jueves, 5 de febrero de 2015

CARLOS BALECH EN DECIMAS

Don Carlos Balech era hijo del matrimonio formado por Emilio Balech y Berta Capdeville, la hija del francés don Alfonso Capdeville, quien fue Intendente de Victorica por varios periodos en el lapso de los años 1891 a 1899. Después el año 1901 realiza la fundación del pueblo de Telén en tierras de su propiedad

Don Carlos Balech tenía habilidad para escribir versos en décimas. El año 1995, el Ministerio de Cultura y Educación publicó un libro con varios, de un conjunto de poemas de su autoría. El mismo Balech reconoce que Don Florencio Ernesto Peirone y Luis Cazenave fueron las dos personas que más se preocuparon para que las mismas no quedasen en la intimidad, sino que debían publicarse porque consideraban la obra válida para su difusión y promoción porque integran la cultura regional de nuestro provincia de La Pampa.

Dentro del libro he elegido el poema que Balech dedica a su abuelo bajo el título "Don Alfonso", dado que dentro de pocos días se arribará a un nuevo aniversario de la localidad de Victorica donde desarrolló muchos años su tarea de gobernanate, la que prosiguió luego en Telén, aunque allí nunca fue Intendente, pero se dedicó a sus empresas y al fomento comercial y econòmico de la zona.


"Casi lindando con España,
en las landas desoladas
cuyas costas escarpadas
el azulado mar baña,
de su árida campaña,
en cuyo seno ha nacido
-su estudio ya cumplido-
con deseos de aventuras,
rompiendo las ataduras,
se alejó decidido.

Dejando su patria amada,
la vieja Francia luminosa;
en una decisión riesgosa,
y la Argentina soñada,
su vida está destinada,
pues quiere también demostrar
que es muy capaz de trabajar
y en un buque embarcado,
su destino ya trazado
seguro está de lograr.

Fueron duros los comienzos;
desde trabajar con la pala,
lidiar con hacienda baguala,
hasta hombrear pesados lienzos,
con fríos o calores intensos;
su porvenir fue labrando
y sin descanso luchando,
en una penosa porfía
comprendió que triunfaría;
sus deseos culminando.

En la tierra rescatada
del dominio ranquelino
por un estratega genuino,
en una campaña arriesgada,
completando la ansiada
ocupación del desierto,
dejando así abierto
el camino al progreso
desarrollando el proceso
que llevaría a buen puerto.

Por la Nacional Ganadera,
en medio de la caldenada
que está allí enclavada,
luego que Epupel erigiera,
estableció campo afuera
su nueva estancia Telén,
después transformada también,
en el pueblo del mismo nombre
y aunque el hecho asombre
lo convirtió en un Edén.

A compatriotas llamando,
que por él entusiasmados,
aportando capital y ganados,
sus esfuerzos fueron sumando
y se continuaron agregando
otros arriesgados pioneros;
figuran entre los primeros:
Kenny, Amat, Clavé, Joubert,
los Lernoud, Sarrade, Jalabert,
artesanos y ganaderos.


Por don Alfonso empujados,
cuyo entusiasmo contagia,
como por arte de magia
surgen casas y cercados,
teléfonos instalados,
fábrica de hielo y soda;
para la enseñanza toda
una escuela primaria
y cosa muy necesaria
la comisaría que controla.

Registro Civil, Juzgado;
a los fieles destinada,
una iglesia edificada
y asimismo instalado
un también necesitado
para suministrar energía
motor que proporcionaría
luz y fuerza suficiente
para que con su corriente
brindar la que se requería.

Banco de Crédito Rural,
el primero instalado
como algo inusitado
y un ejemplo como tal,
siendo muestra cabal
del deseo de progreso
que manifiesta con eso,
ese pueblito perdido,
entre médanos metido
que es orgullo confeso.

Su espíritu pionero
a Mendoza lo impulsó;
en la cordillera fundó
un establecimiento señero;
fue también el primero
a la alfalfa en cultivar;
una alameda plantar
y una usina instalada,
por el agua propulsada,
que asegura su funcionar.

Por el Sosneado tutelada
una estancia modelo,
un ejemplo en aquel suelo,
está allí edificada,
por mejoras acompañada;
casas para los peones,
huerta, quinta, galpones,
telescopio, catalejos
para divisar a lo lejos
y tomar disposiciones.

En enero del año veinte,
tal vez por la lucha cansado
o, por el esfuerzo agotado,
ya de su muerte consciente,
cerró sus ojos dulcemente;
el viejo cóndor aflojando,
por fín sus alas plegando;
por su familia rodeado,
se convirtió en pasado
que hoy estamos recordando.

FUENTE: Carlos Balech "Décimas Ripiosas", Edición del Ministerio de Cultura y Educación de La Pampa año 1995

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