lunes, 5 de noviembre de 2012

LEONARDO FAVIO

NOTA I
El argentino, cuyo nombre artístico nos es ampliamente conocido como Leonardo Favio, nació en la provincia de Mendoza y falleció en Buenos Aires un 5 de noviembre del 2012, a la edad de 74 años.

Ahora es ampliamente reconocido como Director de Cine, pero en los finales de la década de 1950 y hasta mediados de la década de 1960 lo supimos admirar por sus grandes éxitos como cantautor y su participación en varias películas como actor.

Allá en nuestra Victorica natal en el cine Armonía lo supimos ver en "Fin de Fiesta" y "La mano en la trampa" el año 1960. "El bruto" en 1961, "Los venerables todos" en 1962. "La terraza", "Ella vuelve desde la mañana", "Paula cautiva" y "El octavo infierno" todas del año 1963 de distintos directores, con los cuales Favio aprendió seguramente algunas cuestiones fundamentales para lanzarse luego a rodar sus propias peliculas como director.

Después, en los mejores cines de Santa Rosa, la Capital de La Pampa, asistimos la proyección de "El ojo que espía" del prolífico director Leopoldo Torre Nilsson.

En abril del año 1973, un año con dos elecciones presidenciales y cuatro gobiernos nacionales, Leonardo Favio, que ya había filmado y presentado con éxito su opera prima declara al periodismo, ante la presentación de su película "Juan Moreira" con Rodolfo Beban en su papel protagónico: "Mi cine será popular o no será nada".

Con ese lema y basado en esos principios Favio transitó toda su vida, y produjo todas sus películas, las que integran un capítulo fundamental de la cinematografía del nuestro cine nacional.


Leonardo Favio escribió este poema, donde él reconoce el papel de quien utilizando una cámara registra aspectos de la vida cultural, política y social de un pueblo.

"NUESTRO OFICICIO"
"Quien nace cineasta viene con una urgencia:
utilizar o fabricar imágenes para testimoniar la Historia,
transmitir el asombro, los sueños, la Poesía.
Esto no es nuevo, siempre fue así...
el narrador que nos precedió, el más remoto,
se ahonda en el misterio de los tiempos.
Lo hizo Dios como herrmaienta
para contar su obra, la creación, la vida.
Yo diría que la primera proyección la provocó
la estela errante de una estrella
y el primer narrador fue ese lejano padre
que al verla transcurrir le transmitió el asombro
de esa maravilla a su circunstancial compañero
con un gesto, porque aún no se había afinado la palabra.
Pasado el tiempo hilvanó el sonido y le dijo estrella a la estrella
y narró su caída, y al fuego, fuego y describió para asustarnos
el infierno y suavizó el sonido y le narró la vida
y le brotó algún canto y les contó de las flores,
del amor y sus frutos.
Día a día fue mejorando la técnica
de la fascinación y el asombro y dijo:
"Yo quiero que no se acabe el Hombre"
y lo raspó en la piedra y pasaron los tiempos
y trazó su aventura en las cuevas de Altamira,
pero no le bastó, y con los siglos
dibujó la palabra y la incrustó en la arcilla.
Es así como hoy permanecen nuestros remotos nacidos "para siempre" y que hoy son arena...
Ese es nuestro oficio... testimoniar el llanto,
testimoniar la historia, cantarle a la pasión,
a la poesía: ser memoria."
               Leonardo Favio

Fuente: Biondi, Hugo "Sin renunciamientos, el cine según Leonardo Favio" con colaboración de Adolfo Fonsalido. Corregidor- 1ra Edición octubre de 2007 Buenos Aires, Argentina.

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