martes, 21 de julio de 2009

RETROCESOS EN EDUCACION

Se le aceptó la renuncia al cargo de Ministro a Tedesco, quien había llegado al mismo en abril de 2006 como Vice de Daniel Filmus. Quien ahora lo reemplaza es Alberto Sileone actual Viceministro de la cartera, quien se ha desempeñado tanto en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como en la Provincia de Buenos Aires en cargos ejecutivos del área.
No puedo asegurar, como lo hacen algunos medios, que el cambio del ministro de Educación de la Nación, tenga que ver con el resultado electoral del 28 de junio pasado.
Lo que si me parece es que puede estar relacionado con los pobres resultados que está consiguiendo la Argentina en materia de Educación a nivel provincial, nacional y aún internacional.
Ya he comentado en otra nota que en el 2º Estudio Regional realizado por la UNESCO en 16 países de América Latina y el Caribe, sobre lectura entre alumnos de 6º grado, la Argentina se ubicó en el 2008 en 8º lugar después de Cuba que encabezó el ranking, de Costa Rica, Chile, Uruguay, México, Brasil y Colombia.
No haré otros comentarios, pero solo intentemos una reflexión comparativa de la situación económica, y social de esos países que están delante de nosotros.

El año 2008 la UNICEF desarrolló un Seminario Internacional de Educación Media y allí nos enteramos que sólo el 48,5 % de los alumnos que concurren a la Escuela Secundaria/Polimodal terminan el nivel y logran diplomarse a tiempo.
Tedesco, quien disertó, dijo en aquella oportunidad que “declarar la obligatoriedad de la educación secundaria necesita de niveles de equidad” y que “requiere de esfuerzos del Estado en el financiamiento, en asegurar el equipamiento técnico de alta calidad” a lo que agregó también que “sus contenidos curriculares logren la cohesión de todas las clases sociales.”
Particularmente no estuve ni estoy de acuerdo con avanzar en la obligatoriedad de la escuela secundaria. Todos los estudios, investigaciones y aún ponencias fundamentadas en análisis serios indicaban, como mucho más ventajoso en avanzar rápidamente en los tramos iniciales como obligatorios. Me estoy refiriendo a la universalización de las salas de 5 años y la de 4 años.
Pero además es necesario avanzar rápidamente en la reformulación de la formación de los docentes y esto involucra no sólo a los Institutos de Formación Terciarios no Universitarios, como al propio Sistema Universitario.
Si más de un 70 % de los docentes jamás ha enviado un correo electrónico, de poco sirve tener equipos de alta calidad en algunas escuelas, que luego permanecen, por motivos de falta de conocimientos, de cultura tecnológica o de presupuesto para insumos, desaprovechados. Y si a eso le sumamos la carencia o dificultades de acceso a software o Internet, no habremos avanzado demasiado y cada vez más, la brecha entre las escuelas publicas y privadas se ensancha.

Pero si a todo esto le sumamos que durante el 2008 el 60 % de los alumnos de todo el país no alcanzó a completar los 180 días de clase establecidos como obligatorios por la ley nacional 25.864 y que el 2009 vamos por el camino de repetir y aún aumentar los días perdidos sin recuperación de clases, estamos ante un problema que no encuentra demasiados ámbitos de preocupación responsable para su corrección.
En el 2006 en la prueba PISA para el área de Matemática para alumnos de 15 años, realizado en 56 países, nuestro país se ubicó en el lugar 53º. Este pobre desempeño fue un poderoso llamado de alerta, que parece no haberse escuchado demasiado.
En el año 2002 luego de la debacle político, económica y financiera, la Argentina decidió discontinuar el programa anual de Evaluación de la Calidad dejando de lado los “Operativos Nacionales de Educación” y también clausurando el Instituto para el Desarrollo y Evaluación de la Calidad Educativa.
Ahora este “juego de la silla”, parece un enroque para ubicar al profesor Juan Carlos Tedesco en un Instituto similar para el planeamiento estratégico y la Evaluación de la Calidad de la Educación. En realidad Tedesco tiene mucho más un perfil técnico para estas áreas que para gestionar el “día a día” de la Administración y Organización Escolar de un país Federal (en los papeles), en una sociedad con baja preocupación por la educación de los jóvenes y con una dirigencia que no dispone de una mirada de “largo plazo”, que trabaja sólo sobre las urgencias y que jamás aceptará que los fondos para el financiamiento de la educación tengan por ley intangibilidad.
Entonces mi pregunta es ¿Por qué, si esto es así, se piensa que ahora Tedesco podrá lograr resultados diferentes desde otro lugar?, con menos presupuesto, con menos poder y menos ascendiente para obligar a los gobernadores a negociar ¿una nueva ley de financiamiento?

Esto me parece, que es más el cansancio moral, que puede haber llevado a este excelente técnico, a dar un paso al costado en medio de la tremenda “caza de brujas” que se ha desatado en el gabinete. Vale recordar que Tedesco y también Filmus, fueron asesores permanentes, casi durante toda la implementación en la Argentina, de la derogada ley 24.195 denominada “Ley Federal de Educación”.
Estoy persuadido que las realidades no las cambian las leyes, decretos o reglamentaciones, sino las voluntades políticas, los acuerdos y consensos entre todos los actores que tienen que ver con el complejo proceso de enseñar y aprender.
Ahora Tedesco dice que hay que diseñar metas para diez años. Estoy de acuerdo, pero la primera meta que debería tener diez años y cumplirse es una nueva ley de Financiamiento. Porque la actual ley prevé sólo el plazo de cinco años de vigencia como lo hacía la anterior y que sufriera sucesivos recortes por las leyes de presupuesto.
Mi última inquietud es ¿Cómo aceptarían las provincias, a las que se les tomó de su parte la mayor porción, para aceptar una prórroga, si antes no se produce la aprobación de una nueva ley de Coparticipación Federal de Impuestos? Porque convengamos en materia de educación la Argentina, y ya ha transcurrido casi una década del vencimiento del capitulo de financiamiento de la Ley Federal, tiene varias incongruencias. A las anteriores, se suma que ahora con “inclusión social” como bandera, con ley de financiamiento específico, estamos obteniendo peores resultados que la década anterior en muchos aspectos.

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