lunes, 30 de junio de 2014

A CUATRO DÉCADAS DE LA MUERTE DE PERÓN

Hace cuatro décadas, un primero de julio del año 1974 moría en su lecho en la ciudad de Buenos Aires, el Presidente de la Nación Argentina, General Juan Domingo Perón, en ejercicio de su tercer mandato, al que había accedido como los dos anteriores por el voto popular.

Es el mismo Perón el que le expresa al historiador Enrique Pavón Pereyra, como se sentía en aquellos meses de 1974: "Siempre hice vida metódica. En realidad, me levanto entre las cinco y las seis, que es cuando emprendo la revista de la prensa local y mundial. Tomo el consabido mate y camino varios kilómetros. Luego, me agrada andar en automóvil para observar la gente. Mirando al pueblo se aprenden muchas cosas y se conocen otras", reflexiona el Presidente que ya aquilataba una larga experiencia en el cargo de máxima responsabilidad institucional.

Y a continuación prosigue rememorando lo que ha hecho durante esas más de siete décadas de su vida personal: "El almuerzo lo hago con una puntualidad inglesa: a las 13 horas estoy listo, ubicado frente a la mesa. Y luego, la clásica siesta de las 14 horas, que es sagrada. Dejo cualquier cosa pero, como buen provinciano, jamás ese descanso, que me permite tener dos mañanas".

El General cuando regresó desde España a la Argentina se había propuesto metas y objetivos a llevar adelante para lograr sacar a nuestro país del lugar en el que estaba trancado. "Me ha propuesto tres misiones fundamentales: mantener la unidad doctrinaria del Movimiento; atender las relaciones exteriores del peronismo y revisar las resoluciones estratégicas y tácticas que comprometan la decisión de conjunto" confesó ante un selecto grupo de oyentes entre los que estaba el Teniente Julián Licastro.

En esa frase corta, Perón había resumido el rol esencial que pensaba llevar adelante para beneficio del pueblo argentino. Y por si quedaban dudas agregó otras frases tratando de ilustrar a sus oyentes, varios de los cuales estaban subyugados por su personalidad y lo que estaban escuchando. "La política es la política exterior; la interior solamente lo es en función de aquella". Cuestión fundamental que olvidan muchos gobernantes de la actualidad en este contexto de intensa globalización y cambio acelerado.

Y con esa visión que le daban sus años y la experiencia de haber vivido en Europa durante dieciocho años en contacto con los grandes líderes mundiales le permiten cerrar su razonamiento de este modo: "Hoy la tormenta se cierne sobre Iberoamérica; o sea, sobre los poderosos de mañana. Y el ojo de la tormenta coincidirá en los principios del peronismo".

"Toda la política internacional del año dos mil, con sus grandes presiones demográficas y requerimientos industrializantes, girará en torno de la apropiación de las reservas de alimentos y materias primas; por otra parte, el bajo desarrollo y descapitalización consiguiente, producto de la dependencia de nuestro continente, hará que las potencias coloniales nos consideren entonces zona desértica a recolonizar".
Enrique Pavón Pereyra en el último capítulo de este libro que estamos siguiendo cita al dirigente radical de aquella época el Dr. Ricardo Balbín, quien entre muchas cosas le dijo: "El vino muy desmejorado del Paraguay. El viaje, que equivalía a un adiós y que desaconsejaron los médicos le hizo mucho daño, pero no hubo manera de impedir la decisión ya adoptada. Así me lo hizo saber, no sólo por el desarrollo de las ceremonias, sino por las lluvias, el calor, mucho tiempo parado y mucho tiempo marchando".

"Le insinué -recuerda Balbín- hay que buscar la manera de evitar estas cosas, entonces él replicó: Mire, Balbín, yo le dije una vez, sé que estoy agotado, apurando los días que me quedan y que esto lleva al fin, que es el morir. Estoy haciendo todo lo contrario de lo que debe hacerse en este estado de salud y de ánimo, pero tengo conciencia de esto".

El 28 de junio de 1974, el Presidente que sabe lo que está sucediendo en el país, dispone se haga conocer este comunicado: "En la imposibilidad de hacerlo en forma individual, el Presidente de la República, Teniente General Juan Domingo Perón, agradece los mensajes de adhesión que se le han hecho llegar con motivo del acto celebrado en la Plaza de Mayo el 12 de junio. Tal manifestación de apoyo masivo por parte del pueblo, permitirá al gobierno argentino poner en marcha su Proyecto Nacional para la reconstrucción y liberación del país".

Los últimos días y a pesar de sus dolencias, es plenamente consciente que se le está yendo la vida, pero todavía su lucidez le permite analizar mejor que nadie la situación que sobrevendrá después y actúa con total naturalidad. "No me gusta nada su cara doctor; debe cuidar esa ciática que le impide andar derecho", le dice a su médico de cabecera Dr. Cossio y enseguida tola la mano de Isabel, con la que ha convivido sus últimos años de su vida y le dice: "Ahora llega el momento de demostrar que ese aprendizaje no fue tarea inútil ni desaprovechada".

A un reducido grupo que rodea su lecho les dice patriarcalmente: "No se preocupen por mí, que llego cumplido para el final. Preocúpense por Isabel, que necesita ayuda y amparo de todos..."

Y un día dialogando con su sobrino carnal Antonio le dice -¿Sabes, Antonio? Fatalmente, deberé hacer un viaje interminable, a un país donde no se necesita vehículo, ni requieren otro documento que las cuentas que uno lleva en las alforjas de su conciencia".
-Pero, tío, ¿por qué me habla así?- preguntó Antonio. _¿Y si ese obsequio lo necesitan usted o Isabelita, para depués?
"-No habrá después- murmuró el General, con voz ronca, aunque aún parecía dueño de sí"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails