Hace casi setenta años, cuando el mundo se internaba en la segunda guerra mundial y el territorio de La Pampa salía de una de las sequías más atroces, don Y. Young allá en su campo "La Catalina", hacía reservas de alfalfa.Escasa tecnología, muchas horas hombre sobre el arado tracción a sangre y un sentido de la vida de sacrificio y una visión de ahorrar para el tiempo de las "vacas flacas".
Su medio de movilidad era un carro tirado por una yunta de caballos y su casa humilde, levantada con su propio esfuerzo era de chorizo, pero limpia y confortable para cobijar la familia que comenzaba a crecer.
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