viernes, 8 de octubre de 2010

LA EPOPEYA DE LA ALFALFA

La visita de Molins (Nota final)
Cuando el año 1917 llegó de visita el periodista del diario La Nación, Wenceslao Jaime Molins, al Territorio Nacional de La Pampa, alcanzó a ver algunos sembradíos de alfalfa y escuchar los comentarios sobre las perspectivas de la agricultura y sobre todo el futuro de la alfalfa en el Departamento Loventué.

Escribe Molins al respecto en su libro: “Los campos de Victorica por sus condiciones agrológicas, son buenos para cultivos de forrajeras. La tierra, arenosa y morena, es propicia a la alfalfa. Los primeros alfalfares los inició en la región y en 1898, don Máximo García. Estos ensayos en su establecimiento Carro Quemado, fueron una comprobación. Le siguieron en la prueba, don Alberto Sidebottom, en La Isabel; don Alfonso Capdeville, -el pujante francés-, en sus campos de Telen; Von Bernard, en Poitahué y Armando Lernoud, en La Morocha. Actualmente la superficie alfalfada de Victorica puede calcularse en una extensión de 80.000 hectáreas”.


En realidad para el momento en que escribe Molins, la situación era bastante distinta a la de la década anterior. Por ejemplo, en lo que hace a las precipitaciones el año 1906 llovieron 1.0004,1 milímetros, en 1907 se registraron 680,1 al siguiente tan sólo 437,2 mms. Y el año 1909 escasamente se alcanzó 300,4 mms. Recién el año 1914 se volverá a superar el nivel de los 500 milímetros, pero el año 1916 vuelve a darse una sequía espantosa con un registro anual máximo de tan solo 211,5 milímetros.(Datos del Jefe Estación del Ferrocarril Oeste de Victorica)

Además acoto que, para esa fecha del raid periodístico de Molins por la zona, por ejemplo Alfonso Capdeville ya no estaba en Telén, dado que había abandonado todo y se había refugiado en su nuevo negocio minero allá en “El Sosneado” en la provincia de Mendoza. Para ese momento el “Banco de Crédito Rural” fundado por Capdeville y varios inversores más, ya había cesado y estaba en liquidación.





Don Alfonso Capdeville de traje blanco, posa junto sus hijos y amistades en la casa de familia "El Alto" en Telén



El inefable francés no pudo hacer realidad sus vaticinios de salir airoso con el arado y la cosechadora. La naturaleza puso sus límites estrictos a la zona comprendida al oeste de la isohieta de los 500 milímetros, la primera guerra mundial que comenzó en 1914 y la caída de los precios internacionales, conformaron una combinación difícil de sobrellevar para quienes estaban con un grado de endeudamiento importante.

Asimismo vale tener en cuenta las palabras que al respecto le dice uno de los productores agropecuarios mencionados más arriba a Molins. En la entrevista que tiene con Lernoud, escucha la voz de un hombre con experiencia, muy preciso en sus juicios: “La alfalfa da bien, siempre que la lluvia sea pródiga,-nos dice—Hay que refinar el campo paulatinamente, pues por la flojedad de la tierra, resulta que con un par de aradas se forma médano. Al comienzo sembramos de 6 a 7.000 hectáreas. No llovió y se perdieron. El agua es problemática, además. Las napas corren de diez a quince metros, pero suelen estar a profundidades no menores de cien. El anterior fue un año pésimo para la alfalfa.”


Molins no lo encuentra en Victorica a don Máximo García y por eso en su libro no agrega entrevista alguna, porque el pionero estaba viviendo en el campo “El Fortín”, donde se había trasladado con su familia. Los caminos en ésa época eran huellas a veces casi intransitables. Por eso su información con respecto a los logros de Máximo García son incompletos.

A pesar de ello escribe este párrafo, probablemente abrevando en consultas a personas o al periódico local “El Heraldo” que había comenzado a publicarse en 1909: “Sin duda alguna, el más empeñoso cultivador ha sido Máximo García, quien por la excelencia de sus semillas, obtuvo premios de valía en el concurso organizado por el Ministerio de Agricultura en 1909, y en los de la Bolsa de Cereales de 1910 y 1913.”
Como se desprende de nuestra nota anterior, Molins no menciona el premio de la Sociedad Rural de 1910 y tampoco el obtenido en 1911 en Torino (Italia).



En la Memoria del año 1910 elevada por el Ministerio del Interior al Congreso de la Nación, en el segmento referido a “Pampa Central” se puede leer: “El año se ha presentado propicio para la cosecha de la semilla de alfalfa producto de tan buena calidad en el territorio y que tiene tan buen precio ($ 1 m/n el kilo). Se estima la producción de 1.500.000 kilos, lo que vendrá a mejorar, en forma apreciable, la situación de las localidades productoras de este artículo dada la cantidad de propietarios de pequeñas extensiones que han sido beneficiados y la circunstancia de ser la alfalfa un cultivo que, por lo general lo hace el dueño de la tierra.”


Expresa Fernando Araoz en “La Pampa Total” en el volumen “Aspectos Geográficos” que “Los pueblos del NE de La Pampa quedaron arrinconados contra la cuña boscosa del caldenal, muy cerca de la isohieta de 500 mm (cosa grave no tanto por la cantidad de lluvia, sino por las irregularidades de las precipitaciones según el año…”


Por supuesto que mucho más grave aún fue para los productores del Departamento Loventué que se volcaron a la agricultura de secano en una zona marginal. Como el mismo Araoz expresa, quedaron limitados a “una agricultura-lotería respecto a las cosechas” justamente por esa marginalidad que no permitía levantar cabeza con una buena cosecha cada tres o cuatro años.




El requien para la agricultura y la alfalfa en aquella zona se produjo con la crisis internacional de 1929 y los años malos de la década del treinta, que castigó no sólo con sequías, vientos que volaron los campos, sino también con cenizas volcánicas y las langostas depredadoras de los cultivos, que al ser combatidas en el norte bajaron hacia el centro del país.
Los pioneros de la alfalfa, algunos se constriñeron a la ganadería, otros vieron mermar sus patrimonios y unos pocos alcanzaron a escapar del fracaso.

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA
1.- Defougeres, Miguel “Guía de la Pampa Central” editada el año 1906
2.- Wenceslao Jaime Molins, “La Pampa” libro editado el año 1919
3.- Colombato, Julio A., “Trillar era una fiesta” Tomo I “La quimera del trigo” paginas 49 a 121, editado por el Instituto de Historia Regional de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa, Santa Rosa agosto de 1995.
4.- Ana María Lassalle-Andrea Lluch “Arando en el desierto. Itinerario fotográfico de la colonización de Telén. Pampa Central, 1900-1914”, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de La Pampa, Santa Rosa, mayo de 20001.
5.- Héctor Walter Cazenave, “Campo pampeano. Orígenes y desarrollo de la agricultura, 1880-1915, editado por la Asociación Agrícola Ganadera de La Pampa, Santa Rosa, septiembre de 2006
6.- Roldán, Luis Ernesto, “Historias de Vida” editado en Santa Rosa (La Pampa) año 1999.
7.- Newton, Jorge “Historia de la Sociedad Rural Argentina”, Editorial y Librería Goncourt, Buenos Aires junio de 1966
8.- Araoz, Fernando, “La Pampa Total”, Santa Rosa, septiembre 1991, primera Edición.
9.- Luch, Andrea, “Memorias de Gobernadores del Territorio Nacional de La Pampa, Volumen III, Santa Rosa – La Pampa, 2006

OTRAS FUENTES CONSULTADAS
Blog “Aires de Nostalgia” de Sara I. García
Correspondencia particular de Ruben Gómez Luna

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