miércoles, 17 de octubre de 2012

OCTUBRE DE 1945

La gesta de los sucesos del 17 de Octubre del año 1945 tiene varias versiones como corresponde a los hechos importantes de la historia.

Una versión es la que ha sido escrita por los adictos al Coronel Perón y que fueron leales con el, antes y después de esa fecha fundacional del peronismo. Otra versión ha sido escrita por los opositores a Perón, tanto internos como externos.

Pero también existen en distintos libros publicados, la propia versión de los hechos de aquel día que dio el General Juan Domingo Perón muchos años después.

"Mientras la Capital del país se organizaba en movilización, gracias al impulso que también le dio Evita, el interior comenzó a disponer huelgas orgánicas de carácter revolucionario, labor que deben a la mentalidad organizativa del Director General de Delegaciones Regionales, el capitán Héctor F. Russo, cuya dependencia estaba adscripta a la Secretaría de Trabajo y Previsión".

"En Tucumán, los obreros se habían decidido a avanzar a la Capital, pero el Teniente Coronel Fernando Mera, jefe de la 5º Región Militar, les dijo que como el ejército es carne del pueblo, su grupo no sólo no reprimiría sino que acompañaría a los trabajadores a defender el gobierno del pueblo. Esto fue lo que incidió más que Perón en el hecho de que los militares recapaciten."

"Cuando la situación se puso más espesa, fue en el momento que advirtieron que probablemente la única persona que podía evitar una posible guerra civil estaba impedido de su libertad. Mis incondicionales vinieron a verme, les pedí que salieran a la calle y coordinaran con los obreros una acción conjunta como medida para calmar los ánimos".

En estos tres párrafos Perón deja constancia de cierto grado de intervención de Evita, de la decisión del grupo de militares adictos de no reprimir y de ponerse a la cabeza de la estrategia de movilización obrera a través de sus incondicionales.





Juan Domingo Perón al lado del General Farrell presidente de facto en los balcones de la Casa Rosada en la noche del 17 de octubre de 1945, esperando que el pueblo que llenaba la plaza se calme para que pueda dirigirles la palabra

"El coronel Juan N. Giordano, junto con el jefe de policía Mittelbach arreglaron con el contingente pero también advirtieron a los jefes contrarios que si la Marina disparaba desde el río hacia Buenos Aires ellos tomarían represalias contra sus familiares. Desde el martes 16 había comenzado a desplazarse una gruesa columna de Avellaneda a Plaza de Mayo."

"El grupo de Cipriano Reyes, del gremio de la carne, también abandonó su trabajo y se sumó al movimiento popular. Así en forma tan espontánea, se reunió el Comité Central Confederal de la CGT que resolvió la huelga general revolucionaria por 48 horas."

"Mientras tanto habían venido a verme varias personas con la intención de trasladarme las nuevas informaciones. En un momento estábamos el general Tanco, Quijano, Velazco, Antille, Pistarini, De la Colina, Benítez, Lucero, Molina, Uriondo, Herrera y yo. La gente entraba y salía, también estaba el Dr. Mazza y otros que ya no recuerdo. Mantuvimos una larga conversación".

"Estaban todos muy emocionados y con una confianza ciega en el futuro. Me dijeron sobre la gran marea humana, sobre los intentos infructuosos de Farrell para calmar a la multitud. Sobre las promesas de Avalos de que no se eliminarías las conquistas sociales. Yo lo miré a Tanco y le pregunté: ¿Hay mucha gente?... Realmente hay mucha gente...che?... Nunca lo había tuteado. Habría muchas cosas que a partir de ese día haría por primera vez."

"Mientras tanto la Plaza de Mayo estaba sitiada y el general Avalos dentro de la Casa Rosada era un león enjaulado en el centro de la tormenta. Miles de trabajadores se habían instalado en las puertas del Hospital Militar. Al final, Avalos pudo salir del confinamiento popular y vino a hablarme. Conversó conmigo sobre la situación y me expresó sus deseos de que hablara al pueblo para calmarlo e instarlo a que se retirara de la Plaza de Mayo."

"Al atardecer me llamó Farrell con el mismo objeto; y también me visitó Pistarini, siempre con el oportuno consejo y buen juicio de su experiencia." (En este párrafo Perón recuerda la actuación del general Juan Pistarini por quien guarda un gran respeto. Pistarini fue su Ministro de Obras Públicas y en esa función se hizo muy amigo de Evita, quien a través de la Fundación llevó adelante muchas obras para los niños, los ancianos y las mujeres. En 1949 Pistarini llega a Victorica en un tren especial, acompañado de su esposa a inaugurar el nuevo edificio del Hospital que fue bautizado con el nombre de su señora madre Luisa Pedemonte de Pistarini).



"Después me enteré que Farrell, Avalos y Vernengo estuvieron virtualmente sitiados en la Rosada y sin saber que hacer. Vernengo le propuso a Avalos disolver el problema a balazos a lo cual Avalos le contestó que lo debía decidir el presidente. Farrell se negó. El no iba a tirar contra el pueblo. Claro, presos allí..., ¡encima pretendieron dirigir alguna palabra y recibieron sólo insultos...¡"

"Al final me fueron a buscar... Yo pedí varias condiciones: la primera que Vernengo se mandase a mudar. Después, desde allí, llamé a los dirigentes obreros, nos encontrábamos todos con Farrell y llegamos a un acuerdo."

"Los obreros sostenían que todos, incluso Farrell, habíamos sido traicionados por agentes de la oligarquía, entonces exigían la renuncia de todo el gabinete y de los traidores. Así se hizo."

FUENTE: Pavón Pereyra, Enrique "Yo Perón", Editorial MILSA, Segunda Edición, Buenos Aires agosto de 1993.

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