martes, 27 de agosto de 2013

JAAK SWINNEN

El señor Santiago Eduardo María Swinnen llegó a la provincia de La Pampa, con su título de Arquitecto, en la época en que se estaba construyendo el complejo del Centro Cívico en Santa Rosa a principios de la década de 1960.

Había nacido un 28 de mayo del año 1933 en Lendelede (Bélgica), de donde emigra a la Argentina junto con su núcleo familiar compuesto por sus padres y dos hermanos. Se radican en Villa Flandria, entre Luján y Mercedes, provincia de Buenos Aires. Allí naceran otros hermanos.

Después que termina la Segunda Guerra Mundial regresan a Europa, pero al poco tiempo, la gran nostalgia que los embarga, los impulsa a venirse definitivamente a la Argentina.
Luego de estudiar en la Universidad de Buenos Aires y ya diplomado y casado, llega a la capital pampeana en compañía de su esposa y siete hijos.

Recuerdo haberlos visto en aquellos primeros años en una rural, desplazarse por la ciudad, llevando los niños al colegio, haciendo compras o en alguno de los lugares que solían frecuentar. Alto, delgado, rubio, de ojos celestes, fumaba en pipa.

Como se enamoró del paisaje del bosque pampeano y de sus médanos, decidió construir su vivienda entre Toay y Santa Rosa, a la que le impone el nombre de "Vuriloche", cuyo topónimo significa "gente detrás del médano".

Muchas de sus obras arquitectónicas son reconocibles en la ciudad, la más visible es la Catedral de Santa Rosa. Pero además de su profesión de arquitecto, es un plástico, le gusta pintar el paisaje que lo rodea. El pasado 2 de agosto en la Galería de Arte "Alfredo Olivo" de la Municipalidad de Santa Rosa quedó inaugurada una muestra de parte de su obra titulada "Jaak y las cuatro estaciones".
"En una carpeta familiar se suceden pasajes de su vida profesional y artistica. Ahí nos enteramos de que en su familia lo llamaban Jaak. Este apodo lo aligera" dice Miguel de la Cruz en el programa.

"El hombre alto y delgado que fue, de pronto adquiere la dinámica de su arte; el sobrenombre se condice con un estilo. En general sus pinturas y dibujos dejan ver la primera impresión esbozada por alguien que está de paso y no quiere olvidar, o comtempla, o rememora."

"Su pincelada es sinuosa, un sendero que sube y baja por un nivel inestable, en partes medanoso, en partes crispado de vegetación achaparrada, más allá el infinito."

"Esta pincelada que aboceta el follaje de un caldén tiene el mismo ritmo que un camino a Toay, cerca de donde vivió y en donde solía señalar un caldén al fondo de la casa, para decirles a los suyos: qusiera que me entierren ahí", señala en la presentación de la Cruz.

"Quizá recién se asimile un lugar, cuando la idea de la muerte nos va anticipando en dónde reposarán nuestros restos. Es como volver a la madre, al primer latido que en sí incluye al último, ya que ser engendrado es empezar a vivir, y también a morir."

"Jaak sólo pintaba en el lugar donde había comenzado una obra; si el clima o el cansancio le impedían continuarla, volvía al otro día. No era un pintor de estudio, por lo que se ve; para dibujar en el tablero estaban sus proyectos de arquitecto. Sin embargo, el paisaje en relación con la arquitectura y la pintura, bien pudo cobrar en él una unidad del espíritu."

"Pintor de aire libre, su plenitud estaba en la luz diurna; de hecho, directa o indirectamente, sería afín a un movimiento pictórico de su país llamado iluminismo belga, de tendencia postimpresionista, cuya característica era la pincelada suelta, como la de Jaak"

"Su hija Clara -continúa escribiendo Miguel de la Cruz-, nos hace ver que Córdoba, Bélgica y La Pampa fueron los lugares de sus temas. Y que de las estaciones del año prefería el otoño, por los tonos que se van dando en las hojas de los árboles, de dorados a tostados, de rojizos a amarillentos, hasta que todo color se vuelve hojarasca y cada árbol un esqueleto de vida latente como un deseo oculto."

"Tendría su ánimo melancólico Jaak, si prefería el otoño, la estación donde el esplendor del verano deviene en una sobría madurez de días que se acortan. Igual Jaak armonizaba con todas las estaciones, en cada una encontraba su color, si no era el verde vibrante, era el azulado verdoso de los olivillos."

"Por algo escuchaba las cuatro estaciones de Vivaldi -acota de la Cruz informado seguramente por la familia del pintor-. "Clara señala que el tierra siena era uno de sus preferidos. Ahora, unido este color al azul cobalto de sus cielos que envuelve los caldenes y se proyecta en sus sombras, ambos conforman una dualidad cromática combinada con la nostalgia de la pradera tierna de su origen."

Al arquitecto Swinnen y su familia se lo solía ver además en las misas de los domingos y en todas las actividades organizadas por la Iglesia Católica. Este acercamiento a la Curia y su vinculación con el gobierno provincial y municipal le fueron propicio para ser contratado para sus obras de arquitectura. Cuando fue remodelada la Iglesia de Victorica para el Centenario del pueblo el año 1882, él fue autor del proyecto y director de la obra.

Jaak como se lo llamaba familiarmente y entre sus amistades, murió a los 76 años, habiendo dejado en La Pampa y particularmente en Santa Rosa parte de su trabajo arquitectónico y en el seno de su familia gran parte de su obra pictórica, aunque alguno de sus oleos integran el acerbo del Museo de Bellas Artes de Santa Rosa.

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