Bocha”, hermano de Nelita, quien hacía de secretario de la escribanía, un muchacho simpático con una chispa especial para las anécdotas, característica que también ha cultivado Nelita, por lo que parece una herencia familiar. Así lo reconoce en la introducción de su último libro “Todo lo relatado lo he hecho con humor, ya que ésta forma de encarar, de vivir la vida; que la he heredado de los míos: mi padre era un hombre naturalmente alegre y mi madre, en su severidad castellana tenía toques de gracia notables; todo hacía que fuéramos una familia alegre. Luego me casé con un hombre con sentido del humor y creo completamos el cuadro para tener un sentido especial de la vida: ser felices.”

Al poco tiempo Nelita se incorpora como profesora de la Escuela Provincial de Comercio Félix Romero, en la cual después sería designada Directora, cargo que desempeñó durante dieciocho años, hasta su jubilación en la docencia.

Su labor en esta Escuela de nivel secundario, que otorgaba el título de Perito Mercantil, fue muy relevante por varios aspectos que son muy destacables.

En primer lugar Nelita por sus saberes profesionales dictaba varias cátedras. Lo que le permitía tener conocimiento de la mayoría de los alumnos. No sólo de su desempeño como estudiante, sino que conocía su trayectoria educativa, su constelación familiar y la propia biografía personal de cada alumno, esto facilitado por la pequeñez de la comunidad pueblerina.

Todos los años Nelita aprovechaba a realizar cursos de capacitación en Buenos Aires, más los que se dictaban en La Pampa, a la vuelta de los cuales retrasmitía las ideas en el núcleo de profesores y la comunidad educativa toda de la Escuela. Era asidua concurrente al Instituto de Investigaciones Psicológicas y a la Universidad del Salvador en Buenos Aires, donde profundizó sus conocimientos en pedagogía, didáctica y psicología que utilizaba frecuentemente con alumnos, profesores, padres y cooperadores.

Además desde el principio se dio cuenta de la importancia que tenía para una Escuela de ese tipo, con objetivos que alcanzaban a las comunidades vecinas de Telén, Loventuel, Luan Toro y Carro Quemado, la Asociación Cooperadora. En un pueblo que necesitaba desarrollar infraestructura cultural, invitó a formar parte a muchos padres y madres que fueron muy colaboradores con su gestión al frente de la Institución, para que ningún joven se viese impedido de acceder a la Escuela.



Cuando en el año 1972 se me ocurrió formar el Club de Leones de Victorica, uno de los invitados fue el matrimonio de la Torre, quienes gustosamente se incorporaron y aportaron a esta Entidad de Servicios, no sólo su presencia, sino también sus iniciativas e ideas. Juan Carlos era médico y se había incorporado al Hospital, además de abrir su consultorio particular. De modo que los dos profesionales se complementaban muy bien en el diagnóstico de los principales problemas que sufría Victorica, que recién tendría servicio telefónico en la segunda mitad de la década del sesenta y el pavimento de la ruta 10 que la conectaba con la 35 a la altura de Winifreda llegó el año 1972, cuando también se pavimentaron alrededor de treinta cuadras. Después por fin llegó el servicio de agua potable domiciliaria y se extendería el horario de prestación del servicio eléctrico cuando llegó la interconexión de la Línea de alta tensión desde Santa Rosa.

Construyeron la casa propia donde incluyeron espacios para el consultorio del médico y la oficina para la escribanía, en la misma cuadra donde habían vivido hasta ese momento. Allí creció su hija menor, María Pía.

En el año 1973 la familia participó activamente de la política lugareña y provincial. Juan Carlos de la Torre fue electo Diputado Provincial por el recientemente fundado MOFEPA (Movimiento Federalista Pampeano). La vinculación con el Doctor Amit, a quien Nelita siempre agradecía la asignación del Registro, venía de hacía muchos años a través de su padre. Junto a él compartieron la alegría de la inauguración del edificio nuevo de la Escuela Provincial de Comercio un día antes del golpe de Estado del año 1966 que llevó al poder al general Onganía y desplazó al radical Arturo Illía.

Nelita en su cargo de Directora se jubiló y prosiguió en su profesión de escribana, en la que acaba de cumplir cincuenta años. A partir de allí se dedicó a escribir y sobre todo a publicar unos libros que según Coco Cesanelli los turistas adquirían con gran interés. Obtuvo un merecido reconocimiento en el concurso literario que llamó el Diario La Arena al arribar a su cincuentenario el año 1983. Su trabajo relacionado con “La educación y la democracia”, donde Nelita vuelca toda su experiencia como educadora y administradora de una escuela pública, alcanzó el primer premio. Releer el mismo permite medir cuanta distancia existe entre aquel contexto en el que le tocó trabajar y este de la actualidad donde la atenuación de la responsabilidad de la familia, de los estudiantes y de la propia sociedad, ha dejado a la escuela y a los docentes a merced de los nuevos problemas que repercuten en una menor calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Producto de sus lecturas, experiencias de vida, estudios e investigaciones específicas, entrevistas y largos diálogos con su esposo, la Doctora María Nélida Suarez de de la Torre presenta, en el Colegio de Escribanos de Santa Rosa su primer libro titulado “Ensayos sobre La Pampa”. El primer ensayo “Sobre la inmigración en La Pampa”, está dedicado a su padre, “que fue un inmigrante”.

En marzo del año 2002 Nelita, como le dicen sus amigas y amigos, presentó el libro sobre vida y obra del “General Benjamín Domingo Victorica”, una síntesis biográfica sobre la personalidad multifacética del personaje a quien el Coronel Ernesto Rodríguez decidió homenajear al fundar el pueblo en 1882.



El último libro publicado “Del humor a los recuerdos” presentado el año 2004, que se vende “como pan caliente” al decir de su hijo Gustavo, es un compendio de cuentos, anécdotas y relatos. La materia prima del volumen ha sido extraída de su actividad profesional, de la comunidad educativa de la Escuela en la que convivió, de las personas que conoció en ese noroeste pampeano, de los viajes a otros países realizados con su esposo, de los recuerdos de su Santa Rosa natal y del propio entorno familiar.

Nelita agradece a su correctora, al diseñador, como el aliento de Irma Lidia “Pocha” Torres y luego agrega “Y a todos los simpáticos de Victorica y su zona que me nutrieron con su gracia.”

Sin dudas que la personalidad de Nelita, con su capacidad e iniciativa marcó toda una época del desarrollo de la vida de la comunidad de Victorica. Siempre tuvo la virtud de apoyar todas las iniciativas nobles, se solidarizó con cuanta causa significara un adelanto, de esa sociedad todavía machista y que se resistía a dejar atrás ciertas costumbres pueblerinas.

Nadie duda que su accionar ha dejado en todos estos campos que he mencionado un profundo surco en el noroeste de La Pampa y fundamentalmente en su Victorica adoptiva. Por eso el Colegio de Escribanos le hará un reconocimiento a su labor de medio siglo al frente del Registro de Escribanía.




1 comentario:

  1. Con cuánta claridad y sencillez Luis Roldán nos presenta a la Dra. Nélida Suárez de de la Torre!! Quienes tenemos la dicha de conocerla sabemos que la descripción es exacta.Su presencia ha sido siempre y lo es hoy ,sinónimo de responsabilidad,elegancia, innovación,excelencia! En la Escuela de Comercio Félix Romero encontré las huellas imborrables de su paso por esa institución. Muy merecido el homenaje y felicitaciones a Luis, incansable "contador" de las cosas de Victorica y de su gente.

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