domingo, 11 de septiembre de 2011

RECORDANDO A NUESTRAS MAESTRAS



Ingresamos a la escuela primaria el año 1951. No habíamos asistido a lo que hoy se conoce como jardín de infantes, o nivel inicial obligatorio a los cinco años, dado que en ésa época no existía como tal. Todos íbamos a la escuela caminando desde nuestros hogares, hasta tercer grado por la tarde y a partir de cuarto en horario matutino. Por la mañana solía estar el Vice Director Vicente Lucero, que al poco tiempo se jubiló.

Tuvimos la suerte de que nuestra escuela la Nacional Nº 7 de Victorica, estrenaba su nuevo edificio, construido dentro del Plan Quinquenal de Obras Públicas del Gobierno Justicialista.
Todavía estaban al frente de la escuela una fila de inmensos eucaliptus que eran lugar propicio para nidos de una bandada de loros.
Al costado estaban los juegos (hamacas, tobogán, argollas, columpio, sube y baja).





Los porteros tocaban la campana a la hora de entrada, en cada recreo y a la hora de salida. Ellos eran don Lorenzo Martínez, don Germán Funes y después llegó doña Luisa Zarasate.

Nuestra maestra de primer grado fue la señorita María Tránsito Lucero, quien anotó en el Registro de Asistencia la cantidad de cuarenta y un alumnos y alumnas.


Ella consignó en Observaciones: “día 5 mala asistencia motivada por la carrera automovilística, vuelta de La Pampa. Día 8: mala asistencia, día lluvioso.”

Un tiempo después el grado se dividió y a nosotros nos tocó el Inferior “B”, en el que éramos 32 alumnos.


El año 1952 fuimos al primer grado Superior “B” en la que tuvimos de maestra a Angélica Eguía, casada luego con Eduardo López empleado bancario. La cantidad de educandos ya había mermado a 25 alumnas y alumnos. Lo llamativo fue la disparidad de edades que convivían en el mismo grado, porque íbamos de 7 a 14 años. La edad máxima normal era de 8 años, pero había 14 alumnos que la superaban. Mi recuerdo es que la voz de la maestra era muy aguda y cuando la levantaba, tenía un registro bastante chillón.




Entregando mi libro "Historias de Vida" a nuestra maestra de 2º Grado Teresita López Scala 1999


En segundo fuimos a la sección “C” y nuestra maestra fue Teresa López Scala, una de las hijas del Dr. López Seoane. Recuerdo que cuando terminamos el año, me pidió si le regalaba los cuadernos. Como no podía negarme así lo hice. Ella fue quien nos preparó a un grupo para hacer la primera comunión ese año.


El año 1954 pasamos a tercero “A”. Éramos 26 compañeros de grado. Este curso tenía la particularidad que asistían los hermanos Pagella (Raúl Emilio e Irma Olga) hijos del mecánico Roberto; las hermanas Correa (Elisa y Dominga) y los hermanos Miranda (Julián y Sixta).

La maestra que nos tocó fue la señora Elena Lucero de Rodríguez, hermana de la maestra de primer grado Inferior. Comenzamos 27 y terminamos 23.


El año 1955 al comenzar el cuarto grado “A” nos volvieron a fusionar y llegamos a la cantidad de 32 alumnos. La maestra fue Albina Pablo, hija del comerciante Gaudencio Pablo y Manuela del Valle. En ese año compartimos con mi prima Teresa Esther Spadini. Creo que algunos recordarán que ese año a un compañero nuestro Francisco V. Falabella lo vinieron a buscar una mañana, porque se había perdido su hermano menor. Su familia no lo encontraba y habían dado parte a la policía. Al otro día supimos que el niño se había quedado dormido parado, detrás de la puerta que daba de la casa de familia a la entrada al almacén.


La segunda de la derecha es nuestra maestra de 5º grado Elvira P. Rodríguez


Al comenzar el quinto grado “A” el año 1956 éramos 41 alumnas y alumnos. También aquí hubo hermanos compartiendo el curso: los Aguiar (Celia Edith y Hugo Rolando), los Barboza (Donata y Roberto José), los Sosa (José María y Segunda). La maestra fue Elvira Peregrina Rodríguez de Viniegra.

Ya para esa fecha la Directora a cargo de la Escuela era la maestra María Bustos de Ares, porque a Nicolás Capello, dada su condición de peronista, había sido desplazado después de la caída de Perón, en septiembre de 1955. Luego de un tiempo se hizo cargo del grado la maestra Alicia Rebollo de sobrenombre “Hicha”, de la que se enamoró perdidamente nuestro compañero Nicolás Isidro Samuel Sejas, un dibujante a plumín muy bueno, que tenía por ese entonces 16 años, cuando la mayoría teníamos tan sólo 12. Después el grado fue subdividido nuevamente y terminamos con la maestra Celia Santamarina.



En primera fila Alicia Rebollo (reloj pulsera) y Albina Pablo. Atrás de blanco y sonriente Beatríz Urbano en la Casa de La Pampa año 1999

Por fin llegó el año 1957 y nuestro último grado, el 6º en el que nos tocó como maestra Elsa Beatriz Urbano. Ella y Elvira de Viniegra nos acompañaron en el reencuentro de los cincuenta años de egresados en el 2007.

Siempre recuerdo cuando el alumno Ubaldo Alberto Ricarde, que era muy inquieto y como era petiso la maestra lo había sentado en el primer banco frente mismo a su escritorio para tenerlo cortito. Cada vez que ella se daba vuelta para escribir en el pizarrón el Ubaldo aprovechaba para hacer alguna trapisonda, lo encontraba muchas veces volviendo de hacerlas y la maestra lo retaba. Pero llegó un día que Ubaldo, cuando la maestra comenzó con la filípica acostumbrada, alzó la voz, tomó el tintero del pupitre y le dijo en tono amenazante: “!mire señorita, mi papá me dijo que cuando usted me levante la voz, le tirara con el tintero!”.


Nosotros no sabíamos qué hacer, si reírnos o escondernos debajo del banco.
También recordamos a las maestras de Música Maruca Viniegra, a las de Actividades Prácticas como Irma Rebollo, Azucena Bazán, y en algunas suplencias a la esposa del Director la señora de Capello. Y a quien nos daba educación física la maestra Celia Santamarina, con quien después compartimos también los primeros años del Secundario en el Félix Romero.






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