lunes, 26 de abril de 2010

LOS CONCHADO

La familia Conchado
Hace pocos días se produjo el fallecimiento en Santa Rosa, donde vivía desde hace varios años, de Roberto Antonio “Beto” Conchado, uno de los hijos del matrimonio entre don Florencio Conchado, español y doña Trinidad Aguiar.

Los Conchado eran oriundos de Victorica, vivían en la cuadra de la calle Coronel Ernesto Rodríguez, entre Adolfo Corvalán y Jaime Sidebottom. Contigua a su vivienda hacia el lado de la plaza estaba la verdulería de don Urmente Gil y para el lado de Los Pisaderos, la Barraca que regenteaba don Eladio Rodríguez.

Además de Roberto, integraban la familia, Mario, que aún vive en la casa paterna en Victorica, Eduardo “Lalo” que supo vivir algunos años en Buenos Aires, y regresó a Victorica para formar familia, después estuvo residiendo varios años en Santa Rosa y el año pasado regresó definitivamente a Victorica. Eduardo se casó con Olga Torres, de cuya unión nacieron ocho hijas.

La familia también estaba integrada por tres mujeres, la mayor Mary de apodo "Ñata"que vivía en Buenos Aires, que se había casado con un señor de apellido Secreto, Esperanza, apodada “Porota” que se casó con Osvaldo Cernicharo y Eve que se casó con “Coco” Julio y después de algunos años se fueron a vivir a Buenos Aires. "Porota" falleció el 12 de noviembre del 2009, la ha sucedido su hija Alicia que se casó con Alberto Kenny, que continúa viviendo en Victorica.


Quien levanta la copa y el vaso al centro es don Florencio Conchado, festejando en el comedor de su casa el triunfo en una carrera de Karting, a la derecha "Gofio" Di Dio, uno de los pilotos. El niño con cuello de camisa marrón es su nieto Mario Secreto que se crió y se educó en Victorica desde el primario hasta el secundario.

El más chico de todos era Omar, que trabajó también en la empresa familiar, hasta que se independizó. Estaba casado con una de las hermanas Cortéz. El rubio de los ojos celeste falleció el pasado 23 de septiembre de 2009.
Los Conchado se dedicaban a la instalación de molinos, arreglos de aguadas y perforaciones de pozos, no sólo en el pueblo sino en los campos y chacras de los alrededores de Victorica y su amplia zona.


El “gallego” Conchado como le llamaban todos, aunque no sé si era procedente de Galicia (1) o por esa costumbre argentina, era la competencia por aquellos años de los vascos Berazategui, que eran del oficio, trabajo del cual participaba también uno de los Aguiar y don Casimiro Pérez Casas y sus hijos, otro español.


Supieron tener mucho trabajo en la década del cincuenta y del sesenta, lo que les permitió expandirse y adquirir un camión Ford nuevo para transportarse con el personal y las herramientas.


Junto con ellos también trabajaban de peones “Pancho” Seivane que vivía dentro del predio de Los Pisaderos y años después incorporaron al más chico de los Pérez, con el que fuimos compañeros en la escuela primaria.


A principios de la década del sesenta ya don Florencio, entrado en años y con varias campañas encima viviendo en carpas, se había retirado del oficio, dejando la empresa en manos de Roberto. Solíamos compartir la mesa de chinchón, del mus y del tute cabrero con él, Zacarías Cuello, el “manco”, Tomás Arostegui, Jesus Ollo de General Pico, Vicente Serraino, Cirilo Zaldarriaga y don Lorenzo Cazaux


Facsimil de una factura por trabajo realizado a la Asociación de Beneficencia de Victorica el año 1930, que solventaba las inversiones y los gastos de la Sala de Primeros Auxilios.


Supe ir a la casa de los Conchado para que doña Trinidad me curase el empacho. Ella al igual que la señora de Torino, utilizaba el método del centímetro y después de los tres días, de medir y rezar, recomendaba la consabida purga de aceite ricino para terminar el “tratamiento”.


Omar solía participar del grupo del barrio para jugar al futbol, al softbol, con los barriletes, a las bolitas y con las figuritas, además de las grandes persecuciones entre indios y cowboys o entre ladrones y policías.


Roberto se puso de novio con una de las hijas de don Salvador Abdala, Olga Beatriz con quien formó familia y en el seno de la cual nacieron dos hijos.
Los Conchado eran asiduos concurrentes al futbol de los domingos en la cancha de Cochicó. A las carreras de caballos, al cine, a la confitería y al Club Social. Fueron también fanáticos del karting.

(1) Según nos ha escrito una de sus nietas don Florencio era del pueblo Dornera de la provincia de Galicia.

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