“Felucho” como se lo apodó, y fue popularmente conocido, era el
hermano menor de Félix Berasategui, llegado a Victorica desde la península
europea, el 24 de octubre del año 1913.
Habían nacido en Matamoros, alrededores de Bilbao,
provincia de Vizcaya, situada al norte de la península ibérica y frente al Mar
Cantábrico.
Eran hijos de Juan Berasategui y de
Petronila Dolores Sabando. El año 1917 arribó otro hermano de don Félix de
nombre Francisco, proveniente de Olite provincia de Alava. Recién el año 1932 llegará Felucho.
La
causa de la inmigración de los dos hermanos mayores fue las incesantes guerras
a las que eran llevados los jóvenes, para pelear en las colonias españolas al norte de África, de las que muchos no
volvían a sus hogares.
En cambio el motivo de la expatriación de Felucho
fue recordada así por su hermano mayor: “Estaban por quemar la bandera
monárquica y él lo evitó pisando a la persona mandada a ejecutar esa medida.
Esa fue la causa que determinó su viaje a la Argentina. Es decir huyó del
castigo que significaba un acto de esa clase”
En la foto se observa en primer plano a Francisco, en segundo lugar a Félix y en tercer lugar a "Felucho", parados delante de la estructura del avión que armaron en Victorica y que luego de hacerlo arrancar, tuvieron que sujetarlo con las sogas y el peso de sus propios cuerpos para hacerlo bajar
Don Félix “Viejo” a su arribo a Victorica en el Ferrocarril del Oeste, fue
recibido por su tío Bautista Padrones, venido a la Pampa Central y afincado en la primera población fundada en aquel Territorio Nacional por el Ejército, seis meses antes.
Al día siguiente, como tenía
conocimientos de herrería, el señor José Ghizzo, italiano que se dedicaba a la reparación
de carros lo contrató inmediatamente. Poco tiempo después se fue a Telén y allí trabajó con el
vasco Laborde, muy buen herrero según solía recordar. Después volvió a Victorica nuevamente y se dedicó a la
herrería por su cuenta, reparando carros y al año siguiente le compró el local
de la herrería con todos los elementos a don Ignacio Zamorano, juez de Paz de la localidad
durante muchos años.
Luego de las primeras changas don Félix
“Viejo” recordaba que el Intendente de Victorica en 1915, Benjamín Garritani, lo llamó para que colgara
en el Salón los grandes espejos que habían sido donados por la familia del
General Benjamín Victorica. Félix Berasategui ayudado por su hermano Paco y varias personas bajo su dirección, fue también el
responsable de colocar las grandes campanas dentro de la nueva cúpula de la
Iglesia Nuestra Señora de la Merced, cuyas primeras campanadas se escucharon en
el centro de Victorica un 12 de octubre de 1928.
Al poco tiempo dejó la reparación de
carros y se dedicó a la colocación de molinos de viento en la localidad y los
campos y chacras de los alrededores y pueblos vecinos. Hacia fines de los años
1970 llevaba colocados más de 260 molinos en la zona, según sus anotaciones.
Cuando llegó Francisco, traía consigo
los planos, que había adquirido en España, con las instrucciones para armar un
avión.
Con esos planos y el motor de avión
usado que le habían adquirido a Borthiry en San Luis, los tres se dieron a la
tarea de armar la estructura en la herrería el año 1935. El motor era de origen
francés, diseñado el año 1909 por los hermanos Laurent y Luis Seguín. Se
trataba de un Gnome de nueve cilindros que giraba a un máximo de 1.000 rpm
alrededor de un cigüeñal fijo, moviendo la hélice sujeta al bloque del motor
que se autorefrigeraba de esa manera.
El año 1945 se realiza la asamblea
constitutiva de la Cooperativa de Electricidad de Victorica, cuyo Consejo de
Administración integrará "Felucho", volcando desde ese momento todos sus
esfuerzos y conocimientos de motores, al servicio de la Institución.
Felucho hace amigos por su forma de ser,
jovial y dicharachero, entre los jóvenes que practicaban deporte y entre ellos
conoce a Federico Ortiz Echagüe, quien
tenía un avión, en la Estancia "La Holanda".
Cuando su hermano “Paco” está en
España visitando a los parientes en
1948, Felucho compra su primer avión. El día que “Paco” retornaba en tren,
Felucho sobrevoló con su avión el convoy desde Luan Toro hasta Victorica para
darle la bienvenida a su hermano que regresaba a su segundo hogar.
Le encantaba el Turismo de Carretera, a cuyas competencias asistía no sólo en Victorica, sino que iba a Eduardo Castex o General Pico para palpitar el rugir de motores. Cuando pudo se compró una moto y a principios de la década de 1960 adquirió un
karting con el cual participó activamente en las carreras zonales de esa
categoría.
El año 1948 Felucho comienza a estudiar
en la ciudad de Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires, donde conseguirá su
brevete de piloto.
El primer accidente nos lo contó “Pibe”
Viniegra, el odontólogo que vivía en la misma vereda donde los vascos tenían su vivienda. Cierto día Felucho lo invita a viajar a Buenos Aires en el avión de
Federico Ortiz Echagüe, para llevarlo a control mecánico y de paso realizar sus
primeras prácticas.
El avión carecía de brújula, de modo que
para orientarse, Felucho utilizaba las vías y los carteles de las estaciones del
Ferrocarril del Oeste, que desde la Estación Once (Capital Federal) llegaba hasta Telén, punta de riel en La Pampa. Cuando
llegaron a Luján, a la que identificaron por las altas torres de la basílica,
los envolvió un gran frente nuboso restándole toda visibilidad al piloto.
El avión tampoco tenía instrumentos de
comunicación, de tal forma que no podían ser auxiliados desde tierra. Apenas
distinguieron el suelo, Felucho inicia el descenso del avión. Tras un breve
carreteo terminaron dentro de una laguna cabeza para abajo, en medio del agua y
barro. El primero que logra salir de esa situación incómoda fue Felucho quien
con total desparpajo le dijo a Pibe “sal, hombre sal”. Pibe entretanto trataba
de desenredar el cinturón de seguridad y la ropa de la valija que se había
abierto.
El equipo "La roseta", que Felucho integró junto a Zanín, Pérez, Di Dio, Gesualdi, Costantino, Miguez, Viniegra, Berasategui, Rochereul y Priani
Don Alfonso Palmieri otro de sus amigos
nos contó que él lo solía acompañar a llevar repuestos de molinos o automotores
a la localidad de Santa Isabel en el Departamento Chalileo al oeste de La Pampa. Recordó que les acercaba los elementos
solicitados a través de la radio policial o por telegrama del Correo. Cargaba
los repuestos y cuando llegaba a los médanos de Santa Isabel ahí, luego de un
sobrevuelo a la población, tiraba el encargue en la cresta de la arena, dentro
de una bolsa.
Su hijo Juan Carlos García, nos contó
que su madre Simona Zamudio, de profesión enfermera, pareja del Vasco, en
varias oportunidades acompañó a Felucho a Santa Isabel para transportar
enfermos hacia el Hospital de Victorica, sin cobrar ni recibir compensación
alguna.
El vasco “Felucho” integró un equipo de
fútbol en su juventud. Después como todos los descendientes de esa colectividad
comenzó a jugar a la pelota a paleta de frontón. La primera cancha de ese
deporte se había inaugurado a principios de la década de 1930 y estaba contigua
a la casa de la familia Reale, enfrente de la cual estaba el taller de herrería
de los Berasategui. El se casó con una de las hijas, de cuyo matrimonio, nacieron dos niñas.
Años después el Colegio Salesiano funda
el “Ateneo Don Bosco” que incluye la construcción de un Frontón para la
práctica de pelota a paleta, la que es inaugurada con la presencia del
Gobernador de ese entonces Doctor Salvador Ananía y del Intendente Municipal
don Eladio Rodríguez. Era la época de los salesianos Beltrame y Rolhaiser de la
colectividad, que fomentaban el fútbol y la pelota vasca.
Entre el grupo de los entusiastas de la
pelota a paleta estaba Felucho, los hermanos Romero, don Carlos Balech, el
“Negro” Iriarte, Alcaráz, el vasco Lázaro Mendiara, los hermanos Orueta, los
hermanos Vidart, Dentoni, Carranza, Navarro, Costoya, Etchart, Toffoni y Mendía
(funcionarios de Vialidad Nacional) Marcial Roldán (nuestro padre) y otros lugareños a quienes
se agregaban los fines de semana o en ocasiones especiales el vasco Sarasketa
de Carro Quemado, los vascos Irastorza y Garmendia de Telén y Jáuregui de Luan
Toro.
En la foto se observa la ocurrencia de Felucho de la frase que se lee en el cartel que le puso al camión cero kilómetro. A su lado está el cura párroco Lario, al lado de éste un camionero, detrás está su sobrino José Garayo y arriba su otro sobrino Pedro Saborido
Recuerdo que el año 1956 nuestra maestra
de 6º grado Beatriz Urbano, invitó a Felucho al aula, para que nos contara la
odisea de la que había sido protagonista con su avión, oportunidad en la que
pudimos observar fotografías de la máquina destruida en la pista. El año 1955
Felucho y su hermano Paco habían concurrido a Mendoza invitados por autoridades
del Ejército. Paco, al escuchar las bombas cerca del Plumerillo le dice a
Felucho ¡hombre mira que recibimiento!
Pero las bombas no eran de estruendo
sino de los morteros que desde la pista, que ya estaba tomada por los rebeldes,
quieren evitar ser atacados. Felucho duda sobre qué hacer, pero lo intiman a
que descienda. Al momento de estar en tierra toma el control de la máquina un
oficial del Ejército quien al intentar hacer una maniobra produce un accidente,
destrozando el avión, a consecuencias del cual Felucho sufre un gran golpe en
la columna. Un año después y luego de aclarado el incidente el Ejército le
entrega el avión reparado.
Otro accidente protagonizado por
Felucho, fue en un viaje a Buena Esperanza (San Luis) llevando al señor Carlos
Mattiauda de Santa Rosa. Al intentar descender volando bajo, choca contra un eucaliptus con
un ala y, el avión cae entre unos tamariscos, luego impacta contra un
alambrado, cerquita de una letrina. La señora que salía en esos momentos, se
llevó un gran susto, porque no sabía lo que había pasado. A consecuencia de
este accidente el avión queda inutilizado y el piloto con sus piernas
lastimadas.
.
En el salón del Club Cochicó delante del motor Gnome con sus sobrinos Margarita Berasategui y José Garayo
Juan Carlos García hijo de Felucho nos
contó, que el día anterior que iba a viajar hacia Bahía Blanca él quería ir,
pero como solo tenía 8 años y tampoco había lugar, le dijo que no porque además
no debía faltar a la escuela.
Analía su hermana más chica, también
hija de Felucho, lo recuerda cuando en las mañanas los llevaba a la escuela,
ella era alumna del Colegio María Auxiliadora y su hermano del Don Bosco. Un día
de una de esas heladas de varios grados bajo cero, el auto no le arrancó así
que Felucho traía los niños uno de cada mano caminando, desde la casa cerca de
la Estación del Ferrocarril, mientras iba cantando “linda mañanita cuando sale
el sol”.
El día sábado 27 de julio del año 1963,
alrededor del mediodía Felucho que piloteaba su avión un “Luz Combe Silveire”
de dos plazas, acompañado por el joven Julio Francisco Mayor de 25 años oriundo
de Bahía Blanca e hijo del transportista de combustibles que traía los mismos
desde aquella ciudad hasta Victorica, se incrustan contra una "lomada de tosca-greda" de escasa
altura.
Ese día “en el momento de ocurrir la
tragedia, una espesa niebla rastrera cubría la zona” (diario La Arena). Cuando
Felucho intentó aterrizar en la pista del Aeroclub de General Acha, un error de cálculo en la
maniobra produce la colisión del avión contra "la bajada de la pequeña lomada" (en las cercanías donde
actualmente se encuentra el monumento a Ceferino). El aparato se incendió
inmediatamente sin que ninguno de los dos pudiese escapar a la tragedia.
Felucho sostiene en brazos a la niña Yolanda Rodríguez Huarte, de la Estancia "La Marianita" en Carro Quemado
Felucho era en ese momento presidente de
la Cooperativa de Electricidad de Victorica, cargo en el que había sido
reelecto desde el año 1955, contaba con cincuenta años de edad. Su
fallecimiento produjo gran consternación entre su familia y amistades. Estaba separado de su primera esposa de apellido Reale, con quien tuvo dos hijas.
Recuerdo que cuando conocimos la noticia,
con algunos amigos del Club Social del que era un cliente cotidiano, fuimos
hasta la esquina de la escuela desde donde se observa la casa de familia y la
estación de servicio YPF que estaba en la esquina de la plaza, en un intento
por conocer detalles del suceso.
Tengo gravado en mi retina ver a su
sobrino “Bocha” Garayo entrar y salir en el auto familiar y a otros familiares
y amigos. En ese momento no supimos que Margarita la hija menor de “Paco”,
había quedado en Bahía Blanca
La propuesta de don Federico Ortiz
Echagüe, fue que el Aero Club llevase el nombre de Félix Berasategui en
homenaje post morten, la que fue aceptada por unanimidad de los presentes.
La primera comisión directiva estuvo
integrada de esta forma: Presidente Federico Ortiz Echagüe, vice Raúl Fortete,
secretario Juan Poggi, prosecretario Roberto Balbi, tesorero Esteban Balbi, pro
Luis Eiras, vocales titulares, Florencio Peirone, José Garayo, Ramón Alfonso, Carlos
Cesanelli, suplentes: Raúl Ragone, Amadeo Palmieri, Orlando Martín, Emilio
Martínez. Revisores de Cuenta: titular Pedro R. Viniegra, suplente Luis E. Roldán.
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