martes, 15 de mayo de 2012

LA ORQUESTA


Don Modestino Pérez, desde muy niño, le interesó la música. Recién estaba dejando los pantalones cortos, cuando aceptó la oportunidad que abrió para los jóvenes de Victorica, la llegada del pianista don Teodoro Ruiz.
Aprendió a solfear, y después de algunos meses la Banda de la Municipalidad del pueblo comenzó a realizar ejecuciones domingueras en la plaza, en las Kermeses o en la Sociedad Italiana.

Después llegó la crisis del año 1930 y la pobreza, el desempleo, la sequía, los vientos, la calamidad de la ceniza volcánica y hasta la plaga de la langosta. Eso repercutió no sólo en las familias, en los productores sino también en las arcas municipales. A consecuencia de las restricciones financieras el subsidio que recibía el director de la Banda se canceló, con lo cual el Director Ruiz se fue del pueblo y no hubo más Banda Municipal de música, algo por lo que había luchado tanto el maestro y concejal Félix Romero.


Modestino Perez abriendo su bandoneón, a su lado su alumno Pedro López, con el que formó el primer duo que dio origen y abrió paso a la posterior orquesta



Después de trabajar algún tiempo en Carro Quemado en el Almacén de don Isidoro Orgales, se decidió a invertir sus ahorros en la compra de su primer bandoneón. El agente de policía del Destacamento de apellido Pampiglioni, que sabía tocar el instrumento, le enseñó las primeras lecciones que complementaron sus conocimientos adquiridos a través de un folleto del método práctico.

Modestino Pérez al centro junto a su alumno en bandoneón Carlos Leyton y a su derecha, en batería Carlos "Pelado" Gesualdi


El joven Pedro López, cuando terminó su aprendizaje, se abrió del duo que formaban con su maestro y se largó por su cuenta. Pero lo hizo quedar mal a su ex socio al hacer correr el rumor que Modestino "tocaba de oido".

Al enterarse de esta calumnia, Modestino utiliza la ironía y bautiza a su nuevo conjunto musical con las siglas de la frase "Yo toco y enseño de oido", por lo cual en el frente de la batería hizo escribir Típica YTYEDO.

Esta ocurrencia de Modestino se mantuvo en la memoria colectiva   victoriquense y los periodistas e investigadores que escribieron las revistas y los libros del 70º, 80º, 90º aniversarios del pueblo como el del Centenario en 1982 recogieron la anécdota.

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