sábado, 18 de enero de 2014

DOÑA TRINIDAD

Cuando nació en Victorica, el primer pueblo cristiano fundado en el Territorio Nacional de La Pampa Central, su madre Jacinta, eligió para el bautismo el nombre de Trinidad, muy probablemente seleccionado del santoral, como se estilaba entre las familias creyentes.


Su abuela materna fue doña Juana Paz, una criolla que llegó junto con la columna colonizadora de los regimientos del Ejército que el año 1882 fundaron el pueblo. Dichas columnas provenían de los regimientos con asiento en Villa Mercedes (San Luis) y de Fuerte Sarmiento en los alrededores de Río Cuarto provincia de Córdoba.

Los soldados por su parte y sus familias, como asimismo los proveedores del Ejército provenían a su vez de distintas localidades y de otras provincias. Doña Juana era muy devota de don Pancho Sierra, aquel curandero que abandonó sus estudios universitarios de medicina y se instaló en la estancia "San Francisco" en la localidad de Rancagua, Partido de Pergamino, provincia de Buenos Aires. Después de allí se fue a Rojas y se instaló en la estancia "El Porvenir".

En la manzana fiscal que se le asignó por la Dirección Nacional de Tierras Fiscales a doña Juana, muy cerquita de "Los Pisaderos", donde los soldados hicieron los adobes para los cuarteles y las primeras viviendas, se construyó la casa que sería el hogar de la familia paterna donde nació Trinidad y sus tres hermanas. 

Enfrente a esa manzana estaba la que perteneció a la familia del italiano Nicolás Marzano, cuya instalación del horno de panadería lo realizó Cesanelli, junto con Leyton, Condotta y la cuadrilla que integraron esos años la empresa constructora.

Jacinta Paz se casó con el italiano Luiggi Cesanelli, quien llegó a la Argentina el año 1908 y que apareció por Victorica, en la cuadrilla que construía para la empresa del Ferrocarril del Oeste, las estaciones, los galpones y las viviendas para sus empleados. 

Trabajé junto con él durante más de tres años en la cantina del Club Social de Victorica, desde 1959 hasta 1962. Fue mi tutor en los últimos años de la escuela secundaria. Cuando era niño mamá Trinidad y Tía Yiya, me recomendaban que pasara por la Confitería al lado del cine Armonía, para los domingos de la matinée donde el me daba los cincuenta centavos para la entrada y caramelos.

Después cuando aprendí a escribir a máquina al tacto le solía pasar algunos presupuestos para presentarlos a los clientes. La casa que fue su hogar durante tantos años hoy está en franco proceso de deterioro. Y Victorica aún no tiene una calle o un barrio de viviendas que lleve su nombre.


Trinidad terminó su escuela primaria y su padre la llevó a Mercedes, provincia de Buenos Aires, para estudiar el nivel secundario, pero al poco tiempo, estuvo de regreso en su casa, porque extrañaba a su familia, sus hermanas y sus amigas. 

Después de Trinidad, el hogar de los Cesanelli-Paz se aumentó con la llegada de Selva, Rosa y la más pequeña y última hija María Luisa. El tano Cesanelli no fue bendecido con hijos varones, pero dos de sus yernos trabajaron con él algún tiempo. El primero fue Marcial Roldán y el segundo Luis Anselmo Spadini. Marcial se casó con Trinidad y Spadini, lo hizo con Selva.


Cesanelli, luego de haber creado una empresa de construcción, se había convertido además en uno de los miembros dirigentes de la Sociedad Italiana de Victorica y también puesto en funcionamiento una fábrica de mosaicos para atender la demanda de los clientes.

La joven Trinidad había estudiado algunos meses el piano a principios de la década del treinta. Don Luiggi tenía en su hogar una antigua mandolina que lo había acompañado en la nostalgia de sus pagos paternos en sus primeros años en La Pampa.

Trinidad conoce en los bailes de las romerías de la Sociedad Italiana a un joven oriundo de las chacras de Loventuel, hijo de doña Elina García y don Cirilo Roldán. Este joven integraba además por aquellos años el equipo de "Unidos de Loventuel", que supo ser uno de los rivales de la zona del equipo del club "Cochicó".


Marcial Roldán, después que murió su padre se casó con Trinidad a fines de la década de 1930, para ésa época integraba la cuadrilla de la empresa de construcción de Cesanelli. Había aprendido a manejar el camión y la Ford "T" de su patrón y con ella iban a visitar a doña Elina que todavía vivía en su chacra, a pesar de tener ya edad avanzada.

Los esposos Roldán-Cesanelli vivieron en una casa sencilla en la misma manzana que la familia Cesanelli-Paz, sobre la calle de acceso a "Los Pisaderos", muy cerca de la panadería de la familia Marzano.

Después de cinco años de casados, la familia Roldán-Cesanelli recibió el primer hijo varón, al que bautizaron como Luis Ernesto, el primer nombre como homenaje a su abuelo materno y el segundo probablemente por el santoral. Mamá Trinidad siempre recordaba que sus amistades le preguntaban si tenían algún problema para tener hijos, dado que transcurrían los años y estos no llegaban.

Después el hogar recibió la bendición de otros cinco hijos. Irma Angélica, Oscar Rodolfo, Juan Carlos, Mirta Zulema y Raúl Alberto, que llegaron a este mundo en esa casa que aún existe, con la colaboración de la partera criolla doña Procesa Medina, que vivía a una cuadra y media de ese lugar.

Todos los hijos se educaron en la escuela primaria Nº 7 de Victorica. Trinidad convertida en una experta ama de casa y Marcial, que después de probar varios oficios, ingresó como uno de los empleados de la recientemente creada Escuela de Agricultura y Ganadería de la Nación, el año 1952, bajo la organización del Ingeniero Juan Carlos Lassalle.

Marcial además del fútbol en su juventud, practicó el deporte de las bochas, la pelota a paleta, el billar y por supuesto los juegos de mesa. El año 1962 Oscar Rodolfo integrando el equipo de Baby Fútbol de "Correos y Telecomunicaciones", dirigido por Rogelio Sosa y entrenados por nuestro amigo Jorge Viglino, resultaron campeones, dando una enorme alegría a sus padres.

Los esposos fueron asiduos concurrentes a distintas casas de familias amigas, una de ellas la quinta de la familia Riela, otra la casa de don Vicente Muñoz, también a la de la familia Ochoa y asimismo a la de Geroma Nuñez de Pérez peluquera de damas. En casi todos esos hogares el programa era jugar a la lotería de cartones donde participaban también las mujeres, lo mismo que el chinchón o la escoba y la perinola. En cambio el truco estaba reservado para los hombres. Y en los últimos tiempos cuando los hijos ya estaban crecidos a la casa de Fortunato y Ñata Romeo.

Si la invitación había sido previendo la cena o el almuerzo después de la misma continuaba la sesión de entretenimientos. Estos eran variados según la época del año en algunas casas había alguien que pulsaba instrumentos musicales como en la de los Riela y la de los Ochoa.


Después de terminado el secundario en Victorica, el hijo mayor ingresó a la Facultad de Ciencias Económicas en Santa Rosa. Ese fue el motivo que toda la familia, unos meses después de comenzado el año 1963 deciden trasladarse a la capital de La Pampa.

Esto significó un cambio fundamental para toda la familia numerosa, que se instalan en una casa alquilada de la calle 19 (actualmente designada como Santiago del Estero), muy cerca de la Estación del Ferrocarril.


Era costumbre de la familia para los carnavales, fiestas de fin de año o cumpleaños u otros aniversarios las reuniones familiares. Las más recordadas fueron las que se llevaban a cabo en la chacra de Loventuel o en la casa de Victorica de abuela Elina. En esas ocasiones quien amenizaba el baile familiar era don Modestino Pérez que ejecutaba el bandoneón.

En la foto de arriba están las cuatro hermanas Cesanelli a la izquierda y las cuatro hermanas Roldán a la derecha. Detrás están Marcial y su hermano Cristóbal. El otro hombre era Emilio Rodríguez, el esposo de tía "Tuca". La ocasión fue el cumpleaños de Marcial que en enero de 1984 cumplió sus 70 años y lo festejamos en el local de la Sociedad Italiana en Victorica.

Cuando abuela Trinidad cumplió sus 75 años, el festejo fue realizado en Santa Rosa. Estuvo rodeada de sus hijos, nietos, yernos y nueras. Acompañada por sus dos hermanas Selva y Rosa, algunas sobrinas y amigos.

Mamá Trinidad fue el principal sostén emocional de toda la familia con su infinita bondad. Después cuando llegaron sus nietos asumió su rol de abuela ayudando a sus hijas, que al contrario de ella que siempre se dedicó al trabajo del quehacer del hogar, ellas tuvieron que trabajar fuera del hogar.

Después que nos vinimos con nuestra familia desde Victorica a Santa Rosa definitivamente, durante algunos años tanto mamá Trinidad como papá Marcial, fueron nuestros invitados para las fiestas navideñas o de fin de año.



En esta foto tomada el día de mi cumpleaños en nuestra casa, nos acompañó mamá. Hacía pocos meses que había fallecido papá. Ella continuó viviendo en la casa de la Villa Alonso que habían comprado desde mediados de la década de 1960.

Nuestras hermanas se ocuparon de acompañarla en sus últimos años, cuando se deterioró su salud. Su capacidad de sufrimiento también fue digna de admirar, porque a pesar de su dolorosa enfermedad muy pocas veces la escuchamos quejarse. También María Elena, esposa de Oscar se preocupó por colaborar en otros aspectos




En esta foto mamá Trinidad está compartiendo una partida a la escoba con sus compañeras y compañeros de la casa donde pasó sus últimos años.

Hoy 19 de enero, es el día de su natalicio, producido hace 100 años atrás, por eso quise recordarla. Falleció en septiembre del año 2001 en Santa Rosa. Con esta síntesis evocamos su memoria y elevamos una plegaria a nuestro Señor, por el eterno descanso de su alma.

3 comentarios:

  1. muy interesante sus publicaciones,desde la "argentina profunda"saludo atento!

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  2. Tío, hermoso recorrido por la vida de los abuelos.
    Tu forma de narrar me hizo emocionar. Gracias por contarnos su historia.

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    1. Muchas gracias a vos por dejar tu comentario. Te mando mi cordial abrazo Lu, que el Señor te siga protegiendo!

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