viernes, 4 de septiembre de 2015

Día del Inmigrante 4 de Septiembre

Hoy 4 de septiembre, en nuestro país, se conmemora el "Día del Inmigrante", fecha que fuese instituída por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional 21.430, del año 1949 en que se encontraba a cargo de la presidencia el General Juan Domingo Perón.

Argentina fue la Nación más abierta a fomentar la inmigración. Ya que el fomento de la misma se incluyó no sólo en el preámbulo de la constitución nacional del año 1853, sino que además el artículo 67 inciso 16 estableció como facultad del Poder Legislativo "Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo la industria, la inmigración, la construcción de ferrocarriles y canales navegables, la colonización de tierras de propiedad nacional, la introducción y establecimiento de nuevas industrias, la importación de capitales extranjeros y la exploración de los ríos interiores, por leyes protectoras de estos fines y por consesiones temporales de privilegios y recompensas de estímulo".

Hasta finalizar la Segunda Guerra Mundial en 1949, la Nación Argentina tenía aún varios Territorios Nacionales, entre ellos la Gobernación de Pampa Central. Pero no había ya tierras aptas para la agricultura y ganadería, dado que las mejores habían sido acaparadas desde el inicio de la colonización en la década de 1880 por los terratenientes.

Es por eso que los italianos y españoles que llegaron a fines del siglo XIX y principios del siglo XX con la intención de hacerse propietarios tuvieron que aceptar las condiciones que les impusieron las grandes compañías, quienes les hacían firmar un contrato con condiciones leoninas. Había que trabajar de sol a sol, sembrar granos, no se permitía hacer granja y los contratos eran por corto plazo.

A Victorica, el primer pueblo cristiano fundado por las tropas del Ejército Nacional, arribaron algunos tempranamente, cuando todavía no habían llegado las vías del ferrocarril. Algunos llegaban hasta Trenque Lauquen y desde allí tomaban la galera que los acercaba al primer pueblo de La Pampa o si venían desde el puerto de Bahía Blanca podían llegar en ferrocarril hasta Toay y Santa Rosa a partir del año 1897 y desde allí tomar la Mensajería que los dejaría en pleno corazón del bosque de caldén aún intacto.

Algunos se hicieron vendedores ambulantes, otros comerciantes, los que tenían algún oficio específico, los menos, intentaron suerte en los pequeños pueblos que se iban formando. Después de Victorica, fundada el año 1882, en la zona noroeste se fueron fundando otros. El año 1901 nació Telén de la mano del francés Alfonso Capdeville. El año 1904 nació Loventuel de la mano de criadores de ovejas que llegaron desde el sur de San Luis buscando nuevas tierras para sus majadas. El año 1908 con la llegada del ferrocarril oeste se fundó Luan Toro que tenía condiciones más aptas para una producción mixta.

Y Posteriormente y luego de 16 años se fundará el último pueblo del Departamento Loventué que llevará el nombre de Carro Quemado, cuyo gran impulsor inicial fue el maestro español Ángel Norberto Telles de Menesses, en tierras donadas por el español don Máximo García y otros vecinos dueños de campos en esa zona.
Los primeros que se decicieron por la agricultura, sobre todo con el maíz, la alfalfa, el lino, la avena y otros cultivos, sufrieron a los pocos años la desilución, porque las lluvias no tenían ni el volumen, ni la regularidad necesaria para una agricultura sostenible, más bien era una lotería.

Es por eso que de a poco se va abandonando la agricultura temprana y se pasa a la ganadería extensiva. Primero con la oveja y después de la gran crisis del año 1930, donde el precio de la lana en el mercado internacional cae, se van pasando lentamente a la crianza del vacuno, que requería menos mano de obra para su desarrollo.

Cuando en la década de 1920 aparecen los primeros vehículos automotores en la zona, surge la necesidad de la apertura de caminos, dado que hasta ese momento los carros, los sulkys y los caballos utilizaban las antiguas huellas de lo que habían sido las viejas rastrilladas aborígenes.

Además de italianos y españoles, también llegaron franceses, irlandeses, y aunque en menor cantidad árabes de distintas nacionalidades. Algunos se casaron con descendientes de aborígenes, otros lo hicieron con mujeres de la misma colectividad y otros optaron por formar pareja con hijas de familias criollas. Así se fue conformando el mestizaje, es por eso que en nuestras venas corre sangre de alguna antigua dinastía aborígen, por lo menos en más del cincuenta por ciento de la población argentina.

Algunos volvieron a su país de origen como los franceses cuando comenzó la Primera Guerra Mundial del año 1914. Otros cuando la década de los años malos desde 1930 a 1940 se fueron a otras provincias y varias familias a Buenos Aires en busca de trabajo y mejores condiciones de vida.

Después de la Segunda Guerra se frenó la inmigración, sobre todo europea, esa con la que habían soñado Sarmiento y Velez Sarfield, comenzando más una inmigración latinoamericana y sobre todo la de países limítrofes a nuestra Nación Argentina. Es por eso que aún en los pueblos más pequeños a veces nos encontramos con chilenos, paraguayos, uruguayos, bolivianos o brasileños.





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