viernes, 1 de agosto de 2008

LAS REGLAS DE LA GUERRA


Quien ataca tiene derecho a la victoria
Y quien se defiende tiene derecho a subsistir.


¿Quien tiene dudas que durante estos cuatro últimos meses en la arena política hubo un combate a fondo por los intereses?


Intereses sectoriales de un lado e intereses nacionales del otro. Cuando se combate tiene que haber reglas, porque incluso en la guerra existen normas. Mucho más deben existir en el campo político.


El gobierno combatió porque estaba en juego el premio mayor. El oxigeno financiero que le permitiera asegurar para los próximos ejercicios las metas y objetivos que ha convertido en banderas de su gestión.


La política de inclusión social que incluye la seguridad alimentaria de la población y la redistribución de la riqueza a través de la política tributaria, se hace con recursos propios, no pidiendo prestado.



Alguien que sabía bastante de combates políticos sostenía que hay tres principios que la conducción política no debe olvidar jamás: “estar bien informados, mantener el secreto del propio designio y obrar siempre obteniendo el factor sorpresa, que es uno de los principios de valor intrínseco en la conducción”.

El sector agropecuario atacó primero la medida tributaria, pero terminó discutiendo el “modelo”.

El gobierno buscó primero asegurar el “modelo” y terminó discutiendo la legalidad de la resolución que instrumentó el esquema de retenciones móviles.

Creo que los problemas que tiene actualmente el gobierno es que no tuvo muy buena información de la reacción que se produciría con la imposición del esquema de las retenciones móviles a las exportaciones del sector agropecuario.

A partir de allí se fueron encadenando errores, contradicciones, desmesuras y hasta ingenuidades de algunos actores.

El censor político del presidente del partido oficialista marcó esa reacción, la que fue leída como un intento “destituyente”, según el término utilizado por un grupo de intelectuales afines al gobierno.

En realidad lo que ha sucedido luego del rechazo del proyecto de ley elevado al Congreso, merced al voto negativo del propio vicepresidente y varios de los diputados y senadores que integran no sólo el oficialismo sino también la “concertación” con la que llegó la actual presidenta al gobierno, es que el campo no ha resuelto el problema y el gobierno ha sufrido un desgaste en estos más de cuatro meses que le llevó reconocer a regañadientes su equivocación original.



Una vez le pregunté al recientemente fallecido Italo Luder, candidato a presidente por el Justicialismo si su pensamiento era que el gobierno debía administrar la crisis que iba a heredar o si tenía otras ideas. Luder me contestó que el peronismo no había nacido para administrar crisis sino para resolverlas. Porque las crisis no se administran sino que se resuelven.

En esto creo que se equivoca el planteo del gobierno, cuando intenta tomar algunas medidas para “administrar la crisis potencial” y no se arremanga a resolver la crisis aunque tenga que pagar costos políticos.

Lamentablemente en el contexto actual, el gobierno está a la defensiva y tiene todo el derecho a subsistir. Pero tiene la obligación de resolver la crisis política, para que esta no se devore la ecuación básica del modelo económico que supo construir el kirchnerismo y fundamentalmente para evitar que la situación social continúe deteriorándose.



1 comentario:

  1. Hola, como va?, muy buen Blog, voy a seguir pasando, cuando queiras pasate por el mio, Saludos!! que andes bien


    Luis

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