miércoles, 8 de febrero de 2012

NICOLAS HERMANOS

 El Almacén de Ramos Generales de "los Nicolás" como se decía por la década de 1950, estaba situado de la plaza hacia el norte, en un barrio que se conocía como el "de los turcos", una forma de identificar a los árabes, aunque a ellos no les gustaba nada.

Me contó Tomás Nicolás, hijo de don Ángel, que en realidad su apellido árabe original era Hadad, pero como cuando llegaron sus padres y tíos no entendían el español, en el momento de anotarles en la Dirección de Migraciones en el puerto de Buenos Aires, unos quedaron como Hadad y a ellos le pusieron de apellido un nombre en español, como les sucedió a muchos otros. 

Es que por esa zona se encontraban los almacenes y casas de familia de Abraham Julio, Romualdo Nicolás, el de Julio Moisés y el de Angel Nicolás.

 Como yo era el más grande de la familia, me tocaba hacer los mandados. Así que casi todas las semanas un día me caminaba desde nuestra casa ubicada a media cuadra de la panadería de Marzano. Tenía una cuadra hasta el taller de Pagella, otra hasta la casa del Dr. Seoane y de allí doblando a la izquierda, dos cuadras hasta lo de Romualdo Nicolás y luego la cuadra final, cruzando la calle en la esquina estaba y aún está situado el edificio de la firma.

Según puede leerse en la chapa que aún se conserva, a pesar que hace más de siete décadas que fueron colocadas, la calle que pasa al frente se llama Juan Gimenez, quien fuera funcionario municipal y fundador del periódico "El Heraldo" que se vendió en Victorica desde 1909 año de su creación hasta principios de la década del treinta cuando se produjo el fallecimiento del editor responsable.

Nuestro padre tenía la catalogación del negocio como de precios "acomodados" y además era amigo de algunos de ellos con los cuales se solía encontrar en la cancha de paleta.





Si era época de verano, me iba entreteniendo por el camino comiendo moras de las numerosas plantas que había en las veredas por las que pasaba. Había de todos coloros y sabores, pero las más ricas las negras, dejaban la huella de la mancha en los dedos y en la boca, cuando no la marca en la ropa que me delataba.

Generalmente compraba azúcar, yerba, fideos, papas y un gran paquete de maní con cáscara generalmente de un kilo, porque mi familia y yo también, tomaba mate comiendo maní. A veces también compraba algún encargue en la Sección Tienda que era atendida por don Jorge, el soltero de la familia, que era además el administrador de la firma y tenía a su cargo el Escritorio.
En la Sección Almacén, donde se atendía la mayor cantidad de clientes por la demanda de víveres atendían don Abraham (Tito) -quien fue prsidente de la Cooperadora del Colegio Félix Romero y del Club Cochicó-, su hermano Julián y el otro hermano Eusebio. Como no tenían empleados ayudaban las hijas de alguno de los socios.También vendían algunos productos que cultivaban en su propia quinta como choclos, uvas, zapallos criollos, zapallitos del tronco, zanahorias, lechuga y acelga.

El edificio conserva aún casi intacta su fachada original, con ladrillo a la vista, salvo la modificación de las aberturas. El negocio actualmente es atendido por algunos de los hijos de aquellos hermanos que he mencionado. Los barrios de viviendas nuevos que se han construído por la zona le ha dado nueva vida a la actividad comercial de esa zona, aunque siempre conservaron clientes de la zona rural. Algunos de antigua vinculación, cuando incluso recibían en parte de pago algunos lienzos de lana y "frutos del país". 




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