martes, 10 de septiembre de 2013

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO

"No he valorado a Sarmiento por los cargos que ocupó. Otros han ocupado más cargos que él y han tenido más poder, sin que ello valga para recordarles. No lo valorizo por los cincuenta y dos volúmenes de sus obras completas. Las conocí y hojeé en la Biblioteca Popular "Bartolomé Mitre" en Victorica. Estaban en un armario con vidrios junto con las obras de Alberdi. Félix Romero los había juntado. Le gustaba hablar de los dos. De Las Quillotanas y de Las Ciento y una. Le oí decir en una conferencia, allí en la Biblioteca, allá por el año 1931: "Alberdi es el cauce sereno, Sarmiento es el río que desborda de madre".

"Ahí comienza mi frecuentación intelectual con Sarmiento. El que existía en la conciencia popular aquí en La Pampa, en el tiempo de mi infancia. El que hacía que los padres analfabetos buscaran radicarse en un pueblo. No porque hubiera más trabajo, ni mejores posibilidades económicas, ni comodidades de vida, sino "para mandar los hijos a la escuela". (Párrafos de una entrevista al maestro Cristóbal Cleto Rodríguez Kessy)

1.- La ideología política de Sarmiento.
Sarmiento reconoce como "padre político" a su tío, el Obispo José de Oro,del que expresa: "mi inteligencia se amoldó bajo la impresión de la suya y a él debo los instintos de la vida pública". Al hombre político cuyo lema presidencial fue "educar al soberano", se lo ha discutido, criticado acerbamente y hasta odiado aún después de muerto. Seguramente no es válido ya que los argentinos estemos divididos en pro y anti.

Esta continua y casi permanente discusión por y con nuestros hombres y sus ideas del pasado, nos impide asumir la herencia completa, sin beneficio de inventario. Las principales disputas sobre nuestro pasado y sus principales actores, nos lleva a veces a perder la perspectiva del objetivo y finalidad del conocimiento de ese pasado. Y si "la historia de hoy es la política del pasado", sería interesante dedicar algunos párrafos a la actividad política de Sarmiento, para saber cómo la entendía y como la practicaba.

A los diecisiete años aproximadamente ingresa en la política lugareña de su provincia natal. Su carrera pública continúa en Buenos Aires donde se desempeña como concejal. Luego de la organización nacional es designado diputado en la primera legislatura, banca que no acepta. En mayo de 1857 es electo senador a la legislatura provincial, cargo en el que es reelecto en 1860.
Durante el desempeño del mismo presenta proyectos referidos a distintos problemas y sobre todo los que más le preocupan, como la educación, enfiteusis, asistencia pública, puertos del sur, ferrocarriles, servicio militar, estado de sitio y otros. Luego es designado diputado por la Capital a la Convención reunida para reformar la Constitución Nacional de 1853, que Buenos Aires no había suscripto. Después  de la batalla de Pavón, el general Mitre lo nombra Interventor de su provincia natal. Primero asume como Gobernador interino y luego electo por la mayoría de San Juan, desarrolla una obra de vastas proyecciones.

En 1864 renuncia a la gobernación, siendo tiempo después investido como Encargado de la Representación Diplomática ante los Estados Unidos de América del Norte.

2.- Sarmiento Presidente.
Su ascenso al poder no se hizo a través de partido político alguno. Había estado del lado de los unitarios para combatir al federalismo de Rosas. En Chile no se acercó a sus correligionarios liberales sino a los conservadores que estaban en el poder. Luego acompañó a Urquiza que encarnaba un federalismo ilustrado, al que poco tiempo después desacreditó y combatió.

La candidatura se debió más bien a su prestigio personal que a la militancia política en alguno de los dos partidos que dividían al país. A los liberales unitarios, compañeros de ruta también les hizo sentir su estilete. El Colegio Electoral otorgó 79 votos para Sarmiento, 28 para Urquiza y 22 para Elizalde. Alsina obtiene 83 votos para vicepresidente, consagrándose así la dupla Sarmiento-Alsina. El gabinete, será quien conducirá realmente el gobierno; estuvo integrado por Gorostiza en Hacienda, Avellaneda en Instrucción Pública, Varela en Relaciones Exteriores, Martín de Gainza en Guerra y Dalmaso Vélez Sarsfield en Interior.

En octubre de 1868 asume la presidencia, en una época convulsionada por distintos problemas, debiendo afrontar otros que se generaron durante su mandato. La guerra con el Paraguay, el asesinato de Urquiza, el levantamiento de López Jordán, la fiebre amarilla, las invasiones constantes de los indios y la revolución de Mitre se computan entre los asuntos más complejos.

Con el ministro de Instrucción Pública, Nicolás Avellaneda, desarrolló la política educativa que tanto había pregonado. Creó escuelas, fundó bibliotecas, difundió el libro como instrumento de cultura. Hizo instalar observatorios, academias e institutos de investigación. Avellaneda diría años más tarde que toda su obra se debía a su acción ministerial y que el presidente Sarmiento sólo le había brindado su apoyo moral.

En el último mensaje al Congreso Nacional, Sarmiento informaba en mayo de 1874 con gran orgullo que "En 1868 había en los Colegios Nacionales educándose 10006 niños, y en 1873 han subido a 4.000. En 1868 había una Biblioteca Popular en San Juan. Hoy, hay 140 distribuidas en todos los pueblos, aun los más oscuros y apartados, alimentadas por 32.000 volúmenes. Hasta 1868 se introducían menos de 12.000 resmas de papel de imprimir al año. En 1872 y 73 sube el consumo a 200.000 anuales. En 1868 la comunicación con la Europa se hacía por 4 vapores mensuales. Ahora se hace por 19...".

3.- La ideología Sarmientina.
Sarmiento es ideólogo en el sentido que ama la idea como idea, la abstracción, pero no la cosa en sí. Hay quienes opinan por el contrario que no deben examinarse los escritos de distinta índole y a través de innumerables medios que concretó en numerosos libros, folletos, periódicos, boletines, como obras o trabajos de un ideólogo, con un sistema de ideas fijo, sino como elementos utilizados para llevar a la práctica, con variables modos, lo que él se proponía hacer por su país.

Sabía lo que quería y en el ímpetu de realizarlo, muchas veces se contradijo a sí mismo y nunca se detuvo a considerar los obstáculos que podía encontrar. No vaciló en polemizar sobre cosas que intuía claramente, pero que sabía a medias, en cuanto se refiere a sus elementos confirmatorios. Es que Sarmiento fue un intuitivo de la política.
4.- El Escritor comprometido políticamente.
En el "Zonda", Sarmiento había comenzado su tarea de crítica política y social. "Civilización y Barbarie", fue escrito con una intención política que su autor reconoce: "Remito a S. Ex. un ejemplar de Facundo que es escrito con el objeto de favorecer la revolución y preparar los espíritus".

Dice en el prólogo a su amigo Valentín Alsina que "El Facundo adoleció los efectos de todo fruto de la inspiración del momento, sin el auxilio de documentos en la mano. Y ejecutada no bien era concebida, lejos del teatro de los sucesos, y con  propósitos de acción inmediata y militante..."

Como se puede apreciar el objetivo fundamental de Sarmiento no era literario ni de investigación histórica, sino un claro, concreto e indiscutido objetivo político y lo hace como militante de esa causa. Muchos años después, le advierte a Ramos Mejía: "que no la reciba como moneda de buena ley todas las acusaciones que se han hecho a Rosas, en aquellos tiempos de combate y de lucha...".
Es que el sanjuanino es un escritor de gran imaginación, de temperamento apasionado y combativo, de carácter extrovertido.

Su pensamiento sobre este tema está claramente expresado en estas frases: "soldado, con la pluma o la espada, combato para poder escribir, que escribir es pensar; escribo como medio y arma de combate, que combatir es realzar el pensamiento". Su preocupación por la educación es en última instancia una preocupación política.

Toda su pedagogía tiene un fundamento político y deja constancia de ello en este párrafo: "La escuela de hoy, es el presupuesto de la política dentro de diez años, cuando los niños sean ciudadanos. ¿Cren ustedes que se podrá falsificar elecciones y simular la voluntad de un pueblo sin voluntad? Un pueblo ignorante elegiría siempre a Rosas. Hay que educar al soberano".

Se ha dicho que "no hay escritor argentino que haya tenido más conciencia de la función social de la literatura y que más haya intentado proyectarla sobre la sociedad en misión transformadora, si bien es cierto que este título puede compartirlo con Hernández", el creador del Martín Fierro.

5.- Sarmiento es nuestro.
Alguien ha dicho que Sarmiento se enpequeñece y oscurece si se lo analiza, pero se ilumina y se agigantasi se lo sintetiza. Claro que es difícil sinetizar una vida que dejó tantos rastros en nuestra historia. "Todo caudillo lleva mi marca" dijo; seguramente él también fue marcado. Su célebre discusión con Alberdi permite cotejar dos concepciones distintas, saber qué no le aceptaban sus contemporáneos, cuáles fueron sus debilidades y sus convicciones.

Domingo Faustino Sarmiento, fue un hombre que se hizo a sí mismo, un verdadero autodidacta, prometió subir la piedra a la montaña y casi lo hizo. Es por eso que hay que asumirlo como a los demás próceres, con sus blancos, negros y claroscuros. Hay que intentar comprenderlo para poder cerrar esta herida abierta. Otro argentino desde la presidencia nacionalizó los ferrocarriles, esos que Sarmiento había ayudado a construir y enajenar, bautizando con su apellido las líneas del ex Ferrocarril Oeste, que ingresaban a nuestra provincia, como una manera de hacer entender que Sarmiento, Urquiza y Roca son tan nuestros como San Martín y Belgrano.
Pero el problema no es Sarmiento sino el "sarmientismo" ha dicho Arturo Jauretche, quien al referirse al tema ha separado la paja del trigo: "Hay que separar a Sarmiento del sarmientismo. Porque en Sarmiento hay mucha tela para cortar, mucho para decir, a favor y en contra. El sarmientismo es esa religión deliberadamente creada para falsificar la historia, e impedir que el país encuentre el verdadero rostro en el pasado, para que componga su rostro en el presente."

Siempre el problema con los "ismos". ¿Hasta cuando seguirá la lucha de los proyectos? ¿Será cierto que las ideologías han tenido su hora crepuscular? Creo que los argentinos deberemos reflexionar muy seriamente sobre la necesidad de una síntesis. ¿Es posible? Claro que es posible y además será saludable.

Los argentinos de hoy, sobre todo los jóvenes, están desesperanzados porque ven que sus mayores siguen apelando, para dirimir sus diferencias políticas, a los antepasados, que ellos que no tienen el hábito de la lectura, no conocen nada más que superficialmente por las breves referencias de la escuela y por los cortes sesgados, por los partidismos excesivos.

Ellos quieren y reclaman soluciones a los problemas reales y cotidianos, esperan las acciones, concretas; los hechos, que convierten en realidad todas las fáciles promesas que se hacen desde una tribuna política a través de los modernos medios de comunicación de masas. ¿Hasta cuándo seguirá este sistema tan perverso en el que la palabra se ha desvalorizado tanto? ¿Hasta dónde el país se puede dar el lujo de quemar en la hoguera de las disputas coyunturales políticas a valiosos dirigentes? El sistema está en crisis. La incesante apelación al pasado será positiva si se hace para reconocer los errores para no repetirlos, para evitar nuevos fracasos, para eludir nuevos desencuentros entre hermanos de una misma Nación.

"Entendamos de una vez que Sarmiento es tan nuestro como Rosas y que las pasiones de Sarmiento se tejen con el telar de las acciones de Rosas. Si esto lo hubíesemos comprendido, ellos en vida y nosotros después, quizá otro fuera el rumbo de la nave argentina. Es preciso que no insistamos en descubrir o redescubrir nuestra historia sólo con el ánimo de exhumar la otra versión de chivo emisario al cual le endilgaremos las responsabilidades del pasado en función de las del presente que, indeclinablemente, nos pertenecen. Procuremos desentrañar la verdad aunque duela y cueste descifrarla; no para impugnar los sepulcros blanqueados ni para arrojar deformaciones subsanables, desprender la lección de solidaridad o la prueba de su ausencia y discernir la empresa política pendiente".(1)

6. Educador, escritor y político.
En Sarmiento se puede reconocer al gran escritor, al hombre con profunda fe en la educación para transformar la sociedad o al ideólogo sin partido político.
Como escritor es uno de nuestros excelentes prosistas. Un inmejorable narrador. Como educador, sus ideas principales están contenidas en "Educación Popular", la obra más orgánica de su prolifera producción. En ella se ocupa de todas las cuestiones fundamentales de la educación.

Aún hoy, varios de los temas allí abordados tienen vigencia. Ejemplo de ello son las ideas del sostenimiento de la escuela pública y del centralismo estatal. Trata de asegurar ingresos creados específicamente para financiar la educación y se pronuncia en contra del centralismo estatal que obliga a las provincias a un constante sometimiento.

(1) Marcelo Sánchez Sorondo: "La Argentina por dentro" . Editorial Sudamericana. Buenos Aires 1987

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA Y UTILIZADA
-Sánchez Sorondo, Marcelo, "La Argentina por dentro". Editorial Sudamericana. Buenos Aires 1987
- Roldán, Luis Ernesto: "Los dilemas de la educación. Viejas y nuevas utopías". Editorial Extra, Santa Rosa (La Pampa) 1999.
- Rodriguez Kessy, Cristóbal Cleto: Revista "La Pampa en Acción"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails