sábado, 19 de julio de 2008

NI HEROE NI PROCER

Por lo general los dirigentes argentinos, de todos los sectores, tienen tendencia a exagerar, algunos más que otros, pero en el fondo, siempre existe una inclinación a agrandar los resultados, a aumentar tanto los buenos, como los mediocres.

Y como no podía ser de otra manera, el mismo comportamiento se está dando ahora, con la decisión que tomó el vicepresidente Cobos, presidente del Senado, en el debate sobre el tema de las retenciones móviles, la que se está valorizando desmesuradamente.

Ni es un héroe ni es un villano. Ni es un patriota, para compararlo con San Martín, quien jamás quiso desenvainar su sable para intervenir en la política interna, en contra de otros compatriotas, ni es un traidor.

La decisión de Cobos no es la de un verdadero demócrata, porque su voto no fue por principios, sino por conveniencia política. Tampoco es un oportunista cabal, porque no podrá pescar casi nada en este río revuelto, en que se ha convertido la política partidaria, los últimos tiempos.

En todo caso si hubo un comportamiento “cochino”, como dice el refrán, “la culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer”.

Y está claro que el que le dio de comer fue una colonia de “Pingüinos” que creyó que hacían una jugada extraordinaria armando la “concertación plural”, con la especulación de matar dos pájaros de un tiro. Terminar con el PJ ortodoxo y quebrar definitivamente al radicalismo, ya fracturado desde el Pacto de Olivos.Estimo que votó con temor, con muchas dudas, con gran ilusión de que el núcleo duro del poder kirchnerista lo iba a entender y comprender. Esa noche vimos a un hombre que hubiese preferido no estar en ese lugar. Al decidir con “el corazón” me hizo acordar cuando un ex ministro de economía radical de Alfonsín, habló con los empresarios para pedirles cooperación con el gobierno y éstos le respondieron defendiendo sus intereses. Entonces el viejo político dijo, “les hable con el corazón y me respondieron con el bolsillo".

Cobos se equivocó porque, no se estaba tratando un proyecto cultural, se estaban debatiendo intereses, sectoriales, provinciales, nacionales, No ideales, sino ideas concretas de cómo se reparte la torta fiscal y el producto bruto interno.

Creo que su análisis de situación estuvo errado, porque, él no es senador. Es el vicepresidente de la Nación y como tal integró una fórmula en la que se supone se iban a coordinar las grandes decisiones, que iba a existir diálogo, consultas permanentes dado el distinto origen ideológico. Pero por sobre todo que se iba a buscar el consenso, pero el “consenso posible”. Luego de terminada esa etapa, viene el momento de votar. Es que la búsqueda de consenso implica la búsqueda de votos. Consensuar implica acordar y esto parece es lo que no hizo el vicepresidente con la presidenta. Porque su voto se podría comprender si hubiese sido previamente acordado o hubiese contado con la anuencia presidencial. No se vota sólo con el corazón, se vota además con la razón y en última instancia con el estómago, que debe estar preparado para digerir sapos políticos.

Cobos no es Judas ni tampoco la Virgen María. Por eso no hay que condenarlo ni levantarle altares.

Me parece que con el tiempo, se transformará en uno más de los “arrepentidos” que van engrosando las filas del fracaso político argentino, integrada por quienes intentan mezclar el agua y el aceite. Ese experimento se ha hecho varias veces y no da resultados satisfactorios. La mala praxis política de la “Alianza” debió haberse tomado en cuenta.

Que la historia me juzgue”, dijo el vicepresidente esa noche. Creo que ya está siendo juzgado, por lo pronto varios fiscales de la republica lo van a acusar.

Es probable, que más allá de sus deseos, su situación dentro del gobierno se haga insostenible y más tarde o más temprano quizás tome el camino del “Chacho”.

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