lunes, 5 de octubre de 2009

PARTIO LA NEGRA SOSA

Ayer falleció Mercedes Sosa, conocida popularmente como la “Negra”, una de las cantautoras más sobresalientes que ha dado Tucumán a la cultura Argentina y Latinoamericana.
Vaya nuestro homenaje y nuestro recuerdo a su memoria. Cuando nos debemos referir a estas grandes personalidades de la cultura las palabras sobran. Por eso y como testimonio de este día de duelo nacional, agrego algunas fotos un poema y la reflexión del Secretario de Cultura de la Nación.
Cantando con otras dos mujeres del canto nacional y popular: Liliana Herrero y Teresa Parodi en una presentación, recuperada la democracia, en la Casa Rosada.

Uno de los más bellos trabajos que grabara en 1989. Una investigación histórica de Félix Luna y acompañada del excelente pianista Ariel Ramirez, Mercedes Sosa, nos dejó este magnífico album, en el que se incluye "Alfonsina y el mar".


Una cosa Sosa
Por Juan Sasturain


Mercedes era una cosa Sosa. /Con mayúscula, digo: tucumana/
cantora sola, voz soberana,/ clase de una, negra y golosa.


Pero ante todo, fue generosa/ con el verso y la oreja americana./
Nos cantó a don Ata y a la hermana/ Violeta, al Cuchi y a Zitarrosa.


Mercedes hizo su destino en vida.
Más allá del aplauso y de la fama
encarnó a la Tierra.


Confundida en piedra y consumida en llamas
queda la imagen final, tan parecida
a un Buda criollo, a la Pachamama.

Dos ídolos de la cultura nacional y de la música universal. Mercedes Sosa que nació del ámbito folklórico pero que recorrió varios géneros y Roberto Sanchez "Sandro" el mejor cantautor del género romántico, después de haberse iniciado en el rock.

Mercedes Sosa canta junto con uno de sus tantos entrañables amigos el cantautor argentino Leon Gieco.

Por Jorge Coscia *
Es curioso este viaje que acaba de emprender La Negra Sosa. Porque acaba de soltar sus amarras y, sin embargo, sigue aquí con su gente, atada irremediablemente a nuestra vida. Ni ella acaba de irse ni nosotros dejamos que consume su partida. Permanece callada, quieta como la tierra que nos nutre y contiene. De eso se trata, pues; de una presencia que supera al tiempo.

Es que la esencia del arte de Mercedes no residía en su voz, aunque su voz fuese tan portentosa como única. El signo que verdaderamente la distinguía era esa marca ancestral que la hacía hija del más arcaico horizonte americano. Los antiguos dioses andinos aureolaban su cabeza, dotándola de un poder hermético, mineral. La Pachamama encarnaba en ella con la naturalidad con que el sol sucede a la luna y la luna al sol; era de ese silencio milenario y ritual que brotaba su voz: como una flecha dirigida al cielo, como un trino sutil o como un trueno temblando entre los cerros.

Y si ese origen mítico alumbra su inmenso arte de cantora, su voluntad de mujer comprometida con el pueblo y con la época que le tocaran en suerte nos aclara otras facetas igualmente relevantes de su vida: su denuncia de la injusticia y su repudio a la entrega del país le valdrían la prohibición y el exilio durante la dictadura genocida que hundiera a la Nación en un mar de sangre.

Tanto las virtudes innatas como las adquiridas a través de la más dura experiencia llevarían a La Negra a convertirse en lo que fue durante todos estos años y en lo que continuará siendo para siempre: un símbolo vibrante de la Argentina más profunda y raigal, una conciencia viva del ámbito aun inacabado de la Patria Grande, una intérprete que transformaba las músicas que le entregaban hasta el punto de fundirlas y recrearlas en una dimensión intemporal y mágica, ascendentes como el vuelo de un cóndor, anónimas como un canto abandonado al viento.
* Secretario de Cultura de la Nación.

NOTA: El poema y la nota se han tomado del diario Página 12 y las fotos de "Critica Digital"

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