Después de
transcurrida la mitad de la década de 1930, conocida como “los años malos”, Victorica, el primer pueblo
de la Pampa Central, comenzó a percibir, por ser el centro urbano más grande de
cincuenta leguas a la redonda, la demanda laboral de la mujer. Primero hicieron oír su necesidad las personas
solteras, pero con el correr de los años también las casadas golpearon la
puerta del mercado de trabajo local.
Hasta ese
momento, una de las principales actividades profesionales de la mujer era la
educación, pero para eso había que estudiar y tener un título habilitante, lo
que sólo podían hacer las hijas de familias burguesas.
Fueron varias
las actividades económicas donde las mujeres se iniciaron en la vida laboral
activa. La casa de Ramos Generales de J. Llorens, J. Antich y Cía. a principios
del siglo XX tenía entre su personal a varias mujeres, entre ellas a Antonia Ubalda
Ortiz, Dubedout, y Manuela del Valle, entre otras. También los Restaurantes, Hoteles y Hospedajes
contaban con personal femenino. Algunas desempeñaban, como trabajadoras
autónomas, sus conocimientos de costureras, peluqueras o curanderas y
comadronas.
El lugar que
comenzó ocupando la mujer fue, en sus inicios, el comercio, en distintos ramos,
principalmente en las tiendas. Pero también algunas pequeñas industrias
recurrieron a ellas. En las panaderías, en la fábrica de hielo de la familia
Rochereul, donde por lo menos tres de sus hijas trabajaron a la par de los varones. El año 1943 en nuestra República Argentina, por primera vez el
trabajo industrial superó al trabajo agropecuario. Lamentablemente no tenemos
registro del trabajo de la mujer en las estancias, porque en aquella época
estaba invisibilizado.
A principios de
la década de 1950 había dos sastrerías en Victorica, la capital del Departamento Loventué. Una del italiano Francisco
Garzaniti y la otra del polaco José Martinowsky. En la de Garzanitti trabajó
nuestra tía Selva Cesanelli. En tanto en la de Martinowsky trabajaron entre
otras mujeres, las hermanas Sara y Dora Marini. Cuando había más demanda también lo hizo Susana Jofré.
Delia Casper con su esposo Carmelo Lamónica el día de la comunión de su hija Malvina, en la Iglesia de Victorica (La Pampa)Pero las industrias no abundaban, y en las pequeñas empresas familiares, generalmente trabajaba la esposa y los hijos del dueño que no estudiaban. En los pueblos vecinos, donde se instalaron aserraderos, hubo empleo para las mujeres casi a la par de los varones. Eso sucedió en Telén y Loventuel, no tenemos datos de Victorica.
Eran las épocas
en que la moda masculina imponía entre la clase pudiente el traje con chaleco.
La chalina, el impermeable, el sobretodo, los cuellos de camisa almidonados,
las camisas con gemelos. En cambio los descendientes de los criollos, el
poncho, el pañuelo de cuello, las bombachas y las botas. Pero ambas compartían
la moda del sombrero, claro que de distinta calidad y modelo.
Sus inicios en la confección de sombreros
Adolfo Lamonica,
hijo del italiano Carmelo Lamónica, trabajaba como vendedor en la Sastrería
Sportman, que luego se transformó en Suixtil. Sportman era propiedad del sastre Zaninovich
de General Pico, quien confeccionaba trajes a medida.
A través de él,
Delia Casper, cuñada de Adolfo Lamónica, comienza ayudando con el planchado de prendas y
limpieza manual con bencina, oficio que había practicado para sus antiguos
patrones. Zaninovich, observa
sus habilidades y le sugiere la idea de comenzar con la elaboración de
sombreros y es así que encargan los moldes de madera necesarios a Buenos
Aires, luego compran una máquina y después viaja a la Capital a la casa
proveedora, donde le dieron clases prácticas. Delia venía de trabajar en la Estancia "Las Vertientes", donde lo hizo con una de sus hermanas durante varios años, allí se conocieron con Carmelo.
El paño era
de excelente calidad, siendo los colores más comunes el negro, marrón, verde, gris,
plomo. El fieltro raso y la cinta para el ribete lo encargaban a Buenos Aires.
Adolfo Lamónica de camisa, con un amigo en el patio de su casa paterna en Victorica
La elaboración
era totalmente artesanal. Como primer paso medía el diámetro de la cabeza
del cliente con centímetro, y luego cortaba respetando los datos. El paño
se engomaba y después se moldeaba con vapor mediante un trapo húmedo como
protección. En forma manual y con gran habilidad lo iba construyendo, primero
con plancha a carbón, luego la de calentar y por último la de nafta
blanca. Finalmente los cosía y los dejaba en sus respectivos moldes para fijar
sus formas. Trabajaba por etapas, cada una de las siguientes partes:
corona o copa: era
la parte superior del sombrero que se adapta a la forma del cráneo limitando su circunferencia. Esta podía tener
diferentes formas, regularmente redonda, cónica o truncada.
borde o ala: era la parte del
sombrero que constaba de una superficie que recorre la circunferencia del
sombrero, cumple la función de proteger al hombre de los rayos solares, el
viento y la lluvia, también conocido como visera o ala frontal.
banda suave: es la parte interna del
sombrero, regularmente hecha de materiales muy suaves que entra en contacto
directo con el cráneo y que tiene la finalidad de ajustar correctamente
el sombrero a la cabeza y detener la transpiración. El “tafilete” es el trozo de cuero tipo badana, que
sirve para unir, en la parte interna, el ala con la copa del sombrero.
banda del sombrero o cinturón: es la
franja de algún material que se encuentra en el exterior del sombrero, entre la
corona y el borde, servía para darle forma al sombrero o como simple adorno.
En la foto de derecha a izquierda aparecen el sastre italiano Francisco Garzaniti, don Vidal Saenz, Domingo Andrés Frois y don Pedro Ragone, algunos clientes
Biografía de Delia Casper
Sus padres
fueron Malvina Grabosky, inmigrante polaca y Santiago Casper, inmigrante
ruso de la colectividad de los alemanes del Volga.
Malvina
Grabosky, había venido con sus padres a la Argentina, comienzan a trabajar en tareas
rurales en la zona de Winifreda, entonces Territorio Nacional de la Pampa
Central. Allí se conocen con Casper, se casaron y de esa pareja
nacieron ocho hijos: Juan, Delia, Celestina, Felipe, Albina, Enriqueta, Ana y Alberto. Juan trabajó en el
Hospital, Felipe en la Casa Calandri y Alberto en la Cooperativa de
Electricidad.
Delia comenzó a
trabajar desde los 17 años en la estancia "Las vertientes" de la familia
holandesa Blaisse, en la zona de Carro Quemado. Con sus ahorros logra comprar
una chacra en los alrededores de Victorica, cerca de la actual ruta 105, la que pone a nombre de su madre.
Allí en la estancia conoce a Carmelo Lamonica, con
quien se casa el 7 de mayo de 1955. Tuvieron una sola hija a quien bautizaron
con el nombre de su abuela Malvina. Vivieron con la suegra, doña Antonina Besone de Lamónica, en la casa de la calle 12 esquina 13 de
Victorica. Luego los hermanos de Carmelo le dejan la casa paterna en calle
15 casi esquina 12, que aún se encuentra en pie, construida con ladrillos usando el barro barro pisoteado por caballos, que se hacían en Los Pisaderos, en los primeros años de
desarrollo del pueblo.
Modelos
exclusivos para clientes
Delia hacia los diseños
a pedido, respetando los gustos del cliente. Los modelos más comunes que
fabricaba eran: el “bombín” de ala estrecha y corona redonda, el “panza de burro”,
tradicional de Argentina utilizado por los gauchos, su nombre deriva del uso
del cuero de la panza de la burra, el “fedora” con corona pinchada, (el nombre
proviene de una princesa de ese nombre que utilizaba este sombrero) el “chambergo
tanguero”, que es partido al medio, el chambergo era de ala más ancha para
proteger mejor de las inclemencias del tiempo y el “Orion” que usaba el “Zorzal
Criollo” el cantante Carlos Gardel. A muchos clientes les gustaba con una buena cinta que le daba un toque diferente de distinción y el “criollo”, usado por la mayoría de la paisanada. Para entregarlos los envolvía en un sobre grande de papel madera. A veces cuando eran para regalo se utilizaban cajas especiales para su mejor presentación.
En algunos
antiguos roperos de casas de familia deben estar en el fondo de los guardarropas
o baúles algunos de aquellos sombreros “made in” Victorica, confeccionados por
Delia y comercializados por “Casa Sportman” del “Gato” Lamónica.
La foto permite apreciar los moldes que se utilizaron para la confección de los sombreros
Entre los vecinos
victoriquenses de la época, que lucían sus sombreros, se recuerda a don :
Agustín BORTHIRY, Carlos LEYTON, León CASENAVE, “Chino” de la NAVA, Eulogio
MATOS, Germán TORRES, Eladio RODRIGUEZ, Jaime SIDEBOTTON, Alfredo, Emilio,
Lorenzo y Eduardo KENNY. Pedro ROSOLEN, Miguel MARZANO. etc. Además se
sabe que algunos clientes eran del sur de San Luis, que llegaban atraídos
exclusivamente por la merecida fama de sus sombreros.
El "Gato" y Delia les obsequiaron sombreros al “indio” WINCHINAO y a Juan CORIA, dos personajes, que solían verse
en los boliches de entonces, en todas las cuadreras, en los bailes de las afueras, en las yerras y las
fiestas pueblerinas luciendo orgullosos su sombrero.
Los vecinos, a
los que hemos consultado sobre el local donde funcionó la sastrería Sportman,
nos han indicado dos lugares. Uno el lugar donde actualmente está la
Veterinaria Victorica de la familia Sidebottom y el otro cruzando en diagonal
la calle, en el salón que había pertenecido a la familia Fuentes, atendida los últimos años por "Maneco" y Luisa y que años
después comprara don Jacinto Mustafá.
El sombrero era un complemento de la
vestimenta, muy usado hasta finales de la década de 1950, alguien dice que
cuando los automóviles comenzaron a hacerse más bajos, eso influyó
negativamente en el uso del sombrero y en Buenos Aires de donde venía la moda,
también cuando el transporte público se transformó en algo muy difícil para el
público en general, además del tema del costo de este complemento lentamente
cayó en desuso.
El baúl donde se
conservaron los moldes de madera, fue entregado recientemente a la Municipalidad de
Victorica, para ser destinados al futuro Museo, por la familia Lamónica-Álvarez, a
quienes agradecemos toda la información para esta nota sobre la historia de la
industria de la moda masculina.
Agradecemos particularmente a la
señora Elsa Álvarez de Lamónica por su información y fotografías para la
elaboración de la presente nota. También a Malvina Lamónica la hija de Delia por la fotografía familiar.
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