lunes, 24 de octubre de 2016

LA JUSTICIA Y LA POLICIA TERRITORIANA


Victorica, el pueblo actual, procede del Fortín Resina, de la denominada "conquista del desierto", al que las autoridades que comandaban las tropas militares, un 25 de mayo del año 1882, lo rebautizaron con el nombre del ministro de la Guerra, de aquellos años. A partir de allí fue Fortín Benjamín Victorica, pero que los usos y costumbres de los años,  redujeron simplemente al topónimo Fortín Victorica.

El primer pueblo cristiano de la frontera, recientemente desalojada de las tribus ranquelinas que lo habitaban, comenzó a trajinar sus primeros años, en medio de los duros días de trabajo de sol a sol, mezclados con las pocas diversiones, sobre todo para los más pobres. Eran épocas de cuatreros, de trifulcas en los boliches y de mucha violencia, no solo en el pueblo sino en toda la zona rural.

En 1889 en un campo de los alrededores de Victorica, un peón jornalero de 28 años, cuyo nombre era Zenón, raptó a una jovencita de la que estaba "prendado", bautizada Gertrudis, que era nada menos que la hija de su patrón, habrase visto tamaña osadía. Según él, lo hizo en connivencia con la misma joven, que lo ayudó a burlar, durante la noche, el estricto control del padre castrador. El Zenón alegó ante la Policía que, "siendo el... un hombre muy pobre no le iba a consentir que se casase con ella".

El padre confirmó esa presunción del enamorado cuando declaró que, "nunca tuvo la intención de consentir ese casamiento por la desigualdad de condiciones de las personas comprometidas". Es decir en su visión de propietario, el hombre que no tenía ni una oveja ni pata de vaca o caballada a su nombre y con su marca, no era digno de pensar en tener mujer propia.

El ganadero parece que intentó hacerlos regresar, simulando darles el consentimiento por escrito, porque al momento de la detención, diez días después de la fuga, el Oficial le retiró la carta. Parece que el propietario mismo fue quien facilitó un gendarme al Comisario y hasta habría dirigido el mismo la pesquisa para apresar al Zenón. La joven fue inmediatamente restituída a su padre porque era "un vecino de reconocida honorabilidad y propietario en este Departamento", escribió el sumariante.
 El peón fue tras las rejas y el Comisario no solo lo rigorió, sino que hasta lo habría insultado, llegando posiblemente hasta las injurias. El Comisario demoró la comunicación del asunto al Juez Letrado, violando el procedimiento y el cumplimiento de la ley. Fue por eso que el Juez envió un oficio en estos términos: " exigir al Comisario de Policía del 7º Departamento informe inmediatamente los motivos que han autorizado la pena de trabajos forzados impuesta al procesado Zenón M., al que ha retenido con ese objeto y con la violación de las prescripciones legales por el término de un mes aproximadamente."

El pobre Zenón no sólo que perdió su empleo, lo pusieron en una celda con escasez de comida, le hicieron sentir el rigor policíaco y además lo utilizaron en trabajos forzados, que el Comisario acordó probablemente con las autoridades municipales, porque era lo usual que la comuna diera la comida a cambio de trabajo. En ésa época precisamente la Comisaría estaba en la misma cuadra de la Municipalidad y compartían los espacios de los patios.

El Juez Letrado, reclamó además al Jefe de la Comisaría victoriquense que enviara inmediatamente a la menor para que el Juzgado a su cargo pudiera practicar los interrogatorios. Pero el Comisario no lo hizo, remitiendo en cambio nota en estos términos: "La detención... se prolongó más de lo necesario por motivo que tuve el honor de consultar particularmente con el Señor Gobernador Interino lo que debiera hacer; por ser un asunto bastante delicado y por ser el primero en su género de que tenía conocimiento y por doble motivo de estar instruyendo los sumarios a los presos... En lo que se relaciona al trabajo hecho por M. es bastante insignificante, se concreta a la limpieza de esta Comisaría."

Ni el Zenón ni la Gertrudis jamás fueron interrogados por el Juez de la causa. La demora en todo el proceso permitió al patrón casar a la joven hija con un propietario vecino de su predio. "En noviembre del año 1891, el Secretario del Juzgado informó al Juez que el expediente se hallaba paralizado." Esto hace vislumbrar que habían transcurrido alrededor de dos años y Zenón, el preso por amor, seguía detenido en la comisaría de Victorica a disposición del Comisario, que quiso quedar bien con el Intendente y el Gobernador, antes que cumplir la ley.

FUENTE CONSULTADA
DIEZ, M.A., Vicens, D., Calderon, S., Mandujano, S.J., Ferrari, J.L. "Trillar era una fiesta" Tomo II pag.39. UNLP, Fac.Cs. Humanas, Instituto de Historia Regional, Santa Rosa, agosto de 1995

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