El ministro pronosticó que este año habrá "crecimiento, inclusión social, superávit fiscal, superávit comercial y por lo tanto acumulación de reservas en el Banco Central". (La Nación 20-03-2010)
En primer lugar, está descartado que crecimiento económico habrá. El tema en cuestión es qué nivel alcanzará ese crecimiento, dado que no es lo mismo crecer el 3 o 4 % que el 7 u 8 % anual, como se logró entre 2004 y 2007.
Si la Argentina crece en el rango del 3 al 5 % estaríamos en tasas de crecimiento de décadas anteriores, que no alcanzan para salir del pozo y lograr las metas del desarrollo humano a las que se debiera apuntar.
El Ministro Amado Boudou hablando ante la Comisión del Senado, en la que deslizó algunas frases con predicciones extremadamente optimistas.
En cuanto a la inclusión social sirve también aclarar que se debe distinguir entre estar incluido a medias o plenamente. La inclusión social plena la otorga la posibilidad de conseguir trabajo legal. Es decir, la inclusión mediante subsidios del Estado de cualquier tipo a valores desactualizados por la inflación en alza es “a medias”. Conseguir empleo “en negro” es inclusión “a medias”.
Conseguir superávit fiscal y superávit comercial, también se lo puede hacer, pero depende de que forma se lo logra y de que magnitud y si este es sustentable.
A lo largo de las décadas, los distintos economistas que han trabajado para el Estado, han utilizado distintas argucias para exponer la contabilidad pública y poder mostrar los números más convenientes a la administración política de turno.
Por ejemplo, si se deja crecer libremente la tasa inflacionaria, los impuestos que recauda el Estado y que pesan sobre las ventas o las ganancias, se incrementarán. Si no se contabiliza a fin de año toda la deuda flotante y se la deja en los cajones de los despachos, esto también ayuda a mejorar el resultado.
La gran mayoría de los "cartoneros" aún luchan por su subsistencia y para alcanzar algún día entrar al territorio de los "incluidos".
A su vez si llevo a cabo una política cambiaria “administrada” que permita sostener el precio del dólar artificialmente alto, beneficio a los exportadores y de paso el Estado se beneficia con más ingreso por retenciones. Por otro lado esta es una política que pone freno a las importaciones. De tal forma que el superávit comercial de un ejercicio, puede estar escondiendo un problema de mediano y largo plazo, la descapitalización de las empresas en cuanto a capacidad instalada de las nuevas tecnologías.
Por último, y para decirlo sintéticamente, si el Banco Central emite billetes para comprar dólares, está matando dos pájaros de un solo tiro. Permite licuar el gasto público por el efecto inflacionario que produce y aprovecha el dólar “estable” para reponer reservas que se han utilizado para pagar deuda.
Por todo esto lo que ha expresado el ministro tan simplificadamente y desbordando optimismo, es cuando menos, para decirlo sin ambages, una generalización de obviedades, la que contiene parte de la verdad, pero no toda la verdad.
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