Hace algunas semanas tomamos conocimiento de este libro, a través de la presentación que su autora realizara en la Biblioteca Popular de Telén. Lo firma como Elsa Kenny, un apellido de ascendencia irlandés muy conocido en la zona del noroeste pampeano.
Ella es pampeana, hija de la familia Rosalín de Victorica, se casó con Eduardo Kenny, nativo del lugar, hijo de don Enrique T. Kenny y vivió junto con su familia en la Estancia "La Marcela", a pocas leguas del pueblo que fundara el francés Alfonso Capdeville el año 1901. Allí crió sus hijos, algunos de los cuales fueron nuestros alumnos en la Escuela provincial de Comercio "Félix Romero" de Victorica.
"La Marcela" está situada a tres leguas al noroeste de la estancia "Santa
Camila", allí donde aquel francés, hijo del socio de Capdeville, compuso
música que firmó con el seudónimo J. Nirvassed. Un vals Boston que compuso y dedicó al entonces Gobernador del Territorio Pampa Central, el Dr. José Luro, lleva el título "Aromas del monte".
"Conozco el monte vivo y libre. No pude escapar de la poesía para cantarle a esta tierra firme y dura, montaraz e indestructible. Montes azules de mis recuerdos." Estas son las palabras de la autora a modo de presentación al ramillete de poemas, en los que desgrana todo el amor por ese lugar, por los habitantes del bosque de caldén al que los lugareños, como ella lo hace, lo llaman monte.
Eso de montes azules, es porque efectivamente al caer el sol, a eso de la oración como decían nuestras abuelas, la abigarrada caldenada se tiñe de un color azulado sobre todo en el otoño e invierno. El primer poema que abre el libro está titulado precisamente Montes Azules: "De cerros, montes y cielos/ envueltos en bruma azul,/ eran el cielo sobre mi alma".
En los más de cuarenta poemas que componen el libro, la autora se ha dejado llevar por sus recuerdos, sensaciones, experiencias vitales, pero sobre todo por el sentimiento de amor hacia esa naturaleza con la que han convivido y donde han soñado y amado junto a sus seres queridos.
EL CALDENAL
Yo vivo en el caldenal...
terrenal, rústico, amado.
Bajo cielos y caldenes
frescura de follajes.
Primaveras con golondrinas
y pájaros del monte
que juegan con las nubes
cambiantes y voluptuosas.
Vientos que pasan silbando
despeinando caldenes.
Tardes melancólicas
despiden al sol
entre una orgía
de rojos y corales
que tiñen el horizonte.
Arriba...
cielo extendido sereno.
Abajo...
el caldenal fascinante
en su quietud secular.
Noches máginas de luna llena,
murmullos misteriosos
roces sigilosos
de duendes nocturnos.
Escenario grandioso
de caldenes, lunas y estrellas.
Olor a montes,
olor a hierbas,
frescura de la noche.
Canto de grillos,
chistido de lechuzas.
Entre tanta vastedad
el alma libera sueños
que albergan esperanzas.
Hay lugar para el silencio,
la paz, el amor y la poesía...
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