En Victorica, como en todos los pueblos de La Pampa, los vendedores ambulantes, de distintos tipos de productos y de servicios estuvieron vigentes hasta bien entrada la década del cincuenta del siglo XX.
Los verduleros, los panaderos, los lecheros y aún los carniceros eran los más comunes a ellos se agregaban los vendedores de "chacinados" y golosinas. Algunos recorrían las calles conduciendo un carro tipo jardinera, tirado por un caballo, otros un carro cerrado y otros, solo portando en sus brazos grandes canastas donde llevaban la mercadería. Vienen a mi memoria don Mauricio Pérez con su carro lleno de sandias, melones, zapallos y choclos o la de don Antonio Palmieri con su canasta de chacinados y la balanza romana al hombro. También el heladero Plaza con su cuatriciclo tocando la campanilla.
De la labor de estos personajes pueblerinos, en el caso de Victorica, nos han quedado recuerdos, anécdotas, añoranzas que nostalgiosamente recuperamos de nuestra memoria, junto a escasas fotos, la mayoría de las cuales deben estar en poder de familias, varias de las que se fueron de la localidad rumbo a otras dentro de la provincia o aún fuera de ella.
En esta foto apreciamos a don Reymundo Urmente Gil, quien tenía una verdulería, pero quien también efectuaba reparto a domicilio. Se lo ve con su cartera, donde llevaba el dinero de la cobranza y fundamentalmente las monedas para los vueltos.
En los últimos años de su vida el reparto lo hacía su hijo menor Jorge, quien retiraba los bultos de la estación del ferrocarril, descargaba en la verdulería familiar y luego salía al reparto de clientes fijos y algunos ocasionales.
Agradezco al amigo "Cacho" Peralta que me facilitó esta foto. Don Lorenzo Martinez se convertiría después en su suegro y su padre fue carnicero y colega de Bolet.
Por aquellos años las familias pobres hacían el puchero, el guiso y los estofados consumiendo papa, zapallo, choclos, batata, cebolla, ajo, zapallito del tronco, lechuga, zanahoria y algunas otras hortalizas, muchas de las cuales Urmente producía en su propia quinta, situada en la salida del pueblo en el camino rumbo a Telen.
A su lado se encuentra el carnicero del Barrio Los Pisaderos, don Bolet. Su carnicería estaba en la calle 14, entre 15 y 17, en la antigua casa que había pertenecido al capitán del Ejército Adolfo Corvalán. Tiene puesto gorra vasca, el delantal blanco que le tapa el pecho y le llega hasta los pies. Este delantal de lona era necesario para manipular las medias reses de vaca y los lanares, sin mancharse de sangre la ropa. También se observa la cartera de cuero a su costado y la correa que le cruza el pecho.
Detrás está su carro carnicero, al que está atada una yegua, casi con pinta de mula, con el cual transportaban desde el Matadero Municipal los animales carneados hasta la carnicería. Cacho Peralta siempre recuerda la carrera que corrieron todos los carniceros con sus respectivos carros con monta cambiada y la apuesta fue que el ganador sería el que llegara último.
Como su local estaba a menos de dos cuadras de mi casa paterna mi familia me mandaba a comprar carne allí. Así que tengo el recuerdo de ver los capones y corderos colgados y alguna media res de vaca. Don Bolet era hábil con la chaira y con la sierra de mano.
A su lado está su hijo Simón, cubierto con poncho, dado que es invierno. Usa también boina vasca, pero al contrario de su padre que tiene bombachas de campo, y alpargatas, el tiene puesto un traje y zapatillas.
El artista Carlos Alberto "Pocho" Riela, hizo este retrato a plumín y tinta china de "Pipo" Piccolomini, uno de los clásicos personajes vendedores de golosinas en todos los ambitos de diversión o recreación. Infaltable los domingos de futbol.
Por su atuendo y de otros de los fotografiados, da la impresión que pudo haber sido un día de fiesta en Victorica. De esos días feriados, porque la despensa de los hermanos Romero tiene las persianas totalmente cerradas. Parece ser alrededor del mediodía porque el fotógrafo, que no sabemos quien fue, ha dejado el sol a su espalda.
A la izquierda de Simón Bolet observamos a don Lorenzo Martínez, que por esa época era el dueño de la Confitería, contigua a la despensa de los "gallegos" Romero. A don Lorenzo los pibes del barrio lo conocimos cuando en 1951 ingresamos a la escuela primaria Nº 7 y el era uno de los porteros del flamante edificio recientemente inaugurado. Por ese dato estimo que la foto podría ser de fines de la década del cuarenta.
Sobre la vereda, un ocasional caminante observa la escena. Enfundado también en el poncho y con su tradicional pipa entre los labios también mira al fotógrafo. Se trata del italiano Santiago Roca, quien tenía su casa de familia en el “Barrio Latino” en la manzana de los Di Dio, los Gesualdi y los Piccolomini-Papaleo, otra familia de vendedores ambulantes de hortalizas y de golosinas.
Hola. He descubierto por casualidad tu Blog y me he topado con este maravilloso artículo en el que mencionas a mi Tío-Abuelo Raimundo. No se si te importará pero he incorporado parte de él en mi Web personal en http://www.javitron.tk mencionando que proviene de tu Web. Si tienes inconveniente me lo indicas al email javitrondezaragoza@gmail.com y lo retiro.
ResponderEliminarMuchas gracias por todo y un Saludazo desde Zaragoza, España
Siguiendo con el tema. Encontré este Blog sobre La Pampa Argentina y sale en él lo que parece ser la foto de la ex.quinta de Raimundo Urmente.
ResponderEliminarEl Blog está en airesdenostalgia.blogspot.com y el Artículo se titulsi malno recuerdo VICTORICA,donde vivió Raimundo.
Espero sea de utilidad
Saludazos