miércoles, 17 de septiembre de 2008

"POLA", LA MAESTRA

Hace unos días he leído el reportaje-homenaje a la maestra Hipólita Eguía de Lugones que publicara el diario La Arena, en el día del maestro. Esto me decidió hacerle llegar, por este medio, un cordial saludo, a nuestra estimada y siempre recordada convecina.

Nació justo cuando en la Nación don Hipólito Irigoyen era el líder, a quien su padre seguramente quiso homenajear. Su padre tenía un comercio de ramos generales en sociedad con don Pascual García.

Su madre fue maestra de nuestra madre en Victorica y su hermana Angélica fue nuestra maestra de Primero Superior “B” en la escuela Nº 7 , donde a veces tuvimos como suplente, algunas semanas, a la señora Hipólita. Aquella maestra, de cuya voz todavía las aulas y galerías de la escuela guardan memoria de excelentes discursos y agradables clases, es el prototipo ideal de la persona que sabe lo que quiere.

Pero además de este merecido homenaje en el día del maestro y en su figura a todos los docentes de nuestra provincia, al ver su foto, he querido evocarla también fuera del aula, como la conocían y trataron en su Victorica natal a “Pola”.


En su hogar en General Pico "Pola" a los ochenta y un años con sus mismos gustos.


Hacia finales de la década del cincuenta, cuando Victorica no tenía calles asfaltadas, ella conducía una moto, lo cual era toda una novedad por esos tiempos. Una mujer, maestra, casada con un oficial de policía, que se enfundaba pantalones blancos ajustados y se ponía un casco, y salía a pasear o hacer los mandados en moto, despertaba no pocos comentarios.

Cuando terminé la escuela primaria, me dedique a vender puerta a puerta camisas y en mi valija llevaba algunas cosas para dama. Un día la visité y a partir de allí fue una de mis clientas preferidas. A ella le encantaba la bijouterie, tal cual hoy todavía la sigue luciendo, según puede apreciarse en la foto que ilustró la nota mencionada.

Además usaba camisas, pañuelito al cuello, saco, siempre bien maquillada y peinada. Pero eso no era obstáculo para arremangarse ella misma y dedicarse a cultivar su propio jardín, siempre lleno de flores, al frente de la casa, a una cuadra de la plaza.

Pola era aventurada, decidida y tal cual ella misma lo recuerda, estaba siempre predispuesta para aceptar los desafíos para los que hay que tener carácter. Ella lo tubo, pero además siempre su alegría y simpatía le permitieron abrir las puertas del corazón de muchos alumnos y padres para recorrer, junto a otras compañeras y compañeros docentes, ese fascinante mundo del proceso de enseñanza aprendizaje, que es la educación de personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails