miércoles, 28 de agosto de 2013

LA PAZ

"!Pobre paloma herida!"
Nuevamente la Paz Mundial se ve amenazada en estos días por las grandes potencias, que aliadas desde hace ya muchos años, vienen llevando a cabo una lucha, que con distintos pretextos, se dice que es contra el terrorismo internacional y el narcotráfico, pero que según se vio en Irak lo que mas interesa es tener acceso al medio oriente donde hay grandes reservas de petróleo.

Parece que la ONU (Organización de las Naciones Unidas), no logra cumplir con su rol para el cual fue creada después de la Segunda Guerra Mundial. Porque la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) que es una organización militar intergubernamental, creada en 1949, se superpone y ejerce su poderío por encima de ella.

La Carta de fundación de la ONU en 1945 fue firmada originalmente por 51 países del mundo. Actualmente al año 2013 los países signatarios de la misma son en total 193 Estados miembros. La función principal de esta Organización es justamente preservar la Paz, pero el Consejo de Seguridad no logra muchas veces evitar que algunos de sus miembros actúen contradiciendo sus objetivos y metas.

El año 1947, cuando aún estaban frescos los recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, que nos había afectado también a los argentinos, la maestra de 6º grado, de la Escuela Nacional Nº 7 de Victorica, doña María Fredesbinda Bustos Bazán de Ares, puso en manos de los alumnos del turno mañana un Decálogo de Paz.


Doña "Mecha" como le decían sus amistades, era además de maestra, una gran escritora, también poeta y por sobre todo una persona muy lectora y que desde sus inicios en la docencia, había inculcado entre sus alumnos, no sólo los derechos, sino fundamentalmente los deberes que como futuros ciudadanos deberían asumir.

Es por eso que en el punto II de ese decálogo se puede leer: "Tú sabes amar. Ama lo bueno, lo noble, lo generoso y ése, tu amor inacabable llegará hasta las vidas ásperas, con la pacífica obstinación de la llovizna mansa. Todas las vertientes de la vida se recuperan por el camino del amor."

 Ella aborda en este Decálogo los distintos valores que ha tratado que sus alumnos aprendan a respetar, por eso subraya a cada uno de ellos: la alegría, el amor, el pensamiento, la bondad, la humildad, la honradez, el trabajo, el estudio, el sentimiento.

 "Tu debes trabajar" comienza el apartado VIII, poniendo el acento en la obligación antes que en el derecho. Y continúa después: "Trabaja con empeñosa terquedad por que sabes que huele a paz el campo arado, el huerto florecido y el trigal maduro." Y remata su idea "Por el trabajo se llega a la paz interior y al pacífico retacear de la mirada."

En 1947, para el mes de agosto, ya hacía más de un año que Juan Domingo Perón había comenzado su primer mandato. En ese lapso había convertido en ley el decreto del gobierno anterior disponiendo la enseñanza religiosa en las escuelas. Además para ésa época se había realizado el anuncio del Primer Plan Quinquenal de Obras Públicas.

Leído a la distancia estos hechos, probablemente hayan desencadenado en esta maestra de una escuela del Territorio Nacional de La Pampa Central, sentimientos contradictorios. Porque dado su acendrado catolicismo ella compartía que esa enseñanza se impartiera en las escuelas. Pero como Perón era un militar y se lo había vinculado con el nazismo y el fascismo, pensaba que por ese lado podrían llegar malas ideas.

Es entonces que su pensamiento y su palabra machacan una y otra vez sobre el tema de los deberes y de la paz. Es por eso que los dos últimos preceptos son rigurosos: Dice el IX "Tu debes estudiar. Estudia a conciencia lo que pueda hacerte mejor para servir a la causa noble de los demás. Seguirás la trayectoria patricia que no tiene parangón en la historia de los pueblos grandes."

Su gran preocupación por la gran llegada a la escuela primaria y luego a la secundaria de aquellos "cabecitas negras", esos "grasitas" de Evita, hacen que no sólo refuerce el camino de la educación (estudiar), sino que también les marca a sus alumnos la trayectoria de ese derrotero: la patricia. Es decir entre San Martín y Perón, ella elije a San Martín, "serás lo que debes ser o sino no serás nada".

El último párrafo del Decálogo comienza diciendo: "Tú debes querer." todo un imperativo categórico, por aquello de "querer es poder". Y a continuación agrega: "Quiere como ninguno con la fortaleza de tu menudo corazón y la paz, -!pobre paloma herida!- se salvará en ti y por ti. Ese es tu destino, niño de mi tierra, en una humanidad que no debe volver a ser crucificada."

 Los alumnos de 5º y 6º grado de aquel año le enviaron una tarjeta de agradecimiento por este decálogo, entre los firmantes podemos leer: Marta Elena Gonzalez por 3º A, Juan Muñóz por 3º B, Jorge Oscar Rodríguez por 4º A, Teresa Escudero por 4º B,  Cristóbal Padrones por 5º grado y Juan Carlos López Scala por 6º grado.

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