lunes, 9 de febrero de 2009

ANTIGUOS BOLICHES VICTORIQUENSES

Victorica, como todo pueblo de frontera tuvo desde sus inicios los denominados “Boliches”. Los boliches de campaña y los boliches urbanos. Pero no sólo en los “boliches” se expendía bebidas al mostrador, sino también en aquellos que estaban registrados como almacenes. Incluso hasta los de Ramos Generales supieron tener algún sector en el que se vendía bebidas en copa para degustar allí mismo.

Hasta los Hoteles o Restaurantes, también vendían bebidas al mostrador en su bar anexo. En las canchas de bochas o en las de pelota a paleta también se vendía bebida en mesas al costado de las canchas.
Interior del Boliche "La Posta" de Valentín Ramos, sentado a la izquierda, detrás suyo parada su esposa, doña Luisa y tres parroquianos (Ojeda, Martínez y Echeveste). Aquí la tertulia suele ser animada por el "Chicho" Sejas el ciego del acordeón o Alfredito Gesualdi y sus amigos guitarreros. (Foto Jimena Roldán década del 90)

Cuando promediaba la década del sesenta en Victorica estaban activos estos “Boliches”. “La pobrecita” de los Torres. El “Boliche” de Jofré, el del judío Roithman, el de “Pepe” Álvarez, el de Valentín Ramos apodado “la Posta”. A éstos debían sumarse algunos otros de más categoría como la Cantina del Club Cochicó, la “Confitería”.

Siempre hay una ocasión para una discusión y una reyerta cuando los vahos del alcohol destraban la lengua y se pierden los límites de la prudencia.
Tal vez el suceso más impactante en la década del cincuenta fue en el boliche de “Priani”, cuando un hermano mató a balazos al otro hermano.

Recuerdo que mi padre lo comentó en casa, como algo inexplicable, dado que el homicida era un buen hombre, reconocido por todos los amigos, como trabajador y honesto.
A medida que pasaron los años los boliches se fueron quedando con poca concurrencia. Pero algunos que funcionaban en la propia casa de los dueños subsistieron más tiempo.

Cuando regresé a Victorica a principios del setenta y me tocó estar al frente de la Secretaría de la Municipalidad, el Inspector “Negro” Lamónica era quien cobraba las tasas de habilitación a domicilio y quien traía las novedades sobre funcionamiento, cierre y apertura de estos “Boliches”.
 Dos parroquianos habitues diarios de "la Posta". El Boliche tenía el nivel interior más bajo que el de la calle por eso los escalones en la puerta de entrada. Cuando llovía el agua ingresaba al local que estaba justo en la base de la pendiente.

Cuando llegaba la semana de la Fiesta de la Ganadería se abrían algunos de ocasión. La llegada y el afincarse definitivamente de gente del extremo oeste, a veces traían nuevos emprendimientos de este tipo, que probaban el terreno. Ejemplos de estos casos fueron los de Etcheveste, que tocaba el acordeón a piano para deleite de sus parroquianos, los Fuentes que vendieron las ovejas, los caballos y las pocas vacas y se vinieron a las afueras de Victorica y compraron una casa vieja en la que hicieron una ramada a la usanza del campo. Por eso justamente el boliche fue conocido como “La Enramada”, donde muchas veces se supo hacer baile.

En algunos de estos “Boliches” que a veces también atendían “minutas”, se contrataba a músicos para amenizar la reunión y atraer a más parroquianos. En otros el juego de las barajas era un atractivo para matar el tiempo. No en pocas ocasiones era juego clandestino, que originaba procedimientos policiales.

Aún cuando en algunos trabajaba el hombre solo ayudado por algún otro, en los de carácter familiar también la esposa y los hijos ayudaban a presentar mejor el local, las comidas y los eventos que pudiesen realizarse como por ejemplo bailes, o guitarreadas.
A la derecha el "Chino" de la Nava brinda junto con el parroquiano "Tito" Rebollo. En la pared se observan fotos de algunos de los caballos de carrera que supo tener el dueño del boliche.

Menciono como ejemplo de este caso el de la familia Jofré que tenía el Bar el “Diablo Rojo”, nombre puesto en alusión a su fanática pasión por el “Rojo de Avellaneda”.


En algunos de estos boliches han nacido en esas guitarreadas algunas canciones que luego se han afianzado en el tiempo. Incluso algunos poetas han escrito versos pintando el clima y los personajes de alguno de estos Boliches.

Néstor Massolo publico en julio de 1987 su “Coplero de Victorica” (que tuvo la amabilidad de regalarme con dedicatoria), donde hay varios poemas que registran sus percepciones en algunos de estos “Boliches”. El poema Nº 2 lo tituló “Bolichera de ojos vinos” y está situado en el boliche de Etcheveste. El poema Nº 4 se titula “Un boliche, una miseria, un hombre”:

“En el boliche del “chino”/el Pedro tomó una caña
Por cada pobre que sufre/por cada paisano que anda.
Afuera el caldén añoso/ una copla meditaba
Y por la rueda del carro/la hiedra vede floraba.”
El "Chino", hincha de Boca Junior, tenía un televisor en su Boliche, eso es lo que están mirando el y su amigo Rebollo. Este boliche es más paquete porque tiene hasta piso de granito.

La cuarta estrofa dice
“El chino sombrero antiguo/sonreía de mirada
Mejor sonreír por dentro/ que por fuera y no ser nada.”
Y finaliza con estos dos versos: “(por el boliche del chino/ vi. la miseria sentada).”


El “Coplero” está ilustrado en la tapa por el pintor achense Andrés Arcuri y el interior por Osmar Sombra un plástico de Santa Rosa.

NOTA : Jimena Roldán realizó un trabajo de investigación sobre los antiguos “Boliches en La Pampa” para su carrera de Licenciatura en Turismo, en cuya ocasión tomó estas imágenes.

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