La Editorial Voces, de la Cooperativa Popular de Electricidad de Santa Rosa (La Pampa), acaba de distribuir el Disco compacto de Luis Gesualdi, titulado "Huella del tiempo nuevo".
"En el Diablo Rojo, el Club Social, el Boliche del Chino y el patio de los Cabal, lugares cuyos nombres evocan hoy como legendarios, cobró forma una nueva vertiente poético-musical que fue alentada por las frecuentes visitas de los hermanos Domínguez, Edgar Mosisoli, Juan Carlos Bustriazo Ortiz y Guillermo Mareque", dice un párrafo de la presentación.
"El Diablo Rojo" era un Bar que supo estar primero frente a la Estación y luego se trasladó cerca del centro más densamente poblado, en una antigua casa de esquina, con amplio patio. Era su alma mater Alfredo Jofré un hincha fanático de Independiente. Varias veces fuimos a comer allí, porque su esposa preparaba unas milanesas espectaculares.
El "Chino" de la Nava, uno de los hijos de doña Casiana Roldán, un personaje de la década del cincuenta, gran amante de los juegos de azar y de los caballos, de los que supo tener varios que siempre encarreraba. Hincha fanático de Boca Junior, gran contador de anécdotas y de buena cultura alcohólica, como solía decir Miguel Franco desde el escenario de la Fiesta de la Ganadería en el Club Cochicó.
La familia de don César Cabal, llegó a Victorica desde la zona rural de Telén al oeste, cuando el jefe, compró la casa "La Matuca", que había sido construida por los esposos López-Eguía, pegada al local donde funcionaban los motores de la Cooperativa de Electricidad de Victorica en ese entonces.
De la casa de los Gesualdi hasta la de los Cabal, hay tan sólo una cuadra y media y hasta el "Diablo Rojo", donde se hacían bailes y guitarreadas de epopeya, quedaban tres cuadras.
En ésa casa, de familia numerosa, siempre había alguna ocasión para festejar y comer un buen asado, que terminaba en guitarreada. Así lo recuerda Mónica Etcheverry hija del querido amigo “Petiso” Etcheverry, en cuyo patio también se supieron hacer de aquellas memorables y ya legendarias tenidas.
A principios de la década del setenta, el auge del folklore y la participación de la juventud en actividades culturales, deportivas y políticas, reunió en Victorica a un grupo de jóvenes, algunos ya pasados los treinta, pero otros recién por sacar la libreta de enrolamiento, cuando todavía existía el servicio militar obligatorio.
Entre ese grupo, que tomó contacto con los poetas y cantores pampeanos de Santa Rosa, que andaban impulzando el Cancionero Regional estaban Alfredo Gesualdi, Oscar Phueger, Pedro Cabal, Agustín Borthiry, Julio Ortiz, Luis Giménez y el propio Luis Gesualdi, el más joven de ellos. Se encontraron no sólo en los boliches o en las peñas, sino también en el Colegio Salesiano donde compartieron años de estudio.
A ellos también se unió Mario Dasso, quien vivía en el barrio de la mítica “La Posta”.
El CD contiene algunas obras muy conocidas y difundidas aunque la mayoría son temas relativamente poco conocidas. De las doce canciones que contiene el álbum, dos pertenecen a la pluma del propio Luis Gesualdi, "Entre paisajes y sueños", letra musicalizada con un ritmo de candombe por Gustavo Allori, un piquense que se radicó en Victorica hacia mediados de la década del ochenta. Y la "Huella del tiempo nuevo" a la que le puso música Gustavo Ale.
"Yo quisiera que haya un pueblo/que se sume a nuestra voz.
Entre pasado y memoria/la esperanza floreció”
La estrofa de "Entre paisajes y sueños", parece trasuntar el sueño mayor de Luis Gesualdi. Que el pueblo se sume a los cantores populares y haga suyo el cancionero regional, para darle proyección nacional y continental. Sobre todo que haya memoria para no olvidar de donde venimos.
Luis Gesualdi, se acompaña con guitarra, es portador de una voz magnífica y con ella ha integrado distintas formaciones, desde ser uno de los integrantes de "Las Voces del Pueblo" junto a su hermano mayor Alfredo, hasta "Canto Plural" entre otras.
Ahora ha tomado la decisión de proyectar su propia producción y la de poetas lugareños como Irma Gatica y "Lalo" Sosa, quien no se cansaba de repetirles a los más jóvenes que "hay que escuchar al Bardino", el trovador mayor del oeste.
"Andando los caminos,/voy siguiendo la huella;
en la ruta del viento/va mi quimera.
Señala el horizonte/de los que sueñan,
huella del tiempo nuevo/esperando que llueva".
Cabalgando en sus sueños, Luis Gesualdi tiene puesto su rumbo hacia la quimera del "tiempo nuevo", de la que saldrán seguramente otros poemas que se transformarán en nuevas canciones para complementar el Cancionero Regional Pampeano, el que desde hace más de cuatro décadas viene bregando por su lugar en la cultura popular.
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