El tema referido a la Guerra de Malvinas es complejo,
tiene varias vertientes y es muy sensible a los sentimientos y no se agota en
la Guerra de 1982, que dejó muchas víctimas, héroes y mártires. Porque hay un
antes y un después de la misma que no podemos obviar para intentar comprender
en qué situación estamos hoy.
En el contexto anterior hay
que recordar que el 24 de marzo de 1976 hubo un golpe de Estado, merced al cual
el Partido Militar desplazó al Gobierno Constitucional, electo en 1973 con más
del 60 % de los votos. Era el último de los gobiernos democráticos en el Cono
Sur del Continente Americano, en ese momento.
Desde allí se instauró una
dictadura cívico-militar, que aplicó a fondo las normas de la Doctrina de la
Seguridad Nacional, en el marco de la Guerra Fría, que dividía al mundo en capitalistas y
comunistas.
Dicho esto hay que hacer
memoria además, que el proyecto político que puso en vigencia el Partido
Militar, fue contra la subversión, pero también contra el Estado y contra el
sistema industrial argentino, que había generado una poderosa central sindical.
Recuerdo que entre 1977 y
1982 iba a Buenos Aires a comprar libros para nuestra Librería y en una
distribuidora llamada “Tres Américas”, me permitían pasar al depósito y de allí
elegía lo que me interesaba. Recién poco después cuando la policía de Victorica
pasó con la lista preguntando por ciertos títulos y autores, me enteré que
había una “lista negra”, que en 1980 prohibió en las escuelas hasta “El
Principito”.
El ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz y sus “Chicago Boys” pusieron
en vigencia el liberalismo económico decimonónico, reciclado bajo la máscara del
neoliberalismo, clausurando la etapa de sustitución de importaciones. Se
instaló la “apertura de la economía”, la “subsidiariedad del Estado” y la más
cruda “eficiencia económica”.
La apertura de la economía
fue combinada con una nueva Ley de Entidades Financieras, que abrió las puertas
a capitales extranjeros, al esquema de la “financierización” y la especulación,
con una fabulosa “bicicleta financiera”. Las “mesas de dinero” convirtieron al
país en un gran casino.
A eso se le agregó el
desmantelamiento de las Empresas del Estado, las privatizaciones y las
tercerizaciones con la finalidad de ralear los afiliados a los más poderosos
sindicatos. Débora Giorgi, la actual Ministra de Industria recuerda que entre
1976 y 1983 la ocupación en el sector industrial cayó casi un 35 % y que el PBI
industrial del año 1982 fue un 15,7 % inferior al de 1975.
El slogan era “Achicar el
Estado es agrandar la Nación”. Y luego cuando trascendió a nivel internacional
el terrorismo de Estado que montaron para la eliminación de personas, los
idiotas útiles utilizaron “Nosotros somos derechos y humanos” que había
vociferado el gordo José María Muñoz congraciándose con la dictadura de Videla,
que utilizó el Mundial de Fútbol de 1978 para permitir manifestaciones
populares en las calles.
Debemos recordar también que
Videla y la primera Junta Militar integrada por Massera y Agosti, estuvieron a punto de embarcarnos en una
guerra con Chile por el tema del Beagle en diciembre del año 1978.
Cuando se pone el foco en el
aspecto económico de la dictadura, es posible observar que el esquema inventado
por Martínez de Hoz, de la famosa “Tablita”, mediante la cual tenía artificialmente
controlado el valor del dólar, explotó inmediatamente cuando fue desplazado del
cargo con la salida de Videla. Su sucesor Dr. Ssigaut nos legó una famosa frase: “el que
apuesta al dólar pierde” y el valor de la divisa saltó por el aire y la moneda
nacional se desvalorizó profundamente, creciendo la pobreza y la indigencia.
El fracaso de la gestión del
segundo presidente de facto y su ministro de economía Sigaut fue rotundo, por
lo que el Partido Militar se dio su propio golpe y destituyó al general Roberto
Viola, se hizo cargo del mando el hasta entonces Jefe del Ejército Leopoldo
Fortunato Galtieri.
No hay que olvidarse que Galtieri
vino a La Pampa, porque en el edificio de la Escuela Hogar de Santa Rosa se
habían instalado las tropas y el Comando del IV Cuerpo de Ejército.
Después participó el 12 de
febrero de 1982 de los festejos del Centenario de Victorica. En esa oportunidad
hizo una reunión con toda la dirigencia política nacional que adhería al
Partido Militar, entre las que se encontraban representaciones de más de 12
provincias incluyendo a La Pampa con el gobernador de entonces y el líder
Ismael Amit.
El “Proceso”, aspiraba a tener su descendencia y desde primer momento abrigó e impulsó El MON (Movimiiento de Opinión Nacional) con Videla, la “Convergencia Cívico-Militar” con Viola o la “Tercera Fuerza” con Galtieri, pero fueron estériles, no pudieron engendrar.
El “Proceso”, aspiraba a tener su descendencia y desde primer momento abrigó e impulsó El MON (Movimiiento de Opinión Nacional) con Videla, la “Convergencia Cívico-Militar” con Viola o la “Tercera Fuerza” con Galtieri, pero fueron estériles, no pudieron engendrar.
Ya en diciembre de 1981 el
Comandante de la Armada había propuesto a la Junta la idea de recuperar los
archipiélagos australes, un antiguo proyecto de Massera.
Es que la idea era buscar un
tema para correr el eje del conflicto interno, dado el descongelamiento político
en marcha y de los movimientos de reclamo sindical cada vez más fuertes.
No debemos olvidar que en
Agosto de 1981 vino a Santa Rosa, el Doctor Deolindo Felipe Bittel, el
dirigente Justicialista, con quien mantuvimos una reunión en la sede partidaria
cuya restitución se hizo en ese acto. Bittel había sido el autor de un duro
informe sobre la situación de los derechos humanos ante la Comisión
Interamericana que nos visitó el año 1979.
Galtieri y la Junta Militar,
creyeron que ir a Malvinas iba a ser nada más que un paseo, intuían que Estados
Unidos se iba a mantener neutral y que Inglaterra no iba a entrar en guerra por
unas islas que solo le estaban consumiendo millones de presupuesto sin
contraprestación.
Cuando entramos en guerra, la
situación se vivió muy distinta, según fuera donde estuviese viviendo o
trabajando cada uno de los dirigentes o personas. La guerra donde se vivió y
sufrió más de cerca fue en las provincias de la Patagonia Sur. Y en Santa Cruz
vivía la familia Kirchner.
Ha sido la Presidente
Cristina Fernández de Kirchner que ha dispuesto la desclasificación como
“secreto” del Informe Rattenbach, merced a lo cual podremos informarnos de las
falencias, errores, improvisaciones, e irresponsabilidades que se cometieron
por los que detentaban el poder usurpado.
La actual política de
Malvinas, no es una cortina de humo, es un nuevo enfoque, más integral, que
intenta presionar por todos los medios pacíficos a Inglaterra para que se
siente a negociar una salida acordada a esta situación colonial de Malvinas,
pero que tiene en juego poderosos intereses de por medio.
Muy lo referido a Malvinas
ResponderEliminardificil para escribir todo esta plana :(
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